Los hosteleros de Cartagena denuncian una campaña de inspección de terrazas «muy agresiva»

Según la documentación facilitada por Hostecar a este diario, el ciclo se abrió con tres primeras inspecciones en la segunda mitad de noviembre de 2024, las cuales se centraron en los locales de la plaza San Francisco, del Rey, José María Artés y del Ayuntamiento, así como las calles Mayor, Aire, Jara, Honda y Real.

Después habrían de venir siete más. En diciembre se revisaron las anteriores inspecciones y se repasó también la calle Cañón. En febrero, los inspectores municipales visitaron la plaza Juan XXIII y la calle del Parque; mes en el que también se revisaron las tarjetas de terraza en la zona centro. De marzo a abril, las comprobaciones se extendieron al paseo Alfonso XIII y a la barriada José María Lapuerta.

Tras hacer un barrido por buena parte del corazón de la ciudad, los ojos del Ayuntamiento se dirigieron a la costa. Los chiringuitos en mayo fueron escudriñados para comprobar el cumplimiento de su normativa específica de terrazas, y la última orden que obra en manos de Hostecar es de finales de este pasado mes de mayo y finalizó el pasado 6 de junio, la cual se centró en Cabo de Palos.

Para el vicepresidente de Hostecar, José Luis Gestoso, esto es una «excesiva fiscalización» y una labor inspectora «sobredimensionada». «Desde 2024 nos estamos viendo sometidos a una campaña que diría que es casi de acoso, muy agresiva», advierte a este periódico en nombre de todos sus asociados.

Una situación que, manifiesta el representante de la patronal cartagenera, está derivando en una «nube de denuncias» que ha elevado sobremanera el trabajo y la llegada de documentación –especialmente multas– a las oficinas de Hostecar. Muchos propietarios acuden a la patronal en busca de amparo. «Pero la mayoría al final desisten de recurrir las sanciones por temor a que el recurso les acabe costando más que la propia sanción», lamenta Gestoso.

El vicepresidente de la entidad señala que las sanciones se incrementaron especialmente en periodos de fiesta como Semana Santa, las Cruces de Mayo y la Noche de los Museos. «Hay veces que los hosteleros no podemos controlar si un cliente saca a la calle una mesa más y la pone fuera de sitio. Pedimos algo de flexibilidad en esas fechas en las que nuestro personal sufre un incremento de la carga de trabajo», ruega el empresario.

Asimismo, desde Hostecar se muestran indignados con que se permita a las cofradías vender sillas a los locales de hostelería y que estos no puedan hacer uso durante las procesiones de ese espacio para servir. «Si no puedo poner una mesa, ¿para que quiero las sillas?».

Una cuestión a la que se suma las inspecciones en materia medioambiental, que abarca desde los ruidos, los humos o las salidas de emergencia. «Es que nos han llegado a sancionar hasta por tener una bombilla fundida».

Gestoso expone el caso concreto de un local céntrico que asegura que, en cuestión de semanas, recibió un sanción por tener una mesa fuera de sitio en la terraza y, después, porque le faltaba un extintor. «Parece que no se dan cuenta del daño que le hacen a esa familia y a ese negocio. Con cada sanción les están echando por tierra un día entero de trabajo».

Para el responsable de Hostecar, la Policía Local no pone el mismo celo y empeño con otro tipo de negocios. «Me gustaría saber si están haciendo lo mismo con una ferretería o con la consulta del podólogo porque parece que esto solo lo sufrimos en nuestro sector».

Fuentes municipales afirmaron por su parte a LA VERDAD que «el Ayuntamiento está obligado a inspeccionar las terrazas por dos motivos principales. El primero es garantizar la accesibilidad de peatones y seguridad de los ocupantes de las terrazas que solo puede asegurarse si las terrazas has sido autorizadas previa concesión de licencia. La segunda es asegurar que no se produce una competencia desleal que perjudica injustamente a los empresarios de hostelería que cumplen con las normativas municipales y pagan sus tasas».