José Manuel Lorca Planes: «Lo principal es prepararse, ponerse en camino»
La celebración de los cuatro años jubilares desde la concesión 'In perpetuum' de la Santa Sede ha tenido un protagonista de excepción. D José Manuel era vicario general de la Diócesis de Cartagena en el primero, 2003, y obispo en los tres siguientes.
–¿Qué ha supuesto la celebración del Año Jubilar?
–He intentado vivir cada momento de forma especial, guardándolo en mi corazón y mi memoria. Sin duda, Caravaca de la Cruz, ha sido protagonista, no solo por la celebración en sí, sino también por la colaboración de tantísima gente, de tantas personas. Lo principal es prepararse, ponerse en camino, para vivir la experiencia de poderte encontrar con lo inesperado, con el Misterio. No puedo explicar cómo pasa, pero el caso es que sucede, al llegar a Caravaca y entrar en la Basílica encuentras un ambiente que te envuelve y te ayuda a encontrarte con el Misterio, con Cristo, te encuentras con el Señor, sin saber cómo expresarlo, sin tener palabras para decirlo. Pero al final, cuando uno regresa a casa, sabe que algo ha sucedido en su interior. Lo importante es que uno descubra la necesidad que tiene de ponerse en marcha en lo que ha descubierto, a lo que se ha acercado con asombro, y volver a casa por otro camino, como hicieron los magos de Oriente después de conocer a Jesús. Sí, efectivamente, de alguna manera es vivir la experiencia de los magos.
–¿Qué mensaje envía a quienes se acerquen a la Vera Cruz?
–Termina el Año Jubilar, pero se puede seguir peregrinando a Caravaca. La bula del Santo Padre anima a esto. El Año Jubilar tiene una serie de privilegios, es un tiempo especial, el mismo año ya ayuda porque hay una preparación colectiva. Pero con una preparación personal también se puede hacer. Puedes peregrinar en cualquier momento, en cualquier circunstancia, porque lo importante es encontrarse con el Misterio, con la presencia de Dios.
«Cuando uno regresa a casa, sabe que algo ha sucedido en su interior»
–Ha vivido como obispo los últimos tres Años Jubilares (2010, 2017 y 2024) y era Vicario General en 2003, ¿cómo ha vivido este período?
–El tiempo se me ha pasado volando, pero muy muy rápido y lo cierto es que yo estoy recordando también con vivos sentimientos de alegría el encuentro con la Santísima Vera Cruz en el año 2010, que fue mi primer Año Jubilar como obispo de la Diócesis de Cartagena. Fue un año muy emocionante, la experiencia de encuentro con la Santísima de Vera Cruz para mí tenía unas connotaciones especiales porque estaba en mi diócesis. En 2017 fue, de alguna manera, el de la experiencia, habían pasado siete años y también lo viví desde una entrega especial y en profunda colaboración con la Cofradía y las administraciones públicas. Fue especialísimo y luego visitamos al Santo Padre para llevarle el dinero de lo que se había recogido con la limosna jubilar. Y este Año Jubilar también ha sido muy especial, porque en mi mente estaba el hecho de que iba a ser el último siendo obispo de esta diócesis y quería vivirlo a tope. No puedo comparar las vivencias de cada uno, porque siempre han sido muy bonitas.
–¿Qué peregrinaciones y actividades destacaría de este Año Jubilar?
–Todas y cada una de las peregrinaciones han sido especiales, todas; las de las zonas pastorales, las parroquias, movimientos; desde los enfermos a los niños; los jóvenes... todos. Incluso cuando peregrinaba una familia por su cuenta o un grupo de amigos, o incluso una persona de forma individual. Creo que son experiencias únicas y dignas de todo respeto, porque además te admiran, te edifican, te ayudan... Y luego hay un trasfondo de alegría en todos los peregrinos, como experiencia unánime, y más después de la celebración de la Eucaristía, es como una explosión de júbilo.
–¿Qué proyectos quedan pendientes? ¿Cómo habría que prepararse?
–Cada persona que inicia una peregrinación tiene sus motivos, pero el fundamental en un Jubilar es el espiritual. La fuerza que tiene Caravaca de la Cruz es el encuentro personal con el Señor en aquella basílica, en aquel ámbito, a través de las reliquias de la Vera Cruz. Yo creo que esa es la principal. También hay otras motivaciones que te animan a caminar hacia la Vera Cruz, de tipo cultural o gastronómico, y que de alguna manera también son una oportunidad para encontrarse con el Señor que siempre sale a nuestro encuentro.
«Termina el Año Jubilar, pero se puede seguir peregrinando a Caravaca»
–Entre los peregrinos han estado representantes de las instituciones del Estado y autoridades eclesiales. ¿Qué les ha llamado su atención del Jubileo de la Cruz?
–Yo creo que todo el mundo ha tenido como elemento común la admiración. Lo que nos sorprende muchas veces es, como decía Antoine Saint-Exupéry, lo esencial que es invisible a los ojos. Lo que te sorprende es invisible. Yo he visto a las autoridades, a las personas que tienen diferentes responsabilidades, con un respeto muy grande, con un silencio evidentemente manifiesto. Y las autoridades religiosas que han venido, a las que no les extraña ninguna celebración de este tipo, sí es verdad que han valorado lo que sus ojos han visto: a personas con una experiencia de fe manifiesta y les ha tocado el corazón. Por ejemplo, pasó con el señor nuncio, él estaba muy deseoso de venir a la clausura del Año Jubilar, él quería estar y evidentemente me lo recordó y eso es bonito, es una cosa hermosa, porque vino exclusivamente para eso, vino por la mañana y se fue por la tarde.
–¿Cómo valora la creación de la Fundación Camino de la Cruz?
–Yo creo que el hecho de implicar a gente y sobre todo gente que tiene también sus responsabilidades en distintos órdenes de la vida, es importantísimo, porque de alguna manera también aportan sus saberes, sus conocimientos y su manera de hacer las cosas, porque todo el mundo son gente de éxito. Todo lo que han hecho y lo que siguen trabajado para facilitar el camino a los peregrinos para que se encuentren con la Vera Cruz es impagable. Yo estoy absolutamente agradecido por esa idea y por la generosidad de los patronos.
Luego, hay cosas que a mí me preocupan mucho, y no sé bien cómo debería hacerse. Me preocupan las personas mayores y los enfermos a los que les cuesta trabajo caminar o tienen dificultades para hacerlo. Sé que se ofrecen alternativas para que puedan llegar hasta la basílica, pero creo que habría que implementarlas para favorecer que puedan peregrinar más personas.
–¿Qué le diría a los caravaqueños y a la Cofradía?
–En primer lugar, les daría las gracias por ser anfitriones, por la acogida a tantísima gente. Y también les animaría a no perder la oportunidad de vivir plenamente la experiencia de lo que supone la Vera Cruz, que se acuerden del que está clavado en la cruz, que se acuerden de Cristo y que él nos habla siempre de generosidad, de amor, de tender la mano, de ayudar, de abrir los ojos y de descubrir también que hay gente a tu alrededor que lo pasa mal. A una persona que gana en sensibilidad al haberse acercado a Cristo ya no tienes que decirle más nada, porque Dios ya se encarga de ayudarle a que pueda vivir una vida intensa y feliz.
