Christian de la Fe Rodríguez: «Me preocupa la gripe aviar, un virus que ha dado pasos hacia nosotros»
La entrada de nuevas enfermedades infecciosas a España «se ha incrementado en los últimos años» e irá a más por el cambio climático
No hay descanso en la lucha contra las enfermedades infecciosas emergentes y las condiciones cada vez más favorables para que lleguen a España. Christian de ... la Fe (Las Palmas, 1976), catedrático de Sanidad Animal de la Universidad de Murcia, apuesta por un mayor control de vectores como mosquitos o garrapatas para saber cómo circulan e «incrementar las medidas de protección».
–La gripe aviar, la lengua azul, la dermatosis nodular en el bovino... ¿A qué responde esta concentración de enfermedades que se está dando en la ganadería española?
–Responde a la epidemiología de las infecciones y a la situación geográfica. En los últimos años se ha observado que muchas infecciones que hasta hace poco se localizaban en el continente africano y, sobre todo, en el área subsahariana, han avanzado hacia Europa. Estas infecciones, como la última que acaba de llegar (dermatosis nodular, con varios focos en Cataluña), se transmiten a partir de vectores (mosquitos, moscas, tábanos, garrapatas, etcétera). Eso hace que las posibilidades o el riesgo de que lleguen estas enfermedades se incremente. Además, en muchos de estos países las posibilidades de control de este tipo de infecciones son muy limitadas.
–No parece que haya consenso en cómo atajar este tipo de enfermedades.
–Cuando hay una enfermedad de la lista A que recoge la normativa europea sobre la prevención y el control de determinadas infecciones, las medidas son claras: hay que erradicarla sacrificando los animales de las explotaciones afectadas y, además, establecer unos perímetros de vigilancia y protección. Se monitoriza para vigilar por completo todos los movimientos de animales. Pero cuando no son de esta lista, las discrepancias surgen a la hora de abordar enfermedades como la lengua azul, cuya erradicación en España es prácticamente imposible ahora mismo. Si instauras la vacunación obligatoria o para determinadas zonas, se limita mucho el impacto clínico de las infecciones, pero no se va a erradicar. Hay una serie de infecciones como la dermatosis nodular o la viruela ovina que, por su epidemiología y sus mecanismos de transmisión, permiten intentar erradicarla, pero cuando estás tratando enfermedades en las cuales los vectores (mosquitos) participan en esa transmisión, pues todo es mucho más complicado. Cuando no hay una norma clara de cómo actuar, siempre hay discrepancias. Cada uno tiene también sus intereses; habrá personas que digan que no les interesa vacunar porque así tienen menos problemas a la hora de mover los animales, y otras que dirán que no.
«Cuando no hay una norma clara de cómo actuar, siempre hay discrepancias»
–Ante un futuro en el que se puede intensificar la llegada de más enfermedades, ¿cambiaría algo del sistema de defensa sanitaria en las explotaciones ganaderas?
–Las enfermedades emergentes tienen la capacidad de aparecer ahora en lugares donde antes no estaban. Si miramos lo que ha sucedido en los últimos años a nivel ganadero, podemos hablar de un montón de enfermedades: la enfermedad hemorrágica epizoótica, que llegó hace unos años a España cuando no había estado nunca, la peste porcina africana, la gripe aviar o la viruela ovina y la peste en pequeños rumiantes, que está dando vueltas por el este de Europa. Ese riesgo de que entren enfermedades emergentes siempre ha estado ahí, pero en los últimos años se han incrementado. Debemos tener a nivel general medidas de vigilancia para evitar que lleguen, pero, si lo hacen, poder detectarlas lo antes posible. La eficacia a la hora de controlar o incluso erradicar algunas de estas enfermedades va muy ligada al tiempo de respuesta. Las enfermedades emergentes van a seguir llegando por el cambio climático. Los inviernos rudos que acababan con los mosquitos ya prácticamente no existen. Eso aumenta las posibilidades de supervivencia de todo este tipo de microorganismos.
–Luego está el problema de todo lo que puedan mover los animales silvestres.
–La aparición en España de infecciones como la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo está muy asociada a la llegada de garrapatas infectadas con aves migratorias. Eso es un factor incontrolable. Ocurre lo mismo con la gripe aviar o el virus del Nilo. Se puede ayudar a los países de origen a luchar contra estas infecciones para disminuir el riesgo de que puedan llegar a nosotros, pero por muchos esfuerzos que hagamos en esos territorios, hay un factor ecológico, que son las aves migratorias, que es incontrolable. Se puede reforzar el sistema de vigilancia y control, pero poco más se puede hacer.
«Todas las estrategias deben pasar sí o sí por la perspectiva One Health»
–¿Qué condiciones presenta la Región de Murcia para favorecer, retrasar o impedir que lleguen determinados vectores?
–La Región nunca ha sido una zona donde se hayan detectado muchos casos pese a que hay áreas que sirven de paso para las aves migratorias como San Pedro del Pinatar. Sin embargo, esto no nos exime del riesgo de que en un momento determinado pueda registrarse algún brote. Hace poco, por ejemplo, se detectó en Almería la circulación de mosquitos con el virus del Nilo, pero, si se ha detectado, es porque se ha buscado. Eso porque existe un sistema de vigilancia epidemiológica que analiza constantemente la presencia de estos vectores. Tenemos que invertir en saber cómo circulan esos vectores para incrementar las medidas de protección.
–Nuestras casas y los entornos urbanos se llenan cada vez más de animales de compañía. Una de las investigaciones que afronta ahora es sobre la resistencia antimicrobiana en mascotas. ¿La mayor presencia de estos animales en nuestras vidas supone algún problema?
