El arrendador de Teatre: «Hace cinco años que no tengo nada que ver con la explotación de la discoteca»
El investigado, que la Policía considera verdadero responsable del local de ocio, sostiene que no tuvo conocimiento de la fiesta con fuego frío que se celebraba aquella madrugada en el establecimiento
Los investigadores de la Policía Nacional consideran que era el hombre en la sombra, el verdadero jefe de la discoteca Teatre –aunque en los papeles figurasen otros nombres–, pero Marco Martínez, exgerente y arrendador del establecimiento donde supuestamente se originó el fuego que dio origen a la 'tragedia de Atalayas', se lava las manos y defiende a ultranza su inocencia. «Yo hace cinco años que cedí la explotación de la discoteca», remarca. «Estaba totalmente al margen de esto».
Los supuestos responsables de la 'tragedia de Atalayas', que el pasado 1 de octubre se cobró la vida de 13 personas, siguen cumpliendo con su cita con la justicia. La magistrada del Juzgado de Instrucción número 3 de Murcia continuó este martes escuchando a los investigados por el brutal incendio en las discotecas Teatre y La Fonda Milagros, en esa conocida zona de ocio de Murcia. En esta ocasión, fue el turno de Marco Martínez, exgerente y arrendador de la discoteca Teatre, que hasta hace unos días se encontraba en el Caribe gestionando otros negocios.
La declaración de este investigado, uno de los principales del caso, se retrasó este martes con motivo de las protestas de los agricultores que, arriba de sus tractores, rodearon la ciudad de Murcia. La jueza tuvo que retrasar la declaración del empresario después de que éste quedase atrapado en un atasco.
Este investigado, defendido por el abogado Manuel Maza Ruiz, ha sostenido reiteradamente que en el momento del trágico incendio no explotaba ya el establecimiento, del que, según su versión, se desvinculó cinco años atrás, dejándolo en manos del también investigado Juan Inglés Rojo y de otras personas.
Marco Martínez alquiló esta nave en 2007 a sus dueños y, «haciendo un esfuerzo económico enorme», la convirtió en el local de ocio que era a día de hoy. «Yo creé esta sala con mucha ilusión», recalcó el investigado. «Hice este negocio para crear un espacio de divertimento y siento muchísimo lo que ha acontecido». Según su versión, el empresario explotó la nave desde 2007 a 2018, cuando decidió dejarla en manos de otras personas, entre ellas el también investigado Juan Inglés Rojo.
Martínez, sin embargo, continuó vinculado al local –cobrando supuestamente a los explotadores de la sala un alquiler que luego pagaba a los propietarios–, con la idea de poder obtener el cobro de un traspaso por el que llegó a pedir cerca de un millón de euros. Su letrado incidió en que el empresario nada tenía que ver con la explotación del local. «No sabía que esa noche se iba a hacer una fiesta We are Remember en la discoteca», recalcó.
Marco Martínez optó este martes por contestar únicamente a las preguntas de su letrado, como ya han hecho varios de los investigados en la causa. El empresario no tuvo, por tanto, que ofrecer información sobre la separación de la nave en los dos locales de ocio –Teatre y Fonda Milagros–, aunque su letrado aclaró que esta se realizó hace más de un lustro, cuando este empresario, según su versión, aún explotaba el local.
«Todo el mundo se lava las manos»
Pedro López Graña, uno de los abogados de la acusación particular, que representa a familiares de los afectados, recalca que aclarar la responsabilidad del suceso no será fácil porque «todo el mundo se lava las manos». Mostró su confianza, no obstante, en que los afectados puedan obtener «como mínimo una compensación».
En declaraciones a los medios, el letrado incidió en que los familiares de los fallecidos sufren «un enorme dolor y además una perturbación» porque «no entienden» que, cuando «en teoría las cosas deberían ser claras», los implicados «se lavan las manos». «Todo el mundo dice yo no fui, fue el otro», remarcó.