Una bandera, por favor, para nuestros arqueros
Existen personas que pasan desapercibidas aunque hagan cosas maravillosas y lleven el nombre de la Región por bandera
En esta Murcia que tantas veces protege su rico patrimonio como un gato cuida una pecera, aparte de bellos rincones que no vemos por ir ... siempre ajetreados con el runrún de estos tiempos revueltos, también existen personas que pasan desapercibidas. Aunque hagan cosas maravillosas y lleven el nombre de la Región por bandera.
-¿Por bandera? Pues no serán los nuevos campeones de tiro con arco.
-Ya empezamos. ¡La burra al trigo!
Aunque, bien pensado, no le falta a usted razón. Les cuento. Hace unos días, dos murcianos vencieron a todos los participantes en el Campeonato de España de Tiro con Arco al Aire Libre, una destacada competición que reunió en Madrid a los mejores arqueros del país. Entre ellos, el equipo formado por Juan Antonio Martínez Rubio y la lorquina Ana Cano, quien ya atesora no pocas medallas, entre ellas alguna mundial.
Total. La pareja, tras vencer a la selección catalana, se convirtió en campeona de España en esa modalidad. ¿Ha leído usted acaso una humilde línea sobre el particular? ¿Ha visto a alguien felicitarles por tener mejor puntería que el elfo rubito del Señor de los Anillos? No lo creo. Y vienen ganando medallas desde que Gandalf comulgó.
En Murcia, otra cosa que no vemos, existe una gran afición por el tiro con arco. De hecho, se mantienen activos lo menos trece clubes integrados por decenas de arqueros. Juan Antonio, enfermero de profesión, pertenece a uno de ellos, que cumple 25 años: Arqueros de Mursiya. Mursiya, por si alguien no lo sabe, es el nombre que recibió la nueva ciudad fundada por el emir Abd al-Rahman II. El 25 de junio hizo de aquello 1.200 años justos.
-¿Y no había otro sitio más fresquito para fundarla, hombre de Alá?
-Sí. Pero entonces, ¿de qué nos quejaríamos llegando julio?
Cuando el otro día subieron al podio, pese a ocupar el lugar más elevado, Juan Antonio y Ana estaban casi ocultos por las banderas de aquellas comunidades a las que habían derrotado: catalanes y manchego-leoneses. ¡Enseguida se les iba a olvidar la enseña a los catalanes!
Estos respetados arqueros murcianos, en su mayoría, asumen los gastos que les supone cada torneo, salvo alguna ayuda de la Federación regional. Y no resulta nada barato competir, mire usted. Y ganar campeonatos nacionales, menos. Menos mal que suplen la falta de subvenciones con esfuerzo, entrega y pasión. De eso sí que les sobra.
Así que considero injusto que, encima, también tengan que pagarse su bandera, que es la nuestra. Hay que buscarles una. Ligeros. No me refiero a una banderita de esas que venden por cuatro euros y que tienen de rojo Cartagena lo que yo de turista chancletero a las dos de la tarde en Belluga. Digo una banderaca buena de verdad, de las que atesoran los departamentos de protocolo como si acaso fueran suyas, de esas de tela gorda y espesa, bordaba como Dios manda, que es en un taller de Lorca, y que pesan un quintal. Casi tanto como pesan las incontables medallas de estos arqueros que convierten su pulso y su excelente vista en auténticos embajadores de la Región.
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