El primer cine de Murcia abrió sus puertas hace un siglo
La Murcia que no vemos ·
El Media Luna Cinema, junto a la parroquia del Carmen, hizo historia como local destinado al séptimo arteVeinticinco años tardó el invento del cine en saltar el río Segura. Pero antes, para sorpresa de tantos, se presentó un 3 de noviembre de ... 1896 aquella máquina extraordinaria que llamaban 'kinematógrafo'. Los primeros aparatos de cine, pese a todo, se conocían en la ciudad meses antes.
El 'Diario de Murcia' anunciaría en febrero la presentación de un ingenio denominado 'fotoanimógrafo'. Consistía en «la reproducción sucesiva de fotografías instantáneas que hacen el efecto de la realidad». La máquina mostraba «los actos todos realizados por una o más personas, como si no transcurriera el tiempo por ellos».
Desde aquel instante estuvieron los carmelitanos soñando con disfrutar de una sala en el Barrio, que así siempre se llamó al Carmen. Bien que lo celebrarían en 1922 cuando el Media Luna Cinema se inauguró, según el diario LA VERDAD, el 4 de noviembre de aquel año. Eso afirmó en una crónica publicada al día siguiente. Sin embargo, como publicó El Tiempo con más acierto, la apertura real se realizó el jueves anterior.
Los asientos más baratos estaban situados junto a la pantalla
Al cine lo llamaron así pues se encontraba en la plaza del mismo nombre, la remota plaza de la Media Luna que más tarde se renombró González Conde para honrar a otro ilustre murciano. Era dueño, ya que viene al caso, de la más imponente como hoy abandonada torre del campo murciano: Torre Guil.
El éxito del Media Luna Cinema, «simpático, acondicionado perfectamente para la proyección de películas, a lo que ha de ser exclusivamente dedicado», está fuera de toda duda. La primera película proyectada fue 'Órdenes robadas', una cinta muda estadounidense de 1918 dirigida por George Kelson y Harley Knoles. El público del Barrio llenó la nueva sala para evidenciar la necesidad que «aquella localidad», según LA VERDAD, tenía de una sala donde se proyectarían «las mejores producciones de la cinematografía moderna». El Tiempo aportó más datos. Por ejemplo, que el propietario era José Rubio. O que la sala, «que goza de un espléndido alumbrado, tenía un aforo de 500 butacas y proyector de la marca Casa Phaté». Aquel año, por cierto, esta firma parisina presentó uno de los primeros sistemas cinematográficos diseñados para llevar el cine en casa.
La familia Iniesta
Los asientos de la entrada general en el Media Luna, según «la costumbre de los nuevos cines», estaban instalados en la parte delantera. Los de preferencia, detrás, más cerca de la puerta. Puerta que conocemos por una foto que recuperó el investigador José Emilio Rubio, nieto del primer propietario del local.
El panorama teatral y cinematográfico del año en que se inauguró el Media Luna no estaba nada mal para una ciudad de provincias. La oferta se repartía en tres espacios. El primero de ellos era el Romea, donde triunfaba la actriz Carmita Oliver, quien más tarde sería madre de Jaime de Armiñán. Representaba una obra de Manuel Tamayo titulada 'Locura de amor'.
El nivel era más bajo en el Teatro Ortiz, a juzgar por el redactor de LA VERDAD que publicó una crónica el 5 de noviembre. Allí, en la calle Vara de Rey, se programaba «por desgracia, el ínfimo género zarzuelero, en el que los bajos sentimientos de la condición humana buscan solaz y esparcimiento». Vamos, que igual con suerte, veía el espectador la rodilla de una bailarina.
Este Teatro Ortiz y ninguno en la ciudad, a diferencia del Media Luna, no dedicó en un principio su programación íntegra al cine. El ubicado en El Carmen se convirtió más tarde en el Central Cinema para acabar llamándose Cine Rex, que de milagro se conserva.
En el Teatro Circo Villar, por otro lado, se proyectaba por capítulos alguna película de interés, como 'El jinete sin cabeza', una adaptación del célebre cuento de Irving, o 'La novia olvidada'. El público murciano acudía en masa a sus instalaciones, las mismas que por suerte se conservan en la actualidad. Apenas unos años más tarde, la familia Rubio vendió el cine a los Iniesta, cuya empresa ya gestionaba toda la oferta cinematográfica y teatral en la ciudad, salvo el Romea. Aún está pendiente un homenaje municipal a sus descendientes, entre ellos Javier Iniesta, por esa labor cultural. Espero sentado. En 1931, el Media Luna Cinema fue derruido «para levantar, como lo está haciendo, un cine moderno, de más capacidad y de una instalación conveniente».
De esta forma lo anunciaba el diario El Tiempo en su edición del 6 de septiembre de 1931. En aquel momento se preveía que las obras terminarían antes de acabar el año. Así fue. El nuevo local se llamó Cinema Iniesta y fue inaugurado el 12 de diciembre, como publicó el diario Levante Agrario dos días antes.
Plaza de Lenin
En el gran imperio de los Iniesta no se apagaba el proyector. Entre 1923 y 1949, año en que inauguraron el Cine Avenida, también en el Carmen, la empresa gestionó salas en Santomera, Archena, Alcantarilla, Alhama, Cehegín y las pedanías murcianas de La Ñora y Aljucer, entre otras. A ellas se sumaba el llamado «local de verano» de la plaza de toros de Murcia, ciudad en la que esta familia también gestionaba con éxito el Teatro Circo, Cine Rex, Salón Vidal, Cine Popular, Cine Imperial... Así hasta veintitrés negocios para la historia de Murcia.
En esas llegó la Guerra Civil, cuando a algún tarado se le ocurrió renombrar al Carmen como barrio de La Pasionaria. Y a la plaza de la Media Luna como plaza de Lenin. La denominación duró media hora escasa.
El Cinema Iniesta daría paso a la discoteca Barbus y, por último, al edificio cuyo bajo ocupó una gran superficie comercial. En el local adyacente, que también duró dos siestas, llegó a instalarse un curioso 'autobanco'. Se accedía en vehículo, como si de una hamburguesería se tratara. Profético.
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