Al menos un año para tener el primer plan de las desaladoras

Sin embargo, la necesidad de realizar en paralelo una evaluación ambiental del proyecto podría provocar una demora en la finalización de estas tareas. En tal caso, «estará justificada la paralización del contrato hasta conseguir desbloquear la cadena de tramitación requerida», señala el organismo de cuenca, por lo que el tiempo en esta fase de la construcción de dos nuevas desaladoras en el sureste peninsular podría superar el año de plazo.

La CHS afirma, según los informes que acompañan al contrato, que la «infradotación adicional» en las zonas regadas por el Trasvase por culpa de los caudales ecológicos del Tajo y las reglas de explotación del acueducto es de 75 hm3 (no aclara si sus cálculos son con los nuevos caudales y reglas), mientras que la sobreexplotación de los acuíferos en estos mismos terrenos de regadío es de otros 75 hm3.

«Si se tienen en cuenta tanto la infradotación como la sobreexplotación de aguas subterráneas, se establece una necesidad a cubrir de 150 hm³», justo la cantidad que producirían las dos nuevas desaladoras. Pese a ello, la previsión es que a partir de 2027 se recorten para el regadío más de 120 hectómetros anuales del Trasvase, mientras que la sobreexplotación de los acuíferos en la cuenca del Segura está cifrada en 212 hm3. Estas cifras no terminan por encajar con los cálculos que hace la CHS en su justificación del anteproyecto.

Las desaladoras podrán conectarse a las ya existentes en ambas zonas, y la de Torrevieja llevará su producción hasta el embalse de la Pedrera. Los trabajos encargados por la Confederación consistirán en los estudios necesarios para redactar ambos documentos, contando con las conducciones de toma de agua de mar y vertido de salmuera. Ambas plantas tendrían plantas fotovoltaicas para reducir el coste de producción.

Además, se diseñarán las obras complementarias a estas instalaciones, como son bombeos, conducciones, línea de evacuación eléctrica o regulaciones intermedias (balsas), «de modo que permitan el funcionamiento de la planta y la entrega del agua» a las comunidades de regantes del Trasvase.

El presidente del Sindicato de Regantes del Trasvase, Lucas Jiménez, critica que «pueden pasar cuatro legislaturas para que veamos las dos nuevas desaladoras, y a ver quién gobierna entonces». Considera que a la vista de los precedentes en la construcción de otras desaladoras, que también llevan asociadas unos parques fotovoltaicos que a su juicio sufren un importante retraso, «estos dos nuevo proyectos pueden necesitar quince o veinte años como mínimo, si no existe contestación social, máxime si hay que construir nuevos emisarios y colectores».

Sostiene que «la única verdad es un recorte político del Trasvase» y que las contrapartidas del Ministerio no existen en lo que se refiere a la modernización de regadíos en el Alto Tajo para reservar 50 hectómetros cúbicos en cabecera, en la depuración en diversos tramos de este río, y en las fotovoltaicas, que considera «una mentira» «Todo esto es fuego de artificio; me suena a cuento chino. Tienen que parar la locura del recorte al Trasvase, paralizar las nuevas reglas de explotación y aprovechar el siguiente ciclo de planificación para enmendar este entuerto», concluye.