El incendio de unos huertos deja las llamas a las puertas de un convento de Guadalupe

Medio siglo llevaba Sor Manolita lejos de la pedanía de Guadalupe, la tierra que la vio nacer. La que parecía ser una vuelta plácida a casa ha arrancado con un sobresalto que de ninguna manera se le había podido pasar por la cabeza. Así, el nerviosismo embargó este viernes por la mañana a esta hermana de las Esclavas de Cristo Rey, que no acertaba a recordar el número de teléfono con el que avisar a los bomberos. Y es que a través de la ventana Manolita podía ver cómo las llamas se acercaban al que es ahora mismo su hogar y el de otras cuatro monjas: la Casa de Ejercicios del Sagrado Corazón.

Personados los servicios de emergencia en el lugar, la consigna fue clara: había que desalojar momentáneamente a las religiosas, ya que el fuego que consumía los huertos de alrededor comenzaba a cercar la parcela. «La zona está muy sucia y seca y así cualquier chispa prende rápidamente», explicaban los efectivos que actuaban en la zona. Las llamas habían arrancado sobre las 10 de la mañana en el camino sobre la acequia de Churra la Nueva, corriendo en varias direcciones, lo que motivó también la evacuación de otros vecinos del entorno.

«No nos hemos tranquilizado hasta que hemos visto a los helicópteros descargar agua», explicaba aliviada la religiosa. El fuego se había quedado justo a las puertas del convento, calcinando «los cipreses que hemos cuidado con tanto mimo durante décadas», explicaba un vecino. Cuando los efectivos de Bomberos y Protección Civil acometían horas después las tareas de refresco, un rescoldo provocaba el incendio de una palmera en interior del recinto, junto al edificio, metiendo de nuevo el susto en el cuerpo a las hermanas.

Lo que sí permanecerá durante el fin de semana será el fuerte olor a quemado, marcando el encuentro en el que participan un centenar de personas, y que han evitado el trance casi de milagro.

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