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Avalancha de familias sin recursos en El Buen Samaritano de Cartagena
La lista de personas que piden ayuda para comer a la ONG sube un 20% desde el verano, por la crisis sanitaria. La mayoría de los usuarios tienen entre 40 y 50 años y cada vez acuden más inmigrantes al almacén de San Ginés
El número de atendidos por El Buen Samaritano no deja de crecer. Tras la última oleada de personas que piden ayuda para algo tan básico ... como es comer, esta ONG ya reparte alimentos a más de un millar de necesitados, casi un 20% más que en verano. Si la situación entonces ya era de «colapso», ahora las apreturas para conseguir recursos para todo el que acude a las instalaciones de la calle Ciudadela de la barriada de San Ginés, son casi «inaguantables». Tanto es así que el responsable de esta organización, Juan José Sánchez, ha tomado la decisión de «dar prioridad a los que acuden con mayores estrecheces». «El número de personas necesitadas no para de aumentar. Ya se nos hace difícil conseguir recursos para todos. Necesitamos alimentos, pero también dinero para comprar aquellos necesarios y que no nos donan, como frutas, verduras y carne», argumentó Sánchez.
Ahora, el mayor número de personas que llegan a la ONG son extranjeros, «muchos latinos, pero también africanos», añadió el presidente de la asociación. Del millar, entre un 30% y un 40% son españoles, «familias enteras con cuatro y cinco miembros que no tienen nada para comer», detalló Sánchez.
La crisis sanitaria ha transformado el perfil de los beneficiarios de estas ayudas. Ahora, una mayoría de personas atendidas tiene edades comprendidas entre 30 y 50 años con hijos a su cargo que habían conseguido salir de una tesitura complicada tras la depresión económica de hace doce años y han vuelto a recaer o se encuentran por primera vez en dificultades. Por eso, «no tengo más remedio que pedir ayuda a cualquiera que quiera dárnosla, en modo de alimento o de dinero», recordó el responsable de la asociación.
Para evitar duplicidades, cada uno está incluido en un listado centralizado en Servicios Sociales del Ayuntamiento. Lo hace a través de un sistema informático en red que permite compartir la información en una misma base de datos. Sirve para organizar el reparto de alimentos y para que los recursos lleguen a todos.
Subvención y donativos
Esta institución se mantiene con las ayudas públicas que recibe de las administraciones, aunque también de sus socios que donan una cuota mensual y de las personas que de manera altruista les dan alimentos. Lo que más necesitan, explicó el responsable, es dinero «para comprar los productos perecederos, primordiales para hacer una comida en condiciones». Para apoyarle económicamente se puede consultar la página web ongsamaritano.com. También a través de ingresos en varias cuentas, entre ellas, la siguiente: ES82 3058 0357 3927 2090 8557.
«Dependemos casi al 100% de esta ONG»
«Desde hace un año no trabajo. Tuve un accidente y casi pierdo el antebrazo. Tengo dos hijos y mi mujer tampoco tiene empleo. Mi familia y yo dependemos casi al 100% de El Buen Samaritano». Jaime Bedoya, un colombiano de 50 años, es uno de los muchos que cada jueves acude a la ONG a por los alimentos de la semana. Tiene fe en que en poco tiempo pueda volver a trabajar como electricista fontanero, para evitar volver a su país. Está «muy agradecido», del trabajo que hacen, por ejemplo, las voluntarias Milángela Vázquez y Ruth Sánchez por ayudarle a él y al millar de personas inscritas en esta asociación. Entre ellos también está Rafael Sojo, de 54 años y de la barriada Virgen de la Caridad. Participa en cursos de formación para reciclarse laboralmente, pero desde hace cinco años no tiene trabajo y recurre a El Buen Samaritano para comer.
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