Antonio Ballester López: «¿Por qué no crece el aeropuerto? Con nosotros ya estaría en los tres millones de pasajeros»
Sostiene que Corvera está «acotado» bajo el control de Aena, y que la concesionaria anterior, de la que formó parte, lo habría gestionado mejor
Como CEO de Cementos La Cruz y vicepresidente del Grupo Terrazos El Pilar, Antonio Ballester (San Pedro del Pinatar, 1959) lleva entre manos nuevos proyectos ... a nivel regional, nacional y europeo que denotan la expansión de este holding que nació como una empresa familiar de mosaicos y que ahora supera los 500 trabajadores. Creció con la venta de material de construcción y la fabricación de cemento –con innovación y apostando por la sostenibilidad–, e invirtiendo en otros sectores. Ballester, ingeniero aeronáutico, preside la Fundación Universidad Empresa-ENAE. Frecom le otorgó el premio de empresario del año. Destaca que la construcción atraviesa un buen momento, y que la economía sigue creciendo pese a la situación política. Critica que el aeropuerto de Corvera no crezca de la mano de Aena y sostiene que la anterior concesionaria, de la que su grupo empresarial formó parte, ya habría alcanzado los 3 millones de viajeros. En Campoamor disfruta de la familia y la lectura; pesca, navega y juega al golf.
–Su empresa es un indicador importante del estado actual del sector de la construcción. ¿En qué parámetros se mueve?
–El sector se encuentra ahora en un momento positivo y bueno, después de una larga travesía. En el año 2008, España estaba en un momento altísimo, con más de 700.000 viviendas en venta, pero cinco años después bajó a 40.000. Actualmente estamos entre 90.000 y 100.000 viviendas construidas, cuando la demanda es mucho mayor debido a la formación de nuevos hogares y familias y al crecimiento de la población. Lo que ocurre es que los precios de la vivienda están subiendo muchísimo debido a la escasez de suelo. En España tenemos un sistema tremendamente lento para desarrollar suelos urbanos. Hay demasiada burocracia y los tiempos de los procesos no están marcados. Te puedes tirar años. También hay escasez de mano de obra porque hubo una huida general de muchísimos oficios cuando la crisis.
–Dijo recientemente que faltan 700.000 puestos de trabajo en la construcción, que no se cubren.
–Hay una gran escasez. Opino que la importante demanda de viviendas actual se va a frenar por la subida de precios. Hay un momento bueno de la construcción, pero no existe lo que hubo en 2007, que fue una especulación tremenda. Entonces había gente que compraba dos y tres viviendas para luego pegarles el pase. Ahora no. La gente no busca vivienda para invertir, sino para vivir. Además, cuesta más tiempo, precisamente por falta de mano de obra.
–Especuladores siempre hay.
–Especuladores creo que en todos los sectores, en el momento en que hay demanda de algo. Y en la vivienda es más fácil, porque tienes algo que no caduca y que siempre tiene un valor mayor.
–Precios altos, poco suelo, escasa mano de obra, fuerte demanda... Parece una tormenta perfecta. Unos hablan de que puede haber otra burbuja inmobiliaria, y otros que hay una crisis de oferta. ¿Esto puede estallar?
–Creo que burbuja inmobiliaria ya no hay, porque las burbujas se producen sobre todo cuando el sector financiero aporta muchísimo dinero a un sector. Pasó con las tecnológicas y en 2007, porque las entidades daban dinero a espuertas sin ningún tipo de control inmobiliario y eso lógicamente estalló. Pero ahora no, porque las entidades financieras dan el dinero muy medido y con muchas garantías. Lo que sí puede ocurrir es que llegue el momento en el que la subida del precio de vivienda toque techo y se vaya frenando, pero creo que no habrá una burbuja. Existe una necesidad y una demanda de viviendas que no se está cumpliendo, sobre todo por los precios. Los ayuntamientos también tenían que lanzar parte del suelo con el que se quedaron en desarrollos anteriores.
«No hay burbuja inmobiliaria, el sector vive un buen momento; los altos precios se deben a la falta de suelo»
–¿Existe mucha rehabilitación de vivienda?
–Bastante, a nivel particular o empresarial. Cuando hay falta de vivienda, la rehabilitación aumenta. Siempre van muy parejos.
«Buen momento económico»
–¿Cómo definiría el momento que vive la economía española, y en particular la de la Región de Murcia y Alicante, la zona donde más se mueven?