–Estudiar esa resistencia en los perros y gatos no es una señal de alarma o un incremento del riesgo. Simplemente, es un paso más para conocer este problema global que tenemos humanos y mascotas. Se ha incrementado la resistencia de las bacterias a los antibióticos o, al menos, a muchos de ellos. Pero ese incremento no hay que achacarlo a una especie concreta. Posiblemente, seamos las personas las que tenemos una responsabilidad mayor por el uso incoherente de los antibióticos, y se han utilizado también de modo incoherente en los animales. Todo esto, en conjunto, ha provocado que ese proceso, que es un fenómeno natural de generación de resistencia, se haya acelerado. Un animal tiene sus infecciones, y cuando se tratan, también generan resistencia. Pero con independencia de esto, siempre digo que hay que tener normas máximas de higiene con las mascotas.
«Un animal tiene sus infecciones y, cuando se tratan, también se genera resistencia»
–Tenemos en la memoria reciente lo que supuso la covid. ¿Qué será lo siguiente?
–Las epidemias son algo a lo que siempre nos hemos enfrentado porque las enfermedades son algo dinámico, los virus están vivos, no es algo estable. Intentar averiguar cuál será la próxima pandemia es casi ser un poco pitoniso. Pero si me preguntan cuáles son los agentes que pueden tener más posibilidades, pues me preocupa la gripe aviar (H5N1). Este virus ha ido dando pasos para acercarse a nosotros. Se comporta de una manera diferente, afectando a las aves silvestres de forma más importante. Ha ido afectando a diferentes especies de mamíferos, aunque, afortunadamente, requeriría de otro tipo de cambios para que, en un momento determinado, se transmitiera de un modo fácil entre los seres humanos. Eso no ha pasado.
–¿Y los coronavirus?
–No los podemos olvidar. La covid no fue el primer coronavirus que saltó de los animales a las personas. A principios de siglo tuvimos el SARS-CoV-1, con una enfermedad respiratoria principalmente ligada en Asia. También el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), una infección localizada principalmente en la zona de Arabia y muy ligada, afortunadamente, a un hospedador intermediario que son los camellos. Los coronavirus necesitan un paso intermedio antes de llegar a nosotros, lo cual limita mucho su posible transmisión. Se sabe que hay muchos coronavirus circulando entre la fauna silvestre y, en un momento determinado, podríamos tener el salto de otro. Pienso que, de volver a tener una pandemia, será por un problema viral. Es decir, debería ser un virus, posiblemente un virus ARN, como los que he comentado, porque por su propio funcionamiento, por su facilidad de cambiar, posiblemente nos enfrentaremos ante una pandemia de este tipo. No sé exactamente qué es lo que nos puede venir, pero vendrá algo, seguro, porque a lo largo de nuestra historia siempre hemos tenido casos como estos.
–¿Reenfocaría la estrategia para abordar estos casos?
–Todos los programas de control y de vigilancia solo pueden desarrollarse bajo la perspectiva de One Health (Un sola salud). Compartimos muchísimos agentes infecciosos con todas las especies animales. Eso es una realidad innegable. Todas las estrategias deben pasar sí o sí por aplicar la estrategia One Health para que tengamos en cuenta todo lo que pasa en todas las especies animales. Así, el control nos ayuda a prever la llegada o aparición de esos patógenos que nos pueden afectar a nosotros. Si nos conformamos con esperar a lo que le pase a la especie humana, vamos a tener muchos más problemas para controlar ese tipo de cuestiones.
«Pienso que de volver a tener una pandemia, será por un problema viral, posiblemente de tipo ARN»
–¿Es posible el bioterrorismo?
–El uso hoy en día del bioterrorismo, más allá de algún escape accidental que pueda suceder, es complejo, porque para poder manejar este tipo de agentes necesitas una infraestructura y unos conocimientos que no están al alcance de todos. No solo se trata de que crezca un microorganismo o producir una determinada toxina, sino saber utilizarla después sin que te genere un problema a ti. Hoy en día es bastante improbable, pero evidentemente el riesgo cero nunca existe.
-
«Se forman muchísimos veterinarios, y algunos tienen que emigrar»
–¿Cómo está la profesión veterinaria? Han resonado mucho las protestas contra el real decreto que regula la dispensación de medicamentos.
–Sí, ese real decreto es una norma que ha generado mucha polémica en toda la profesión porque parece que coarta un poco la decisión técnica de los veterinarios. Los veterinarios, junto con otras profesiones, no solo somos garantes de la sanidad animal, sino también de la salud pública. Espero que lleguemos a un entendimiento entre todas las partes implicadas para que el técnico veterinario siga manteniendo su total independencia a la hora de saber qué y cuándo prescribir, pero cumpliendo la legalidad vigente.
–¿Hay demasiadas facultades de Veterinaria en España? ¿Sobran profesionales?
–Yo comparto plenamente lo que dice la Organización Colegial Veterinaria Española o la Conferencia de Decanos. No hay un problema de formación veterinaria. Cada año egresan en torno a 1.500 profesionales, un número muy superior al de Francia, donde hay más animales. Se forman muchísimos cada año, quizá demasiados, y muchos de ellos tienen que emigrar. Faltan veterinarios en determinados ámbitos como el medio rural, pero eso no se soluciona abriendo nuevas facultades. Creo que habría que incentivar que los nuevos profesionales se puedan dedicar al ámbito rural, de la ganadería, y que encuentren ahí buenas condiciones de vida y salariales.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión