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Dos jóvenes muestran orgullosas sus pancartas a su paso por la calle Mayor, de camino a la Plaza del Ayuntamiento, donde concluyó la manifestación.

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Dos jóvenes muestran orgullosas sus pancartas a su paso por la calle Mayor, de camino a la Plaza del Ayuntamiento, donde concluyó la manifestación. Antonio Gil / AGM

Cartagena clama por la igualdad: «No quiero tu piropo, quiero tu respeto»

Colectivos feministas de la ciudad portuaria se manifiestan bajo el lema 'Juntas somos más fuertes'

Yolanda Salmerón

Cartagena

Miércoles, 8 de marzo 2023, 21:53

Micromachismos, brecha de género, conciliación, mayor peso en los cuidados, techo de cristal, violencia machista y abusos sexuales. Esos son algunos de los obstáculos que afrontan las mujeres en su día a día y la fuerza para reivindicar cada 8M la igualdad real con los hombres que tan lejos queda de una jornada festiva y de las ofertas comerciales teñidas de morado y falso empoderamiento.

Bajo el lema 'Juntas somos más fuertes', numerosos cartageneros secundaron este miércoles la manifestación del 8-M convocada por la coordinadora feminista de Cartagena, integrada por una decena de entidades locales. Al grito de «¡Ni un paso atrás en la igualdad!», «No quiero tu piropo, quiero tu respeto» y «Queremos empleo, trabajo nos sobra», la concentración partió de la Plaza de España hasta la Plaza del Ayuntamiento para dar lectura al manifiesto del Día Internacional de la Mujer.

La coordinadora feminista de Cartagena reivindicó en su manifiesto que «solo sí es sí» y que no consienten «ni un paso atrás en las calles, ni en las leyes». Esta agrupación de asociaciones relacionadas con la lucha feminista animó a todas las mujeres a no callar las agresiones en discotecas ni las condenas «bochornosas» a agresores porque «si no luchas, nadie te escucha».

A pesar de las conquistas logradas, tanto por esta generación como por las luchadoras de otra época que abrieron camino, no todo está ganado y quedan muchos retos por delante. En el ámbito laboral, el empleo a tiempo parcial, la precarización de «los empleos feminizados socialmente menos valorados». La coordinadora de Cartagena apuntó al sector de los cuidados, tradicionalmente destinado a las mujeres, en el que las empresas y «también muchas familias españolas se aprovechan de la situación irregular y de los pocos recursos de las trabajadoras internas, mayormente mujeres migrantes, a las que mantienen en condiciones esclavas y sin contratos reales». Por ello, exigió más transparencia y auditorías de las que puedan beneficiarse también las trabajadoras domésticas y de la limpieza.

Segundos planes de igualdad

«Las mujeres jóvenes lo tienen complicado. Quedan muchos derechos y libertades por conquistar. Lo que más miedo me da como abuela es la violencia sexual», reconoció María del Carmen Valverde, de setenta años, que acudió a la manifestación con su hija, de cuarenta, y su nieta, de ocho años.

Un temor en el que coincidió Isabel Benítez, de sesenta y seis años. «Supongo que en mi juventud habría abusos sexuales, pero como ahora, te diría que no. Lo peor es que estamos cuestionando a las mujeres que se atreven a denunciar, en vez de poner el foco en ellos».

La manifestación del 8M sirvió también para pedir un reparto equitativo de las tareas del hogar, así como una mejora en la conciliación familiar en los trabajos. Los colectivos feministas solicitaron la puesta en marcha de los Planes II de Igualdad como herramientas que reviertan los desequilibrios laborales, económicos y sociales entre hombres y mujeres.

Uno de los hombres que siguió la manifestación, en compañía de su hija Ainhoa, de diecisiete años, fue Juan Carlos Medina, de cuarenta y dos. «Es de justicia que las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres. Quiero que Ainhoa sea libre y no encuentre limitaciones por su género».

La falta de educación afectivo-sexual en las escuelas, la ausencia de referentes femeninos en los libros de texto y unas «mediocres campañas anti-acoso» también fueron motivo de protesta. Además, las mujeres concentradas exigieron destinar más recursos para la investigación en enfermedades propias de la mujer, como la endometriosis, y en métodos anticonceptivos, así como en programas de prevención del embarazo no deseado. «Pero si se llega a ese punto, es necesario disponer de un sistema efectivo de aborto público y de acompañamiento psicológico durante el proceso. ¡Por un aborto legal, seguro y gratuito!», recogió el manifiesto. La coordinadora feminista de Cartagena hizo un llamamiento al sistema público de salud para que «pare la violencia obstétrica».

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