–Estamos en un momento bueno. No es el de épocas pasadas, cuando vimos las consecuencias de ser tan explosivos. Ahora la economía va creciendo sostenidamente; no está creciendo con dos dígitos pero sí poquito a poco. A no ser que nos afecte geopolíticamente, como sucedió en crisis recientes, parece que no hay ningún síntoma que diga que esto vaya a bajar. Puede haber un pequeño parón, pero como le he comentado antes no veo burbuja de ningún tipo. No olvidemos que la población ha crecido en España, sobre todo por la inmigración, pero es que el número de hogares ha aumentado más todavía. Hay quienes señalan que España necesitaría 200.000 viviendas anuales para atender el crecimiento de la población, sin contar la parte residencial que depende del turismo. Ahora estamos en unas 100.000. El turismo crece todos los años y eso también pide más vivienda.
–¿Los foráneos compran tanto como en la 'época Polaris', o se ha contenido esa demanda?
–Ahora mucho menos. En la época anterior había muchísima gente con un salario escasito que iba al banco a pedir dinero para una o dos viviendas y le daban el 100% de la hipoteca, para especular con la vivienda, y muchos lo perdieron todo. Los bancos daban dinero a espuertas, y en la época de Polaris y de muchas otras promotoras pasó eso. Hoy en día hay una cosa muy buena: cuando vas a comprar una vivienda te lo ponen bien clarito en el contrato y en la escritura, con lo cual se ha evitado bastante la especulación. No quita que no la haya, pero se ha evitado bastante.
–¿Cómo evalúa el dinamismo económico en la franja de Almería, la Región de Murcia y Alicante?
–Creo que los sitios más dinámicos de España en turismo residencial son Málaga y Alicante. Ahora se está moviendo hacia Murcia. En toda la parte de Los Alcázares, que estaba parada, ya se ven grúas. La Vega Baja también ha sido siempre muy activa. La Región de Murcia tiene bastante suelo para desarrollar, sobre todo a nivel residencial. Veo unas perspectivas a futuro importantes.
–Cuando a veces se dice que el urbanismo descontrolado o cierto tipo de urbanismo depreda el territorio, ¿qué opina?
–Es verdad que en algunos sitios se ha depredado. En ciertas zonas naturales se han hecho barbaridades. Creo que lo más importante del urbanismo es que se haga de forma muy controlada, y que se sepa cuál es la edificabilidad por metro cuadrado. Siempre he sido partidario de la edificabilidad en vertical, porque te deja mucho más espacios libres. Mire por ejemplo Campoamor, donde hay zonas verdes y deportivas y no se ve masificado. El Campoamor que se planeó en los años 60 es sorprendente. Quienes lo promovieron y el urbanista que lo diseñó lo hicieron con perspectiva.
–¿Las infraestructuras de comunicación son la gran asignatura pendiente de la Región?
–Y eso que se ha mejorado bastante en los últimos años... Pienso que el AVE ha sido para todos un chasco. Creíamos que iba a tener una frecuencia tremenda, pero entre el rodeo que da y las paradas que hace... Hay ciudades como León que ahora tienen un turismo de fin de semana tremendo desde Madrid. Murcia, en ese sentido, hubiera sido mejor. Por otro lado, tenemos el aeropuerto que de alguna manera se encuentra acotado. No sube, los datos son evidentes. Cuando el nuevo aeropuerto se adjudicó en 2007 a la anterior sociedad concesionaria (de la que formaba parte Cemento la Cruz) había 2 millones de pasajeros en San Javier; el aeropuerto de Alicante tenía 9, 5 millones y el de Valencia más de cinco. Hoy en día, el aeropuerto de Murcia tiene 900.000 viajeros, según datos del año pasado; mientras que Alicante ha duplicado sus cifras y alcanza los 18,4 millones, y Valencia también ha doblado su capacidad. En España, el tráfico aéreo ha aumentado un 80% entre los años 2007 y 2024. Sin embargo, en el aeropuerto de Murcia tenemos la mitad de entonces.
–¿Cuál es su conclusión?
–El aeropuerto está acotado. Aena es propietario de los aeropuertos de Almería, Alicante y Valencia, pero no es propietario del aeropuerto de Murcia. Aquí es el gestor. Nosotros estaríamos ahora con las previsiones que teníamos entonces. Después de la crisis de 2007, el aeropuerto de Alicante se recuperó y creció en los años siguientes. Muchísima gente que viene a Los Alcázares, a Cartagena o a La Manga está utilizando el aeropuerto de Alicante, es evidente. Aquí tenemos un nuevo aeropuerto con 24 horas libres pero que tiene menos vuelos de los que hubo en San Javier.
