Ratzinger canoniza Caravaca
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Caravaca acogió como peregrino de la Vera Cruz a un Papa. Eso sí, antes de convertirse en pontífice con el nombre de Benedicto XVI. El domingo 1 de diciembre de 2002, el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe –el Santo Oficio– y mano derecha de su santidad Juan Pablo II, se desplazó hasta la ciudad santa, en la comarca del Noroeste, donde presidió la misa en la explanada del castillo que clausuraba el Congreso Internacional de Cristología, organizado por la UCAM en Murcia.
Una visita al santuario que, tal como expresó el propio Ratzinger, «ha reforzado mi experiencia de fe»; así lo destacó LA VERDAD en su edicion del día siguiente. Además, la cita sirvió a Caravaca para afrontar la última preparación para la apertura por primera vez del Año Jubilar en 2003, concedido a perpetuidad por la Santa Sede para su celebración cada siete años. Más de 3.000 personas fueron testigos de la homilía que impartió en castellano, con referencias a la espiritualidad de San Juan de la Cruz, cuya obra está vinculada desde siempre a la localidad caravaqueña. Una mañana fría invernal en la que también se hizo uso del paraguas en algunos momentos durante las más de dos horas de ceremonia.
El entonces purpurado de la Iglesia bendijo a los fieles con la Santa Reliquia, además de poder besarla a la conclusión. Un momento histórico que los miembros de la Cofradía de la Vera Cruz guardan en su memoria, así como detalles como el de la casulla –vestimenta para la eucaristía– que utilizó Ratzinger. El cardenal alemán aprovechó también su estancia en Murcia para visitar el día anterior, 30 de noviembre, la catedral y el Museo Salzillo, tal como recogió el periódico en su portada del 1 de diciembre.
