La polémica por las obras del itinerario accesible de la plaza Belluga de Murcia llega al despacho de Moneo
El arquitecto se ofrece por carta al alcalde para ayudar a que los trabajos respeten el aspecto actual del espacio, tras el cambio de las primeras baldosas
Pocas estampas más icónicas hay de Murcia que la de la plaza Cardenal Belluga de Murcia. No hay campaña turística de la ciudad que no ... venga ilustrada por esta imagen ni visitante que se resista a tomarse la tradicional foto con la Catedral de fondo. La sensación es que la ciudadanía murciana se encuentra particularmente cómoda e, incluso, identificada con la elegante disposición del espacio que configuró a finales de la década de los noventa el prestigioso arquitecto Rafael Moneo, al menos en lo que respecta al diseño de su pavimento, ya que el edificio anexo del Ayuntamiento capitalino no concita esa unanimidad.
Por todo ello, y tratándose este emplazamiento de un entorno del Bien de Interés Cultural por la ubicación del majestuoso templo, parece más que lógico que cualquier actuación arquitectónica que se lleve a cabo en él se mire con lupa.Eso está ocurriendo durante estos días con motivo del desarrollo de las obras de construcción del nuevo itinerario accesible para invidentes con el que el Gobierno saliente quiere conectar el centro comercial ZigZag con la plaza a la que da nombre el histórico prelado. A tal extremo ha llegado el asunto que el propio Moneo, según ha podido saber este periódico, ha remitido al alcalde –se entiende, en este caso, que al que se encuentra en funciones–, interesándose por los citados trabajos.
De hecho, el arquitecto solicita en su misiva al todavía regidor ser informado de cualquier intervención que se acometa en la plaza, consciente de que no le compete, con el fin de ofrecer su ayuda para preservar la imagen de conjunto que él mismo proyectó y que ha asentado tanto en el paisaje urbano y en el imaginario colectivo. Esta carta privada, sobre la que Moneo ni fuentes municipales han querido pronunciarse a preguntas de este diario, fue remitida después de que el arquitecto fuera informado de las obras que se están desarrollando mediante un correo remitido por la Asociación para la Conservación del Patrimonio de la Huerta de Murcia (Huermur).
Huermur alertó al autor del proyecto de la colocación de una serie de «losas que claramente desentonan con el pavimento»
La entidad conservacionista alertó al autor del singular diseño de «la colocación de una serie de baldosas que claramente desentonan sobre el pavimento». Se trata, en este caso, de piezas de pavimento táctiles o con relieves dar información sobre las barreras arquitectónicas y urbanísticas a peatones parcial o totalmente invidentes. Desde Huermur no cuestionan la necesidad de implementar este tipo de medidas para favorecer la inclusión de las personas con discapacidad, pero sí se plantean si la actuación propuesta debe ser «tan invasiva» en el caso de un entorno como este, y si no sería consejable haberlo pasado a través de una calle adyacente como la Azucaque o por la propia plaza, pero pegado a los edificios frente al Palacio Episcopal, aquellos que albergan los negocios de hostelería.
Un diseño «respetuoso»
Señalaba la memoria del proyecto elaborada en su día por Moneo que proponía para la plaza una «pavimentación con piedra basáltica, aparejada en círculos concéntricos», a la que se sumaba una disposición radial en un encintado de losas de mármol travertino, que ayudaría a «reforzar visualmente la traza de la plaza, descubriendo los aspectos más significativos de la misma». Casi 190 millones de las antiguas pesetas –más de un millón de euros– costó al cambio una propuesta que el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Murcia Cristóbal Belda calificó de «satisfactoria y respetuosa» con este histórico enclave, según comunicó por carta al entonces alcalde, José Méndez.
El Ayuntamiento cambió el primer diseño por otro que «mantiene la estética», aplicando los cambios solo a tres hileras de travertino
El proyecto de itinerario accesible ejecutado por la Concejalía de Fomento preveía, inicialmente, cortar la plaza de manera tranversal con una hilera de losas táctiles. Sin embargo, señalan fuentes municipales, que se ha decidido finalmente adaptar el diseño para que las nuevas baldosas sustituyan a tres de los trazados de travertino, generando tres caminos hacia el edificio anexo del Consistorio, hacia los soportales de la Catedral y a la plaza de los Apóstoles, «manteniendo la estética y el diseño actual».
A tal efecto ya se ha cambiado la losa central y se está a la espera de recibir una remesa de baldosas de medidas especiales para continuar con los trabajos. Sin embargo, el aspecto que ha dejado este cambio inicial ha suscitado ya discusiones en las redes sociales entre los defensores de la actuación, por su imperiosa necesidad, por encima de otras consideraciones, para facilitar la vida al colectivo de personas con discapacidad –y que ha sido avalada por técnicos de la ONCE– y los que consideran un atentado estético su concreta ejecución. La polémica está servida.
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