«Tenemos una gran inestabilidad política pero seguimos creciendo e invirtiendo, como ocurría en Italia»
–¿Piensa que le habría ido mejor al aeropuerto de Corvera con la sociedad concesionaria de la que su empresa formaba parte, liderada por Sacyr, en lugar de la gestión que hace Aena?
–Creo que sí. Las condiciones de la concesión que tiene ahora Aena son muchísimo más laxas y más dulces de que las que tuvimos nosotros, que eran mucho más duras. El 2013, cuando la Comunidad Autónoma nos quitó la concesión, el tráfico había caído bastante en San Javier, de dos millones a un millón. No se fue flexible en buscar una solución en aquel momento.
–La sociedad liderada por Sacyr tampoco lo puso fácil.
–Sí, no lo puso nada fácil. Sé que las negociaciones podrían haber ido de otra manera. Yo no estoy de acuerdo con las negociaciones que se llevaron desde la concesionaria, y así lo manifesté, porque pienso que se tenía que haber buscado una solución amistosa desde el principio. También hubo cambios importantes en la presidencia de Sacyr y a partir de ahí no existió la misma sensibilidad para buscar una solución. Es una pena porque nosotros habríamos buscado los vuelos, y con los estudios que teníamos podríamos estar ahora mismo en tres millones de pasajeros, que eran nuestras previsiones.
–En el diseño de entonces hubo una pata que falló, como fue la urbanización de Marina de Cope.
–Esa parte estaba, pero aunque no se desarrollara, lo cierto es que el tráfico aéreo se ha duplicado en Alicante. Aquí se pudo atraer a más pasajeros, pero no ocurrió y las cifras son evidentes. ¿Por qué este aeropuerto no crece? Quien tiene que dar una respuesta es Aena, que cuenta con casi la totalidad de aeropuertos de España, en los que sí ha crecido globalmente el tráfico en un 80%. Nosotros éramos la competencia.
–¿Qué consecuencias prevé con la subida de aranceles de Trump?
–Nuestro grupo también está metido en el sector del vino, a través de una sociedad con Juan Gil, y lógicamente le afecta. Con el 15% parece que menos; se ha podido disipar un poco el arancel, a no ser que este hombre ponga de golpe un 30%. Indirectamente, al final te puede afectar en muchas cosas.
«Es un lujor tener ENAE»
–Preside la Fundación Universidad Empresa, ¿cuál es el perfil actual del empresario?
–Hubo una serie de personas que se adelantaron a su tiempo y crearon la Fundación y ENAE para ofrecer una formación empresarial. Hay gente con muchas ganas, muy preparada, y nosotros nos sentimos muy orgullosos en ENAE porque han pasado por sus aulas unos 18.000 alumnos desde que se creó. La gran mayoría de directivos y empresarios de la Región han pasado por aquí. Tenemos otro factor importante, que es la internacionalización, que inició su primer director, Enrique Egea. Somos una región pequeña y no hay suficiente masa crítica para sostener una escuela de negocios con el nivel como tiene ENAE, por lo que su internacionalización atrajo más alumnos y produjo otro efecto muy importante: muchísimos alumnos que vienen de Latinoamérica, resto de Europa y China no habían oído hablar de la Región de Murcia en su vida; no sabían ni dónde estaba, tuvieron que buscarla en el mapa.
«Hubo barbaridades en algunos sitios; el urbanismo debe hacerse de forma muy controlada»
–¿Cuál es el porcentaje de alumnos de fuera?
–Debemos estar en más del 50% de internacionales, tanto en presencial como virtual. Es muy importante la gente que viene; aparte de para conocernos, también es bueno para la economía murciana porque las relaciones y los contactos ayudan muchísimo. Además de la Universidad de Murcia y la Politécnica de Cartagena, en el patronato están las entidades empresariales y el Instituto de Fomento. Siempre digo que es un lujo tener una escuela propia de negocios en Murcia.
–¿Qué sector resulta más atractivo para montar una empresa?
