El Rosell tratará tumores más complejos y aumentará el control de la enfermedad

En tres semanas, los primeros pacientes comenzarán a usar las nuevas instalaciones que están siendo ultimadas en un nuevo edificio construido en el aparcamiento de personal, junto al servicio de Rehabilitación. La incorporación de este sofisticado equipo conlleva una inversión de 1,5 millones de euros. Es más avanzado que los dos del Santa Lucía.

El principal beneficio que se conseguirá con esta herramienta es que los médicos podrán administrar dosis diarias más elevadas a los pacientes y así «incrementar la supervisión tumoral, acortando la duración del tratamiento», indicó a LA VERDAD el jefe del servicio de Radiofísica y Protección Radiológica del área sanitaria, Alfredo Serna.

Por este nuevo servicio pasarán al año alrededor de 500 pacientes, de los más de 1.400 diagnosticados. Acudirán no solo del área de salud II (Cartagena, La Unión, Fuente Álamo y Mazarrón), sino también de San Pedro del Pinatar, San Javier, Torre Pacheco, Los Alcázares e, incluso, de Lorca, según fuentes sanitarias.

«Este nuevo aparato dispone de una precisión inferior al milímetro, lo que permite dar altas dosis de radiación en tumores de reducidas dimensiones, protegiendo al máximo los tejidos y órganos sanos que los rodean. Además, favorece la disminución de los efectos secundarios, ya que permite adaptar el haz de luz a la estructura tridimensional del tumor», indicó Serna. De esta forma, añadió, «podremos coger las enfermedad en estadios muy iniciales y resolverlas con mayor efectividad».

Este dispositivo de última generación permitirá implantar nuevas técnicas de tratamiento radioterápico, como la radiocirugía estereotáctica, una técnica no quirúrgica que es usada para tratar anormalidades funcionales y pequeños tumores en el cerebro.

El acelerador lineal estará dirigido desde una habitación contigua al búnker que lo alberga. Será a través de un sistema de control guiado por imagen, equipado con cuatro cámaras, que permite a los especialistas tratar un tumor de manera milimétrica. Los radiofísicos, en coordinación con los oncólogos radioterápicos, calculan y definen las dosis a aplicar a cada paciente antes de la sesión. Incluso, llegan a ensayar el proceso en una especie de maniquí, para que nada falle. Es una forma de personalizar el tratamiento al máximo.

Desde este hospital, se podrán tratar todo tipo de cánceres, multiplicando hasta por ocho la rapidez de los procedimientos que hasta ahora se estaban aplicando. El objetivo primordial es «mejorar la calidad de vida del paciente», señaló el jefe del servicio de oncología Radioterápica del complejo hospitalario universitario de Cartagena, Juan Salinas.

Este aparato, que emite grandes cantidades de radiaciones electromagnéticas, disminuye la posibilidad de errores, ya que permite el posicionamiento manual y automático y la posibilidad de movimiento con control remoto desde la sala de control.

«Con los dos que ya tenemos en el Santa Lucía desde hace más de una década, estamos ya un poco saturados. Con este nuevo podremos acelerar los procesos», apostilló Salinas.

«Esta tecnología permite reducir el tiempo de las sesiones, ya que dispone de una amplia gama de energías y tasas de dosis que admiten seleccionar la más adecuada para cada paciente, en función del tumor, localización y tipo de tratamiento. Así, administraremos el máximo de radiación a los tumores para destruir las células tumorales minimizando el riesgo en órganos críticos. También se aumenta el control de la enfermedad y se disminuye la toxicidad de los tratamientos», explicó este especialista.

La construcción del edificio que alberga ya el nuevo instrumental está en un terreno de 586 metros cuadrados de superficie. El inmueble está ubicado en una planta baja, debido a las características de la habitación que alberga el acelerador, que no permiten instalarlo en las dependencia hospitalarias. La singularidad de la obra emana de una necesidad esencial: evitar la fuga de radiación.

Las nuevas dependencias tienen, además de un búnker con paredes, techo y suelo de hormigón con grosores de entre el 1,20 y 1,80 metros para el acelerador, una sala de mandos, un espacio para una consulta médica, una sala para enfermería, una estancia para el radiofísico, un despacho técnico-físico, una sala de estar para el personal, varios aseos para pacientes y profesionales, y vestuarios, entre otras instalaciones. Con los dos aceleradores lineales instalados en la planta baja del Santa Lucía, el Servicio de Oncología realizó el pasado año 18.312 sesiones.