El rescate de ancianos en sus viviendas crece en un año en Cartagena y ya son más de doscientos

El pasado año, los bomberos de Cartagena efectuaron 1.702 intervenciones, 167 menos que en 2022. Esta variación no es significativa y se mantiene en los registros publicados por este servicio. «Depende de muchos factores, como por ejemplo las escasas lluvias y las altas temperaturas que adelantan a la primavera los conatos de incendio en los matorrales debido al cambio climático, o la acción de algún pirómano que se dedica a quemar contenedores», remarcó el subinspector Carlos Bazar.

Las cifras de los accidentes de tráfico se mantienen, aunque decaen las víctimas mortales porque los vehículos incorporan cada vez sistemas más seguros. No obstante, las distracciones al volante, como el uso del móvil y el consumo de drogas, además del exceso de velocidad, siguen pasando factura en las carreteras.

Los bomberos atendieron el pasado año 155 casos relacionados con el tráfico, que incluyen la intervención en cualquier accidente vial, normalmente en carreteras externas a la ciudad, como la neutralización de manchas de aceite y otros vertidos en la calzada que puedan resultar peligrosos para circular. Un año antes fueron cinco intervenciones menos. «Las víctimas mortales se suelen dar por exceso de velocidad», apuntó Bazar. Solo hubo una en las intervenciones atendidas por bomberos.

En cuanto a los incendios, los bomberos tuvieron que apagar 617 en 2023, frente a los 764 del ejercicio anterior. De estos, tuvieron que resolver 235 casos especiales, o lo que es lo mismo extinciones de incendios en contenedores de basura o papel, objetos aislados y en cuadros eléctricos o transformadores. Este tipo de intervenciones, vinculadas en su mayoría con el vandalismo, experimentaron una leve reducción, ya que en 2022 fueron 282.

En cambio, los incendios en viviendas unifamiliares crecieron el pasado año. Los bomberos atendieron 107 frente a los 98 del pasado año. Cabe destacar que en 2022 hubo tres fallecidos en incendios en la localidad, mientras que el pasado año no hubo que lamentar víctimas mortales.

Hay un cambio de tendencia que afecta al inicio del verano. Con el fin del curso escolar y la celebración de San Juan, niños y adolescentes convertían en su juguete de temporada el mechero. Una práctica que ha sido absorbida desde hace unos años por las consolas y las plataformas de contenido audiovisual. «Cada vez son menos las hogueras que se queman en San Juan, y de menor calado. Antes, existía un peligro considerable», recordó el subinspector de este servicio.

El envejecimiento de la población y la soledad no deseada que padecen muchas personas mayores ha provocado que los rescates por caídas a este colectivo pasen de ser algo excepcional a una intervención frecuente. En los últimos doce meses han crecido más de un 27%, pasando de 186 a 237. La franja de edad de las personas que solicitan esta ayuda oscila entre los 80 y 95 años.

Para poder levantar a los ancianos que viven solos sin forzar o romper puertas ni acceder por ventanas, los bomberos recomiendan a las personas mayores que no instalen dispositivos de cierre que no se puedan accionar desde fuera. Otras veces, estos profesionales recurren a un vehículo de altura para evacuar al anciano porque son edificios antiguos, con escaleras estrechas y sin espacio para una camilla.

Para una mayor protección, los bomberos también aconsejan contratar algún servicio de teleasistencia. En cambio, desaconsejan dejar las llaves puestas en la cerradura porque algunas cerraduras no permiten abrir la puerta desde fuera si otra llave se tiene puesta otra por dentro.