Los musos del Carnaval de Cabezo de Torres, «dispuestos a darlo todo»

Irene tiene 26 años, forma parte del grupo Karraskalejas y se define como «una chica alegre, extrovertida, simpática y muy pacífica» a la que, además de bailar salsa y bachata, le apasionan los animales, la fotografía y experimentar haciendo planes diferentes. «El próximo viaje que me gustaría hacer es un safari por Kenia con amigos», adelanta sobre el destino en el que se imagina después de darlo todo en el Carnaval. Una fecha que para ella es sinónimo de convivencia. «Es difícil de explicar porque es un sentimiento, pero se crea un vínculo muy especial que hace que el grupo se convierta en tu segunda familia desde el momento en el que empezamos a pensar en el vestuario que luciremos y la coreografía».

La flamante musa reconoce que ha cumplido un sueño, que no había perseguido antes por vergüenza a ser el centro de todas las miradas. Un papel que defenderá «con mucho orgullo e ilusión». Sobre el momento de su elección, destaca que fue «alucinante» y que no olvidará la cara de su abuela Maruja, de 80 años, entre el público. «Cuando dijeron mi nombre se puso loca y no para de presumir de nieta».

En el caso de Juanmi Bernabé, del grupo Sementales, el motivo por el que no había optado antes a ser representante de la fiesta era su edad. «Tengo 48 años y el límite estaba en los 35, pero hemos conseguido que este requisito cambie y ahora pueden presentarse candidatos hasta los 65», explica el muso del Carnaval de Cabezo de Torres 2025. La experiencia vital de este hostelero apodado 'Bichito' al que sus amigos llaman 'El bailongo' se presenta como un plus para desempeñar el papel que le han encomendado. «Lo vamos a dar todo», sostiene.

Para ello, este padre de cinco hijos y abuelo de una nieta de dos años cuenta que quiere llegar en plena forma. «Hace ocho meses que me apunté al gimnasio, pero solo he ido un día. Ahora ya no tengo excusa para tomármelo en serio», confiesa el nuevo muso, que dedicará esta experiencia a su hermana Susana, a la que perdió hace diez años. «Me la imaginaba animándome entre el público; sé que ella me ha ayudado desde el cielo a cumplir este sueño», cuenta emocionado sin perder ni una pizca de la energía positiva que le caracteriza.

Echando la vista atrás, Juanmi recuerda de sus carnavales de la infancia cómo tiraba del carro de los bocadillos de la extinguida comparsa La Cruz, donde salían su madre y hermanos. De ahí le viene la pasión por una fiesta que forma parte de su familia y que siempre disfruta al máximo, pero que este año marcará un antes y un después. «Voy a tirar la casa por la ventana», advierte sobre su puesta en escena como muso.