Los acusados de matar y enterrar a El Rosao asumen el crimen: «Lo decidimos en ese momento»
Agustín V., 'El Mofli', confiesa que le robaron 34.000 euros a la víctima, entregando mil a Iván P. y repartiéndose el resto con José María G.
En el arranque de la vista llegaron a denunciar «presiones», pero los tres acusados de matar a José Alonso Marín, alias 'El Rosao', han acabado confesando. Agustín V., alias 'El Mofli'; José María G. e Iván P. asumieron este martes ante un jurado popular que estrangularon hasta la muerte al traficante de drogas de Moratalla, cuyo cuerpo apareció en un monte en 2020. Según explicaron fuentes cercanas al caso, los procesados, que afrontan hasta tres décadas de cárcel por cabeza, habrían asumido los hechos para cerrar un principio de acuerdo con la Fiscalía que acabaría aligerando la vista y reduciendo sus condenas.
La versión que los tres procesados ofrecieron este martes en la Audiencia coincidió completamente. Todos ellos sostuvieron que el 20 de junio de 2019 se encontraban en la casa que El Mofli tenía en la localidad alicantina de Pinoso cuando llegó El Rosao. Este llevaba encima 34.000 euros, al parecer, con la intención de comprarle a Agustín un kilo de cocaína a un precio bastante inferior al que se manejaba en esa época.
El fiscal sostiene que el principal acusado esperaba a la víctima aquella tarde en compañía de los otros dos procesados, José María G. e Iván P., con los que presuntamente se había aliado previamente para robar y matar a El Rosao. Los acusados, sin embargo, insistieron en que no habían planeado el crimen ni el robo y que la decisión la tomaron en ese momento y entre los tres. «No fue algo planeado», insistió José María G.
Una vez que estrangularon a la víctima, explicó El Mofli, cogieron los 34.000 euros que el Rosao llevaba encima. «Le dimos mil euros a Iván y el resto nos lo repartimos entre José María y yo». En dos coches se dirigieron a una finca que uno de ellos tiene en Pinoso, donde quemaron la ropa del difunto y la sábana que habían usado para transportarle. Al día siguiente, José María e Iván, según reconocieron en la Audiencia, llevaron al cuerpo hasta la sierra de El Carche, en Jumilla, donde lo enterraron. Meses después, el primero de ellos acabaría conduciendo a la Policía Nacional hasta esa tumba improvisada. «Estoy muy arrepentido», recalcó.
En el banquillo se sientan, además, otros tres procesados que afrontan un presunto delito de encubrimiento -Ousama F., Raúl R. y Leandro R.- y para los que el Ministerio Público reclama penas de tres años de cárcel. Agustín V., el principal acusado, asumió en su declaración que entregó dinero a estos acusados para que se deshicieran del coche de la víctima, pero enfatizó que en ningún momento les confesó que hubiesen cometido un crimen. «Solo les dije que el coche estaba 'enmarronao'», recalcó.
Oussama explicó que se prestó a participar en el destrozo del coche para hacerle un favor a Agustín porque «él me había dejado quedarme una noche en su casa». Este procesado incidió, sin embargo, en que en ningún momento le dijo que el vehículo estuviera implicado en un asesinato. Hizo hincapié en que, en aquel momento, sufría una seria adicción a las drogas.
