Un huerto de Cabezo de Torres guarda los vestigios de un jardín barroco único
Una investigación del arqueólogo Julio Navarro ve en Torre Lucas una continuidad «a pequeña escala» de la almunia islámica de Monteagudo
El patrimonio histórico de Murcia aún guarda secretos, y un huerto de limoneros abandonado de Cabezo de Torres, junto a la rambla del Carmen, ... podría albergar una joya oculta en la que ahora pone el foco una investigación del arqueólogo Julio Navarro. El experto de la Escuela de Estudios Árabes-CSIC apunta que la parcela de algo más de tres tahúllas anexa a Torre Lucas (y que forma parte de esta finca) contendría los vestigios de un jardín «monumentalizado» de trazas barrocas que daba servicio a los inquilinos de esa casa-palacete.
Navarro, que ha centrado buena parte de su labor científica en el estudio de la extensa almunia real de Monteagudo, que llegaba hasta esta zona de Cabezo de Torres, apuntala su teoría en la «organización espacial» del conjunto residencial, «con un edificio de porte señorial situado en una plataforma elevada que se abre al jardín, al que se accedía desde la casona por una escalera de doble brazo», de la que aún se mantiene en pie parte de su estructura. El investigador aprecia elementos (rejas, aleros...) de una construcción de mediados del siglo XVIII que recuerda a los «modelos italianos de residencias campestres de las élites urbanas».
El jardín, delimitado por un muro en algunos tramos semiderruido, presenta planta rectangular. Un canal central servía para la distribución del riego de la parcela, que desde el aire aparece compartimentada en seis sectores también rectangulares. Dicha conducción de agua conecta dos hitos destacados: una estancia bajo la escalera que se abre al jardín-huerto a través de un arco de ladrillo y, justo en el otro extremo, un espacio abovedado adosado al muro de cerramiento. El jardín de Torre Lucas sería único en Murcia, ya que no se tiene noticias de otros ejemplos similares en el municipio.
La finca ha sido documentada por el fotógrafo Carlos Schevelenbos, Chembos, que se dedica a estudiar lugares con historia víctimas del abandono y la decadencia. Preocupado por la conservación de conjuntos singulares (como la Cárcel Vieja de Murcia y la capilla del Vía Crucis), su trabajo ha servido de ayuda en la salvaguarda de un patrimonio olvidado. En el caso de Torre Lucas, el material recopilado por Chembos muestra diferentes estancias casi en estado de ruina, restos del enlosado de la escalera monumental y jarrones tallados en piedra, ahora tirados por el suelo y devorados por la maleza, que pudieron servir para engalanar la propiedad.
En declaraciones a LA VERDAD, Julio Navarro, que trabajó como arqueólogo del Ayuntamiento de Murcia en los inicios de su carrera profesional, ve en Torre Lucas una continuidad «a pequeña escala» de la almunia islámica de Monteagudo. «Esa gran finca real musulmana abarcaba huertos, cultivos de secano y bosques, y alcanzaba hasta Cabezo de Torres y las ramblas de Churra. Era una inmensa extensión de terreno, con su arquitectura, para el recreo y la producción agrícola de la élite», explica. Torre Lucas vendría a representar que en el siglo XVIII las grandes familias de Murcia mantienen esos mismos usos en sus posesiones campestres, por lo que sería un reflejo del modelo de finca regia musulmana, aunque a un nivel menor.
La información histórica sobre Torre Lucas resulta escasa. En su estudio sobre la imagen de la nobleza en los territorios de Murcia, Álvaro Hernández Vicente sitúa esta propiedad en su relación de 254 casas torre distribuidas por la huerta. Mientras, la publicación 'Cabezo de Torres. Apuntes para una historia', de Teodoro Rojo Calvo, se refiere a esta finca con la denominación de Casa Grande y cita como propietario al magistrado Juan Cayuela. Y añade: «Dada su personalidad y el cargo que ostentaba, en sus tierras no podía penetrar la Justicia para perseguir a los reos»,
Con el paso del tiempo, la casona ha sufrido cambios en su fisonomía y particiones que la han desfigurado. José Luis Munuera, uno de los tres actuales dueños, explica que Torre Lucas llegó a su familia después de la Guerra Civil, y señala que apenas dispone de datos. «Es una torre señorial probablemente con unos 200 años de antigüedad. Perteneció a una señora a la que llamaban La coronela; contaba con 500 tahúllas de terreno, abastecidas por la acequia Churra la Vieja». Del jardín conserva recuerdos de su infancia, en los años 60. «Era una preciosidad, con todo tipo de frutales y flores. Además del canal principal, había unas pozas para la distribución del riego».
Las dudas acerca de su protección cultural planean sobre la finca
Torre Lucas ocupa un promontorio en el cruce de la rambla del Carmen, el camino de la Almazara y el carril Munuera. Según el concejal de Urbanismo, Antonio Navarro, el avance del plan de protección del sitio histórico de Monteagudo incluía esta finca y la calificaba para usos de interés cultural o social. Sin embargo, a día de hoy aparece como residencial «compatible con equipamiento, aunque con condiciones de edificación. Para su desarrollo requiere un plan especial», matiza el edil. Navarro destaca la riqueza ambiental e histórico que alberga la zona. Sobre la posible restauración de la casona, José Luis Munuera, uno de los dueños, lamenta que «los requisitos que se fijan son tan duros que resulta imposible acometer las obras sin ayuda». En la Consejería de Cultura no consta que cuente con algún tipo de protección. Y lo mismo trasladan desde la asociación conservacionista Huermur.
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