La ausencia de aseos públicos en Murcia, una cuenta pendiente con trabajadores, turistas y vecinos
Profesionales que realizan su labor en la calle y guías turísticos señalan lo complicado que puede ser aliviarse sin el previo pago de una consumición
«Mi agüita amarilla /¿Dónde irá?, ¿dónde irá?». Puede ser un tópico apelar al himno ochentero de Los Toreros Muertos si lo que toca es ... hablar de miccionar. Pero es que no hay muchas odas a un desecho humano como la orina. Pocas cosas alivian más que ir al baño, pero pocas más molestan en un vecindario que el olor a orín. Las quejas por esta causa, en determinadas zonas del centro son recurrentes, sobre todo en los puntos en los que se ubican contenedores de basura, en las puertas de los garajes, o en otras esquinas en las que es particularmente fácil esconderse.
Puede que en esta conducta haya una parte de incivismo y otra de necesidad imperiosa. Dependiendo del caso concreto es posible que una pese mucho más que la otra. Pero lo que es cierto es que la ciudad de Murcia en general, y su centro histórico, en particular presenta una carencia notable de aseos públicos que no se presenta en otras grandes ciudades. Preguntado ayer por ello, no facilitó el Ayuntamiento de Murcia relación alguna de estas dependencias de desahogo. Tampoco parece necesario, porque el que frecuenta el centro sabe que si las ganas aprietan, toca pasar por un bar, cafetería o por el mismísimo El Corte Inglés. Y la cosa parece haber ido a peor, ya que haciendo memoria, es posible recordar, por ejemplo, una cabina, de la que ya no queda ni rastro, instalada junto al campus de la Merced.
Varios colectivos son los perjudicados por esta circunstancia. En primer lugar, la gente que desarrolla su jornada laboral en la calle. «La verdad es que para nosotros es un problema», reconoce Javier, a bordo de su herramienta de trabajo y aparcado en la parada de taxis de La Glorieta. «Al final acabas entrando en el bar de algún conocido, que no te pone mala cara si lo utilizas sin consumir; si no, te queda algún hospital o parking», añade. Esta situación se agrava en el turno de noche, «más ahora que todo ha estado cerrado con la pandemia», apostilla Javier Pardo, presidente de Radio Taxi Murcia.
El Ayuntamiento de Cartagena anunció la instalación este año de 17 cabinas; en Murcia no se conoce propuesta similar
Junto a los trabajadores sin oficina, otros de los damnificados por la ausencia de baños públicos son los turistas, que se encuentran con la falta de un recurso especialmente buscado cuando se viaja lejos de casa. «El 80% de las personas a las que guiamos acaban por demandarnos un baño y muchos se nos quejan de que al final les toque pasar por un bar o cafetería en el que se les reclama consumición mínima», explica Cristóbal Abellán, presidente de la Asociación de Guías Turísticos de la Región. Cree que si una ciudad como Murcia quiere ser «amable con el turista», debería tener prevista en esta situación y facilitar puntos en los que poder hacer las propias necesidades en la santísima trinidad turística de Murcia para este tipo de rutas: La Glorieta, la plaza del Romea y Santa Isabel. «También te digo que Cartagena y Murcia no están mucho mejor», añade.
En relación a esta cuestión, hay que recordar, no obstante, que el Ayuntamiento de la ciudad portuaria anunció hace unos meses la instalación de diecisiete aseos públicos en el casco urbano, a petición de los hosteleros. «Es cierto que allí tienen el problema de los cruceristas, que bajan en masa y todos quieren entrar a los aseos de los locales; quizá aquí no se ha llegado a esta situación», comenta el presidente de la Asociación de Bares y Cafeterías, José María Rubiales, y se suele dejar pasar al cliente. «También te digo que, cuando llega cualquier fiesta, se nota esa carencia», concluye.
El director de Jesús Abandonado pide «baños para todos» en el proceso participativo municipal
Junto a trabajadores y turistas, las personas que viven en la calle son la tercera pata en este problema de la ausencia de asesos públicos. A Rosa, que pide cada día en la puerta del Palacio Episcopal, no le queda otra que pedir permiso para entrar en los locales de la plaza Belluga, pero no todos estos vecinos encuentran siempre esta comprensión. El director de Jesús Abandonado, Daniel López, explica que los usuarios del comedor social puede hacer uso de los aseos del centro del horario de apertura «sin problemas». «Y si alguien dice que orinan en la calle porque no tienen donde hacerlo, no es cierto; cosa distinta son ciertas personas en situación de calle o aquellos que hemos expulsado por su mala conducta», añade. No obstante, López señala que, como particular, ha incluido en los llamados Presupuestos Participativos una propuesta para instalar baños públicos en el centro para cualquier transeúnte, dada esta carencia. «A ver si los vecinos la apoyan», concluye. «Esta problemática también se plantea para las personas mayores que salen a pasear y que no encuentran aseos, por ejemplo, en los parques», añade el hostelero José María Rubiales.
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