–El tecnológico. En ENAE estamos haciendo muchísima formación en transformación digital y en IA, precisamente para darle ese conocimiento y ese músculo a las empresas murcianas. La Región tiene además una gran ventaja con una industria alimentaria muy buena, que está evolucionando. Cualquier empresa de alimentación, sea pequeñita o grande, tiene una enorme gama de productos diferentes y saludables.
–Le pregunto por el agua, va implícito con la agroalimentación.
–Con el agua tenemos un problema tremendo. Es la asignatura pendiente. Yo no sé si dentro de un siglo se seguirá preguntando por el agua en una entrevista como esta, o se habrá solucionado el problema.Cuando en el año 2004 se derogó la unión de la cuenca del Ebro con la del Segura, CristinaNarbona dijo que iban a salir un montón de desaladoras. Pero no toda el agua debe ser desalada, que además tiene un precio alto. Considero que la conexión entre cuencas es fundamental. Junto a eso, se ha llevado a cabo una política de cargarse embalses, cuando son una de las grandes ventajas ante las sequías.
–La economía va bien a grandes rasgos, mientras que la política está como está. ¿Es el gran contraste que se vive en España?
–Sí. Hace veinte años veíamos que si la política iba mal, la economía iba mal. Observábamos Italia y Bélgica, sin gobierno y con inestabilidad política, y, sin embargo, sus economías iban por otro lado. No lo entendíamos, pero hemos alcanzado ese punto. Antes las empresas se frenaban mucho cuando no había un futuro cierto en política, los presupuestos no estaban aprobados, o no se sabían las líneas a seguir. Pero hoy las empresas están invirtiendo y creciendo porque han dejado de lado esa barrera. La hemos superado. Nosotros tenemos ahora una inestabilidad política importantísima y seguimos creciendo económicamente, porque yo creo que tanto el inversor y el empresario deciden seguir invirtiendo, y el consumidor sigue consumiendo.
-
«Conseguimos cemento con menos huella de carbono»
¿Cuál es el ámbito de negocio de su grupo?
–Como Terrapilar estamos centrados en el Levante y Madrid, donde compramos una empresa exactamente igual a Terrapilar. Como Cementos La Cruz, el radio es bastante mayor como fabricantes de cemento. Tenemos plantas de hormigón en Levante, Baleares, Madrid y en Asturias con otra sociedad. Desarrollamos también proyectos en Bélgica, donde hemos montado una fábrica en Gante, y nos estamos instalando en Reino Unido con una nueva planta de cemento. Invertimos además en economía circular, descontaminando terrenos. En Galicia tenemos un proyecto muy atractivo reciclando cenizas de centrales de carbón para fabricar cemento. En esa línea queremos hacer bastantes cosas.
–Junto al material de construcción, su grupo gana terreno en la industria cementera.
–Fabricamos cemento a partir de clínker importado de Turquía y Egipto, aunque también compramos en España. En Abanilla tenemos la única fábrica de cemento que existe en la Región. Antes estuvo la de Lorca, que fue desmantelada, y nosotros somos ahora un referente. El mundo del cemento está rodeado de multinacionales. Somos independientes; somos un grupo pequeño, pero estamos dando bastante guerra, sobre todo en innovación.
Proyecto pionero en Abanilla
–Están volcados en su proyecto 'Eraclitus' de descarbonización y reducción de huella de carbono en la producción de cemento.
–Hasta ahora la fórmula del cemento Portland tradicional se ha basado prácticamente en clínker, yeso y algunos aditivos. Con 'Eraclitus', nosotros aplicamos una disminución muy importante del clínker utilizando otro producto que hemos desarrollado. Ahora estamos precisamente acometiendo las instalaciones en Abanilla para llevarlo a cabo. Al tratarse de un proyecto muy innovador, la UE nos ha concedido una subvención de 4,5 millones de euros. De cada tonelada de clínker que se fabrica, se genera una emisión de casi 800 kilos de CO2. Nosotros no fabricamos clínker, y nuestra idea se basa en una fórmula que nos permite producir cemento con menos clínker. En Abanilla vamos a invertir más de 20 millones de euros.
–¿Es muy agresivo el cemento con el medioambiente?
–No lo es. Estamos rodeados de cemento. Al final el cemento se queda hecho una roca, como cualquier otra. En el proceso de 'clinkerización' sí se produce una emisión importante de CO2, y por ese motivo nosotros estamos consiguiendo un cemento con mucha menos huella de carbono. Es donde hemos centrado los estudios y toda la investigación, que se realiza en un departamento muy potente que tenemos en Madrid.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión