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El joven marroquí, ayer, junto a la furgoneta de reparto estacionada en el lugar donde presenció el episodio de malos tratos. badía

Apalean en Molina a un joven marroquí que quiso ayudar a una chica maltratada

Condenan al agresor a 32 días de trabajos sociales por violencia de género y a 330 euros por pegar al hombre que medió

Viernes, 30 de noviembre 2018, 03:22

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Tratar de prestar auxilio a una joven le costó una paliza. Este fue el lamentable pago que recibió un chico marroquí de 22 años, que acabó apaleado por ayudar a una chica a la que su novio estaba golpeando en plena vía pública. «Me dirigía a la calle Murillo a entregar un paquete de Amazon y detuve la furgoneta para ayudar a la mujer», relató ayer a 'La Verdad' este repartidor de una empresa de paquetería, que prefiere mantener su anonimato por temor a nuevas agresiones. «Él estaba enfurecido; le dije que parase y vino a por mí», explicaba todavía dolorido por los moratones y magulladuras que siembran su espalda, además de llevar su brazo derecho en cabestrillo y un vendaje en dos de sus dedos.

Este violento episodio se produjo en el parque situado frente al centro comercial Vega Plaza de Molina de Segura. Así lo refleja la denuncia que este chico presentó después de ser agredido el pasado miércoles, sobre las dos de la tarde. «El hombre venía pegándole puñetazos y patadas por todo el cuerpo a la mujer», expuso en su declaración en la comisaría de Policía Nacional.

Y proseguía su relato detallando que detuvo su furgoneta al presenciar este caso de violencia de género, se bajó y le pidió al supuesto agresor, también de 22 años, que dejase de pegar a su novia. «Le he dicho: '¡Para; estate quieto; no le des más!'. Y acto seguido ha dejado de golpear a la mujer y se ha abalanzado sobre mí». El repartidor trató de subirse a la furgoneta, pero el maltratador le agarró y le tiró al suelo. «Me dio dos patadas en la cabeza», detalló ayer la víctima.

En el parque había amigos y familiares del agresor, los cuales se sumaron al apaleamiento. «Me pegaron cuatro o cinco personas en la cara, en la espalda...». La agresión se detuvo gracias a que una comerciante y tres vecinos se metieron por medio y llamaron a la Policía Nacional. En la zona se presentaron dos unidades, lo que llevó a la joven, junto a su novio y sus amigos, a darse a la fuga. Unos segundos antes de salir corriendo, el agresor todavía tuvo tiempo de amenazar al repartidor. «¡Me he quedado con tu cara; te voy a buscar y te vas a acordar de esta!», le advirtió.

El joven marroquí fue trasladado en una ambulancia al servicio de Urgencias del Hospital de Molina de Segura para ser atendido, según el parte médico, «por nauseas, dolor de cabeza, codo, dedos, mano y hombro después de una agresión». De hecho, hubo que administrarle por vía intravenosa un analgésico para mitigar los dolores de los puñetazos y patadas. Poco más tarde, la Policía Nacional logró detener al sospechoso y tomó declaración a la chica, la cual negó haber sido víctima de un episodio de violencia de género. «Llegó a decir que su novio la había defendido de mí; ¡encima de que fui yo el que la defendió y el que se llevó todos los palos!», concluía su relato a este diario, totalmente indignado.

- Si en un futuro vuelve a presenciar un caso de malos tratos, ¿cómo cree que reaccionará?

- Lo que hice fue un acto reflejo. Si me vuelve a pasar, me volvería a meter porque es una agresión de género y no lo puedo permitir.

Tensión en el juzgado

Las diligencias policiales fueron remetidas a los juzgados y ayer se celebró un juicio rápido. El joven héroe tuvo que acudir acompañado de su padre y de su hermano, porque temía sufrir amenazas del imputado y sus amigos, que aguardaban en la puerta del Juzgado de Instrucción número 4 de Molina de Segura. «Estamos sin dormir desde que esto ocurrió», comentó el padre del chico. Este humilde empleado de una empresa conservera, que lucha a diario por sacar adelante a sus cinco hijos, afirmaba antes de entrar a la vista que «estoy orgulloso de lo que hizo; nosotros somos gente pacífica».

La Guardia Civil tuvo que salir un par de veces al exterior del juzgado para llamar la atención al imputado y sus amigos, los cuales mostraron una actitud desafiante tras la llegada del joven marroquí y su familia. El maltratador estaba acompañado de su pareja, la cual empezó a gritar en la calle que no había recibido patadas ni puñetazos de su novio. Incluso llegó a decirle a su pareja que no se conformase con los hechos que le imputaba la Fiscalía. «¡Tú no me tocaste un pelo; no te conformes!»

El abogado del agresor no quiso hacer declaraciones a este diario. El acusado reconoció los hechos que le atribuía el fiscal y fue condenado por un delito de violencia de género a 32 días de trabajo en beneficio de la comunidad. También se le impuso, durante ocho meses, una orden de alejamiento de 300 metros de su novia.

Por el delito leve de lesiones le cayó una multa de 90 euros y una orden de alejamiento de 300 metros del joven marroquí, al que también tendrá que pagar 240 euros por las heridas causadas. «Me parece injusto; la podría haber matado. A lo mejor, la próxima vez, ella no tiene tanta suerte», reflexionó luego el repartidor.

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