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Marta Peirano. LV

Marta Peirano: «Hay que aprender a valorar qué nos pide a cambio la tecnología para utilizarla»

«El 'Gran Hermano' se ha hecho realidad; cada minuto del día estamos vigilados por miles de sistemas diferentes que no sabemos ni que existen», afirma la periodista y escritora

Jueves, 28 de febrero 2019, 03:19

No se trata de ningún cuento futurista ni estamos hablando del guion de ninguna película de Hollywood. La realidad del siglo XXI ha superado con creces la ciencia ficción que ideó George Orwell en su novela '1984'. «Sí, el 'Gran Hermano' se ha hecho realidad. Y el que prefiera pensar que el entramado que hay montado para vigilarnos es una conspiración loca, es que no quiere entrar en contacto con la realidad», zanja la periodista y escritora Marta Peirano (Madrid, 1975), especializada en tecnología y seguridad en internet. En el marco de las actividades organizadas por la Fundación Mariano Ruiz Funes, Marta Peirano impartirá hoy una conferencia, a partir de las 19 horas en el Aula de Cultura de Cajamar, donde lanzará una pregunta cuya respuesta parece obvia: '¿Vivimos en una sociedad vigilada?'. No sabemos hasta qué punto.

-¿Qué consecuencias tiene la extracción masiva de nuestros datos personales por parte de empresas multinacionales?

-Hay algo que sabemos sobre el futuro, y es que vamos a ser muchos más en mucho menos espacio, compitiendo por muchos menos recursos. Sabemos que el planeta va a tener espacios que van a ser poco habitables. Y la gestión de los recursos más necesarios es una prioridad para determinadas empresas. Toda la industria relacionada con las 'smart cities' está basada en la extracción de datos para la gestión de recursos. Son herramientas que no están diseñadas para gestionar las crisis, sino para gestionarnos a nosotros durante las crisis en favor de empresas multinacionales que utilizan algoritmos opacos que ni siquiera pueden ser auditados por instituciones públicas. Esto lo hemos visto con Mark Zuckerberg, cuando ha contestado a preguntas en el parlamento británico, y en el Senado norteamericano, y no han sido capaces de hacerle revelar sus algoritmos. Es decir, estamos valorando la posibilidad de legislar empresas a las que ni siquiera somos capaces de abrir la caja negra de sus códigos. Estamos en un punto de inflexión. Todo el mundo quiere una 'smart city'. Todo el mundo quiere tener una gestión más eficiente de los recursos públicos. Y hay un montón de empresas que se ofrecen a gestionar esos recursos por muy poco dinero, pero a cambio de datos. No es tanto por irresponsabilidad de los gobiernos, sino por desconocimiento de las consecuencias. Todavía estamos entendiendo las consecuencias de dar acceso a nuestros datos privados por tener aplicaciones gratis en el móvil. Que todo esto tiene un precio alto. Pero aún no entendemos que hacer lo mismo con las ciudades, a nivel administrativo, también tiene un precio muy alto.

«Todo el mundo quiere una 'smart city', una gestión más eficiente de los recursos públicos; pero el precio puede ser muy alto»

Vanguardia a 40 euros

-¿Qué puede hacer el ciudadano para burlar esa vigilancia?

-Podemos empezar a valorar, cuando utilizamos una tecnología, qué nos está pidiendo esa tecnología a cambio de utilizarla. En las pasadas Navidades, todo el mundo regaló altavoces inteligentes. Hay que preguntarse por qué un dispositivo, que básicamente es la vanguardia de la tecnología y que hace mogollón de cosas interesantes, es de repente tan barato. ¡40 euros! Un asistente virtual que te está grabando todo el rato. ¿Cómo nos perjudica que haya un testigo permanente de todas las conversaciones que mantenemos, de todas las actividades que hacemos en nuestro hogar, con nuestras familias? Nuestra vida íntima, la de nuestros hijos menores, registrada durante todos los minutos del día para una empresa que ni siquiera abre su código y que no tiene responsabilidades jurídicas de ningún tipo. Solo hay que valorar eso. Alguien que tenga un hijo de cinco años, que utilice Siri o Alexa todo el rato, debe saber que la vida de ese niño está siendo grabada, analizada y explotada por una empresa extranjera que le considera un potencial usuario al que venderle cosas en un futuro.

-Y no nos damos cuenta de nada.

-Me preguntan muchas veces si es que somos tontos, si nos dejamos vigilar así, por las buenas. Son tecnologías muy avanzadas, diseñadas por equipos muy bien preparados que trabajan en la misma habitación y que están muy bien pagados. Los mejores cerebros de nuestra generación están trabajando en eso. Y son psicólogos, psiquiatras, antropólogos... Expertos en el comportamiento preparados para que no te des cuenta de lo que hacen. Y, si te das cuenta, lo justificas. 'Mira, me están vigilando, pero en realidad el niño está más atendido con el altavoz'. Es la industria más importante del mundo, y trabaja para que pensemos que no es tan mala. La resistencia es muy complicada.

-Ahora los mensajes de WhatsApp vienen cifrados «de extremo a extremo». ¿Hemos avanzado algo?

-Eso está muy bien para proteger una conversación de unos chorizos que viven en la casa de al lado y que saben interceptar paquetes de datos cuando te comunicas con tu familia, por ejemplo. Lo que pasa es que la llave de ese cifrado no la tienes tú, la tiene Facebook [propietaria de Whatsapp]. Te protege de unas cosas, pero te deja en manos de otras. El problema es que estamos utilizando unas herramientas diseñadas y legisladas en otros países, y sobre las que no tenemos potestad ninguna. No sé muy bien cómo se resuelve esto.

Huellas dactilares 'gratis'

-¿Estamos vendidos?

-Completamente. Al menos, mientras seguimos autorizando a estos dispositivos. Y va a más. Hubo un tiempo en el que pudimos haber salido de esa esfera de vigilancia. Pero ya empieza a dar igual. Ahora estos dispositivos incluyen reconocimiento facial, por voz... Son sistemas de identificación de los que no puedes zafarte. Tú puedes cambiar tu contraseña, pero no te puedes cambiar la cara. Antes solo se podían conseguir las huellas dactilares si te detenían, pero ahora se las das voluntariamente al gimnasio, que a su vez se lo da a una empresa extranjera que probablemente las venderá.

-¿Y si tiramos el móvil a la basura y nos vamos a vivir al campo?

-Da igual. No podemos escapar. La tecnología por satélite es capaz de reconocer hasta una rata. Tiene un nivel de precisión disparatado.

-El 'Gran Hermano' de George Orwell se ha hecho realidad.

-Totalmente. Cada minuto del día estamos vigilados por miles de tecnologías diferentes que no sabemos ni que existen.

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