Caballos del vino, la fiesta patrimonio de todos

La suspensión de las Fiestas de la Cruz, por segundo año a causa de la Covid, impedirá que los Caballos del Vino puedan celebrarse, pero LA VERDAD les rinde un homenaje merecido tras ser declarados en diciembre Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

Domingo, 2 de mayo 2021

No habrá fiestas. La pandemia obliga, por segundo año consecutivo, a suspender todas las manifestaciones festivas. Los Caballos del Vino no podrán participar en sus carreras, ni competir en el enjaezamiento o elegir qué caballo es el mejor. Habrá que esperar. Pero hay motivos de celebración. LA VERDAD quiere rendir un homenaje en estas páginas especiales al festejo y expresar su apoyo a esta manifestación cultural «insólita y pasional» que tendrá que aplazar la celebración tras haber logrado el merecido reconocimiento por parte de la Unesco.

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La fecha del 16 de diciembre de 2020 ha quedado unida, para siempre, a los Caballos del Vino. El festejo ganó ese día su carrera más larga, la más dura, para ser declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Hubo que esperar hasta el último momento; hubo expectación y nervios, pero en un trepidante final retransmitido en directo en internet, los Caballos del Vino lograban el reconocimiento por el que habían luchado durante más de una década. En la sesión telemática de la Comisión Intergubernamental hubo muchos sobresaltos. Ante la ausencia de representación española, fue el representante de Brasil el que presentó la candidatura.

En el primer dictamen del organismo evaluador se proponía dejar sobre la mesa la inclusión del festejo en la Lista de Patrimonio Inmaterial al poner algunos reparos en uno de sus apartados. Tras varias intervenciones de apoyo a la candidatura, la presidenta de la Comisión dio a conocer la aprobación y miles de cohetes se estrellaron en un cielo azul que acogía el humo de los estallidos junto a los aplausos que, de forma espontánea, se escucharon por calles y plazas de la ciudad.

Antonio López Espallardo, conocido como 'el Arturo', marcó una época en Los Caballos del Vino; en la imagen muestra los trofeos logrados en una mañana del 2 de mayo en los años sesenta. Archivo Municipal Caravaca

Cuando las luces del sol dieron paso a la noche; en las murallas del castillo se proyectaba la leyenda 'Patrimonio de todos' junto a un pañuelo con el logotipo de la candidatura de los Caballos del Vino. De madrugada volvió a desaparecer, aunque son muchos los que ya guardan ese mensaje, juntos a miles de imágenes de carreras y de piezas de enjaezamiento, en su memoria y en su corazón.

La comisión de la Unesco reconoce que los Caballos del Vino cumplen las características contenidas en el texto para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, puesto que este protege y vela por la continuidad de expresiones que se han transmitido de generación en generación, han evolucionado en respuesta a su entorno e infunden un sentimiento de identidad. El objetivo de la Unesco es preservarlas con la mayor integridad posible para las generaciones futuras.

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Diez años de trabajo y revisiones

Los trabajos para presentar la candidatura se iniciaron en 2011, siendo Domingo Aranda alcalde de Caravaca; por entonces, el Consejo Nacional de Patrimonio Histórico, celebrado en Burgos, autorizó que los Caballos del Vino iniciaran los trabajos para la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. En marzo de 2012, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte registró el documento para su evaluación en la Secretaría de la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Inmaterial (Unesco, París). Durante la anterior legislatura, siendo alcalde José Moreno, se revisó el expediente en su integridad para adaptarlo a los requisitos marcados por los técnicos de la Comunidad Autónoma y del Ministerio de Cultura. En Madrid se celebraron varias reuniones para ir dando forma a la revisión de los distintos apartados del expediente. El último empujón lo dio la actual corporación municipal, presidida por José Francisco García, que gestionó la parte final de esta carrera ante el organismo internacional logrando los apoyos necesarios para conseguir la ansiada declaración.

Miembros de la peña Terry, una de las más laureadas en el concurso de enjaezamiento, muestras orgullosos el trofeo que acaban de recoger de manos de las autoridades un 2 de mayo de los inicios de la década de los 80. Ceciclio Juárez

Los Caballos del Vino, junto a los Moros y Cristianos, son parte integrante de las Fiestas en honor a la Santísima y Vera Cruz de Caravaca, que se celebran del 1 al 5 de mayo. El origen de esta fiesta está documentalmente probada desde hace tres siglos, aunque es una manifestación anterior, vinculada a la antiquísima ceremonia de la bendición del vino con la Santísima y Vera Cruz de Caravaca, un ritual igualmente único en el mundo que simboliza la protección de la naturaleza. Los documentos más antiguos de su celebración datan de 1765 y desde entonces la tradición no ha dejado de crecer, convirtiéndose en enseña de la ciudad y en prueba de devoción y de apego a su historia.

