¿Para qué sirve esto? Estructuras que llevan años en las calles de Cartagena sin utilidad
Varias estructuras e instalaciones llevan años en la vía pública sin utilidad, pese a que sus montajes costaron miles de euros
Pablo Sánchez / AGM
Martes, 8 de noviembre 2022, 01:09
Hay construcciones y estructuras que ya forman parte del paisaje urbano de Cartagena, aunque la mayoría de los ciudadanos se preguntan: «¿Para qué sirve esto?» Pocos pueden dar respuesta a esa pregunta, pues aunque fueron levantados con unos fines determinados no terminan de cumplirlos, convirtiéndose bastantes de ellos en meros estorbos para el peatón y en iconos de la mala planificación municipal.
Uno de los casos más evidentes es el armazón de uno de los antiguos quioscos del puerto a medio montar en el jardin de Antonete Gálvez, en la subida a Tentegorra. Fue instalado allí en la anterior legislatura, cuando era alcalde José López. Pero ni él ni su sus sucesoras, Ana Belén Castejón y Noelia Arroyo, han completado su instalación, dando imagen de desidia.
El último caso de obra sin sentido aparente son los dos tabiques levantados para impedir el paseo por la Muralla de Carlos III, junto a la poterna del antiguo Hospital de Marina. La pequeña obra corona el total abandono del antiguo acceso desde el mar al recinto amurallado. La poterna constituía un cuerpo abovedado de planta cuadrada que albergaba en su interior una escalera de seis tramos, comunicando el nivel inferior externo de la muralla, con la cota superior de la misma. Fue ideada en el siglo XVIII para el ingreso rápido y directo de los enfermos y heridos hasta el hospital sin que tuvieran que atravesar la ciudad. Con el antiguo hospital real convertido en sede universitaria, fue rehabilitada en 2007, con 175.000 euros para uso de estudiantes y alumnos. Permanece cerrada más de una década.
De la primera década de este siglo también es la fuente a ras de suelo del Parque de los Juncos, que lleva años sin funcionar y constituye un peligro para los peatones por el hundimiento de sus rejillas electrosoldadas; y de la segunda, los carteles que anunciaban las obras del PlanE, durante el Gobierno de Rodríguez Zapatero, como el que aún queda como testigo de entonces en la Avenida de Murcia, junto al Cenit, así como los parasoles de Severo Ochoa que proyectan sombra a la calzada. Toda la obra costó 296.000 euros hace tres años.