Los atropellos mortales se triplican en ciudad, la mitad vinculados al alcohol

En los cuatro últimos años, estos arrollamientos se han llevado por delante las aspiraciones de hasta una treintena de personas. El problema, además, va más allá de la cifra de víctimas mortales. Decenas de personas quedaron en los últimos cuatro años gravemente heridas tras ser arrolladas por coches en la Región.

El último de los arrollamientos mortales de la Región se produjo el viernes en Fuente Álamo, donde murió un ciclista atropellado por un conductor que dio negativo en la prueba de alcoholemia. No ocurrió lo mismo hace escasos días en una calle de Los Narejos, cuando unos turistas británicos cruzaban un paso de peatones de esta localidad de Los Alcázares. Un conductor que triplicaba la tasa máxima de alcohol se llevó por delante a la pareja, arrebatándole la vida al hombre, de 50 años. Esta víctima vino a sumarse a una larga lista de víctimas que engrosan las dos vecinas de Lorquí, que fueron arrolladas en febrero por un conductor ebrio en una avenida de Molina; la mujer de 80 años fallecida a principios de junio por un automovilista que se dio a la fuga en Murcia; o la anciana de 89 años que perdió la vida este mes en Jumilla cuando cruzaba un paso de peatones, entre otras.

La asociación Automovilistas Europeos Asociados (AEA) es consciente de la irrupción de este problema y advierte, en declaraciones a LA VERDAD, de la entrada en juego de un elemento que, de un tiempo a esta parte, ha acompañado el repunte de los arrollamientos: el creciente consumo de alcohol. En el caso de la Región, los responsables de tres de los seis arrollamientos mortales registrados este año dieron positivo en las pruebas de alcoholemia.

A diferencia de otros años, los análisis realizados este año a cuatro de las víctimas descartaron un consumo previo de alcohol u otras drogas, conforme a los datos que maneja el Instituto de Medicina Legal (IML). El problema radica, por lo tanto, en quienes se ponen al volante tras haberse pasado con las copas. «Este año hemos percibido un incremento de los accidentes en los que existe presencia de alcohol y drogas», remarca Mario Arnaldo, presidente de la AEA. «La sociedad parece haberse anestesiado, pero el alcohol sigue siendo un problema importantísimo en la carretera».

Arnaldo muestra, además, su extrañeza por el hecho de que este repunte de los atropellos mortales en vías urbanas haya coincidido, precisamente, con la incorporación de las reducciones de los límites de velocidad en estas vías. «Los conductores tienen que tener claro que la velocidad cambia si es una vía de un único carril por sentido de circulación, si dispone de una plataforma única de calzada y acera...».

La Jefatura Provincial de Tráfico presentó recientemente una campaña contra los excesos de velocidad e incidió en los riesgos de pisar el acelerador. En 2023, en la Región, según los datos facilitados por la Delegación del Gobierno, fallecieron 53 personas. La velocidad estuvo presente en el 6% de esos siniestros mortales. Ese porcentaje ha aumentado notablemente en lo que va de año. La velocidad estuvo detrás del 38% de los 21 siniestros mortales registrados hasta la fecha. «Aunque el exceso y la velocidad inadecuada son fenómenos generalizados, existen diferencias entre los conductores», subrayan desde Tráfico. «Los jóvenes generalmente conducen más rápido que los conductores mayores; los hombres generalmente conducen más rápido que las mujeres».

La AEA destaca, asimismo, la importancia de poner el foco en el diseño urbanístico de las calles. «En algunos puntos donde se producen estos accidentes existe una falta de visibilidad, tanto de los conductores como de los peatones», remarca Arnaldo.

La distracción de los conductores, en muchas ocasiones vinculada al uso del móvil al volante, es otro de los aspectos que se encuentra mayoritariamente detrás de los accidentes de tráfico, y estos no son una excepción. La desatención de los automovilistas figura tradicionalmente como una de las causas más probables de estos siniestros. Tráfico recalca que marcar un número de teléfono móvil, responder a una llamada telefónica, leer o contestar un mensaje de WhatsApp, encender un cigarrillo o ajustar la radio o el reproductor de CD mientras se conduce supone apartar la vista de la carretera durante un tiempo, periodo en el que el vehículo circula sin control y pueden surgir circunstancias que provoquen un grave accidente.