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Las señas de identidad

La belleza del caballo, el arte en los bordados para enjaezarlo y la destreza de los mozos, junto a la fuerza del animal para la carrera, son los elementos más significativos de este festejo, que ha ido creciendo sin dejar de ser un fiel reflejo de la tradición histórica y de los rituales que se celebran cada primavera en la ciudad desde el primer tercio del siglo XIII para honrar a la Vera Cruz.

Los Caballos del Vino, como el resto de manifestaciones festivas, tienen su origen en los rituales en torno a la Sagrada Reliquia. Las primeras referencias documentales aparecen en el siglo XVII. Desde entonces han ido evolucionando, hasta mostrarse en la actualidad como un triple concurso repleto de fuerza, belleza y emoción: el de caballo a pelo, donde se valorara la figura y el porte del animal; el de enjaezamiento, que premia la belleza y calidad de las piezas y su adecuación al caballo que lo porta; y el de carrera, donde destreza y velocidad se enfrentan al implacable veredicto de cronómetro.

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La peña Universo logró alzarse con el primer premio de enjaezamiento el 2 de mayo de 2017; los caballistas más jóvenes se han abierto un hueco en este concurso. Juan F. Robles

En las últimas décadas del siglo pasado y las primeras del actual, el festejo ha evolucionado manteniendo sus raíces más genuinas. De las distintas etapas se agolpan numerosos recuerdos que permitirían reescribir cómo ha evolucionado la fiesta. A finales del siglo XIX los caballos dejaron de transportar el vino para el ritual y se regularizaron las carreras. En 1921 se crea el concurso de enjaezamiento y el primer ganador fue el caballo enjaezado por Dolores Michelena. Los caballos se enjaezaban con colchas, mantones y prendas similares, valorándose el conjunto, especialmente la bandera y demás accesorios, que se renovaban cada año.

A mediados de la década de 1940 se comienzan a confeccionar piezas bordadas para los Caballos del Vino. En esta etapa destaca el Caballo del Hoyo, que fue el primero en presentar todas las piezas bordadas a mediados de la década de los cincuenta del siglo pasado. Durante los años sesenta se consolida el festejo, generalizándose el uso del pañuelo rojo entre los caravaqueños. En 1974 surgen las peñas caballistas, generalizándose la participación popular y asegurando su mantenimiento económico. En 1980 se creó el Concurso de Caballo a Pelo.

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El alcalde de Caravaca de la Cruz, José Francisco García, levanta los brazos en el momento en el que la Unesco confirmaba la inclusión de los Caballos del Vino en la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. AYTO.

Incertidumbre hasta el último momento

La decisión fue adoptada al filo de las 15.30 horas en el 15º Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, con sede en París. Por primera vez los países miembros y las candidaturas participaron de forma telemática, lo que ocasionó una mayor incertidumbre. En el Ayuntamiento de Caravaca se habilitó un espacio para seguir en directo las deliberaciones que, por cierto, se retrasaron sobre el horario previsto inicialmente, ya que habían quedado temas pendientes del día anterior. La tensión iba en aumento y la tardanza parecía un mal presagio.

Pero no fue así. Finalmente, el embajador de España en la Unesco, Andrés Perelló, que logró muchos más apoyos de los necesarios y que respondió a los reparos planteados, dio paso al alcalde de Caravaca de la Cruz para que agradeciese a la Unesco la declaración. El regidor caravaqueño, José Francisco García, no pudo contener su alegría y levantó los brazos en señal de victoria; junto a él se encontraba el presidente de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, Fernando López Miras, que se desplazó a Caravaca de la Cruz para seguir en directo el desarrollo del veredicto.

Junto al presidente de la Comunidad y al alcalde, conocieron la noticia la hermana mayor de la Real e Ilustre Cofradía de la Vera Cruz, María del Carmen López, y el presidente del Bando de los Caballos del Vino, Francisco Javier Gallego, así como las amazonas del Bando. En la sala, una pintura de Nicolás de Maya, con un caballo del vino, se exhibía por primera vez junto al logotipo de la candidatura y una bandera de España.

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