Las 7.839 denuncias en un año por violencia machista marcan un récord

Las denuncias por violencia de género alcanzaron su máximo histórico el pasado año en la Región, hasta contabilizar 7.839. En el último lustro, estas se dispararon un 63,4%. Así concluye la sexta edición del informe de Fundación Adecco 'Un empleo contra la violencia', publicado con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se celebra el 25 de noviembre.

Fuentes de la Fundación Adecco atribuyeron este incremento de las denuncias principalmente a dos factores. Uno de ellos, explicaron, es que la consideración de violencia de género ha trascendido el ámbito privado para convertirse en un problema social de primera magnitud. «Así, en los últimos años, los casos de violencia están contando con una difusión mediática real y sacando a la luz la persistente desigualdad entre hombres y mujeres», remarcan desde la organización.

Esta creciente conciencia social ha servido, además, de base, tal y como incidieron desde la fundación, «para articular, durante la última década, instrumentos judiciales y asistenciales para hacer frente a la violencia de género, así como de estímulo para que las víctimas rompan su silencio».

Pese a este avance, aún queda mucho camino por andar. El paro, el miedo a las represalias, la inseguridad jurídica y la vergüenza aún frenan a las víctimas de violencia de género a denunciar. En concreto, el desempleo es uno de los principales obstáculos para que las mujeres den el paso y pidan ayuda, como afirma un 71% de las encuestadas. Hacen alusión al paro y a las situaciones de precariedad como principales trabas para denunciar ya que, al no tener ingresos propios, dependen en muchos casos económicamente del agresor y sienten menoscabada su autoestima, temen encontrarse solas, sin recursos e, incluso, perder la custodia de sus hijos.

Un porcentaje superior (80%) subraya el miedo a las represalias, previendo que la denuncia pueda tener un efecto multiplicador en la violencia, tanto sobre ellas como sobre sus hijos. Por otro lado, según recoge el informe, un 40% habla de inseguridad jurídica, al tener desconfianza en la protección que le proporcionará el sistema; y un 38% admite no denunciar por vergüenza a «reconocer» las graves situaciones que ha tolerado. Otro 35% declara no querer perjudicar al agresor (prisión, pérdida de estatus social y familiar...).

Según la consultora de la Fundación Adecco, Begoña Bravo, «en muchas ocasiones, es la propia violencia de género la que aleja a las víctimas del mundo laboral, debido al bloqueo de acceso al empleo que ejerce el agresor, conduciéndolas a una espiral de aislamiento que deriva en mayores cotas de desempleo» en este colectivo.