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Dos trabajadores rellenan las juntas de los últimos sillares que quedan por recolocar en la presa de La Contraparada. FOTOS: GUILLERMO CARRIÓN / AGM

Una presa «para otros 300 años» en La Contraparada

Cuatro meses de obras permiten recomponer el azud con los sillares que en el siglo XVIII colocó Toribio Martínez de la Vega

Domingo, 13 de septiembre 2020, 09:12

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«Esperamos que la presa dure otros 300 años». El arquitecto José Montoro Guillén, encargado de la restauración del azud de La Contraparada, el principal 'monumento' de la huerta de Murcia, se muestra satisfecho del resultado de los trabajos, ya prácticamente acabados. A principios de esta semana solo quedaban por encajar seis de los casi 140 sillares empleados para forrar la estructura, que el abandono y las lluvias torrenciales habían removido de su sitio. Los daños afectaban a una superficie de 300 metros cuadrados.

Después de cuatro meses de obras, con la ayuda de un equipo de arqueólogos, al tratarse de un Bien de Interés Cultural (BIC), se ha conseguido recomponer la presa con las mismas piedras areniscas que mandó colocar, en el primer tercio del siglo XVIII, el ingeniero Toribio Martínez de la Vega, conocido también por su labor en la construcción del Puente de los Peligros.

En declaraciones a LA VERDAD, Montoro explica que ha resultado un proceso meticuloso y con cierta complejidad, debido a que había que recolocar cada uno de los bloques: «Todos eran diferentes; algunos pesaban 1.300 kilos, y media tonelada los más pequeños», recuerda.

Con la ayuda de un equipo de arqueólogos se han recolocado 140 bloques de piedra, algunos con un peso de 1.300 kilos

Como un puzle

En una primera fase, los arqueólogos midieron ancho y largo de cada una de las piedras, en su día extraídas probablemente de alguna cantera no muy lejana. Esa información se trasladó a continuación a un plano virtual, y cuando esa especie de puzle encajó sobre el papel empezó el montaje de los sillares sobre el paramento del azud. Después llegó el momento de rellenar a conciencia las juntas para evitar que los bloques vuelvan a soltarse. Las obras, a cargo de la empresa Fórum San Patricio, han contado con una inversión de 150.000 euros, sufragada por la Junta de Hacendados con ayuda de la Consejería de Cultura.

La rehabilitación de la histórica presa se convirtió durante tres años en una de las principales reivindicaciones de colectivos como la Asociación para la Protección de la Huerta de Murcia (Huermur). Enclavada entre las pedanías de Javalí Nuevo y Javalí Viejo, La Contraparada resulta una pieza clave en el regadío tradicional. Sirve para repartir las aguas entre las dos acequias mayores, Barreras (o Alquibla) y Aljufía, y abastecer así a la extensa red de cauces, azarbes y regaderas. Hunde sus raíces en el periodo islámico, aunque algunos investigadores ven sus orígenes más lejanos, en época romana.

Emblema de la huerta tradicional y con protección como bien cultural, la restauración se ha demorado tres años

Su actual estampa es más reciente. Montoro Guillén recuerda que el azud se revistió de sillares de piedra hacia el primer tercio del año 1700, bajo la dirección de Martínez de la Vega. Fue uno de los proyectos ilustrados impulsados por los primeros Borbones, como también se hizo en las presas de Rojales y Benijófar, en la Vega Baja del río, ya en la provincia alicantina.

El Azud Mayor, como también se le conoce, desempeñó además una misión militar durante la Guerra de Sucesión. El cardenal Belluga ordenó levantar los tablachos de la presa para inundar la huerta y dificultar así el avance del enemigo austríaco en la famosa batalla del Huerto de las Bombas. La estrategia funcionó, y la ciudad evitó la invasión.

El arquitecto José Montoro Guillén, el pasado martes, en la presa de La Contraparada.

Del acueducto de Los Arcos a la noria de Alcantarilla

La restauración de la presa de La Contraparada, ya en su recta final, no es el único proyecto que José Montoro Guillén lleva estos días entre manos relacionado con la conservación del patrimonio de la huerta. También tiene el encargo de acondicionar el acueducto de Los Arcos, en Alcantarilla, en su opinión «el segundo elemento en importancia», tras el Azud Mayor, de los ingenios hidráulicos relacionados con el regadío tradicional. Esa obra, sobre la rambla de Las Zorreras y cuyo titular es la Junta de Hacendados, también cuenta con protección como Bien de Interés Cultural (BIC). Montoro explica que los trabajos de urgencia consistirán en labores de consolidación y de limpieza. El inicio de los trabajos está pendiente de que se proceda a la limpieza de las cañas del cauce. Sin embargo, colectivos conservacionistas reivindican una actuación de mayor calado. El arquitecto dirige, además, los trabajos de mejora que se llevan a cabo en el entorno de la noria de Alcantarilla.

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