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El aire fresco anima las ventas
El mercado del Cenit se llena de clientes sin temor a la Covid en busca de ropa de abrigo y gangas, bajo control policial y de Protección Civil
Cientos de personas se sobrepusieron ayer a las restricciones y al temor a la pandemia para acudir al mercadillo del Cenit. Tampoco les arredró la semana con temperaturas más bajas de la temporada. «Muchos vienen precisamente a por ropa de abrigo. Gracias al frío, estoy teniendo un buen día, explicaba Paco Gallego, en su puesto. «La afluencia está siendo buena, pero siempre con vigilancia y control de las aglomeraciones. Todos los comerciantes con permiso han podido estar aquí», aseguraba el presidente de la asociación que los agrupa, Pedro Furió. Sin embargo, la reubicación de algunos vendedores para cumplir con la separación y las recomendaciones sanitarias no agrada a los damnificados.
El cierre de la hostelería y las advertencias de las autoridades contra las multitudes no amilanaron a los clientes habituales del principal mercadillo del municipio. «A primera vista parece que hay mucha gente y que no se cumple el distanciamiento social, pero no es así. Hay huecos y además hay un gran control de la Policía Local y de los propios comerciantes», especificaba Furió. «Nuestros voluntarios hacen rondas para asegurar la situación», indicaron fuentes de Protección Civil. Ellos y los agentes de paisano se afanaron para evitar que las colas ante los puestos generaran agolpamientos. Además, en cada puesto había botes de gel hidroalcohólico y guantes, y muchos de ellos disponían de termómetros para tomar la temperatura a los clientes.
La distancia de seguridad entre puestos mantiene a algunos de ellos fuera del sitio habitual y perjudica su volumen de negocio
El confinamiento de la pasada primavera alarmó a los comerciantes. Pero a partir de junio su situación se ha aliviado. A mediados de ese mes, con menos restricciones, llegó a haber 600 compradores en cada cita semanal. Su número creció conforme avanzaba el otoño Y pese al aumento de contagios y las limitaciones en la hostelería, la afluencia se mantiene. «Con todo, el año pasado, el balance pudo ser de un 30% o un 40% en ventas, respecto al anterior Ahora estaremos algo por encima del 50%», según Pedro Furió. «Esperamos que nos permitan seguir así, a diferencia de lo que ocurre en otras localidades como Murcia, donde la mitad de los comerciantes no puede montar».
ASÍ LO VEN
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Paco Gallego «Piden ropa interior y prendas de abrigo. Así que el frío nos beneficia. Hay menos gente mayor, seguramente porque es población de riesgo»
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Leli Alfaro «La gente viene sin miedo a comprar, porque se siente más segura al aire libre y no hay una sensación de agobio»
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Yolanda Infante «Los vendedores que estamos fuera de la explanada somos los grandes perjudicados. Hemos pedido que nos acerquen más allí»
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Dumitrica Citrian «No tengo miedo. Estoy en paro y tengo que aprovechar que aquí las cosas están más baratas que en las tiendas»
«Comprar al aire libre da sensación de seguridad a la gente», apuntaba Leli Alfaro, que curioseaba entre los puestos con un amiga. «Pese a que ha venido bastante gente, no hay sensación de agobio», añadía.
Los vendedores también están agradecidos por el perdón municipal de las tasas de ocupación de la vía pública durante todo el año. «Se nota la implicación del Ayuntamiento y del concejal responsable, Juan Pedro Torralba», aseveraba Furió.
Sin embargo, no todos los vendedores están satisfechos con las restricciones, que han obligado a cambiar de sitio a algunos de ellos. Es el caso de Ana Mateo que ha tenido que poner de rebajas muchos artículos al quedar fuera de la explanada, y de Yolanda Infante, que está apartada junto al parque de la pista de atletismo con cinco puestos más. «Aquí no podemos aprovecharnos de la cantidad de gente que hay», se quejaban.