Más de 2.200 condenados en la Región por ponerse al volante tras beber o tomar drogas
La Fiscalía avanza que las penas por delitos de tráfico repuntan en la Comunidad y ya superan las 4.000 en un solo año
El alcohol, la marihuana y la cocaína siguen colándose cada día en las carreteras de la Región. Pese al control y vigilancia de la Guardia Civil y las múltiples campañas realizadas por la Dirección General de Tráfico (DGT) no se ha conseguido evitar aún que miles de conductores sean condenados cada año por colocarse al volante bajo los efectos de bebidas alcohólicas o de sustancias estupefacientes. Según datos de la Fiscalía de Seguridad Vial, adelantados esta semana, más de 2.200 automovilistas -concretamente, 2.284- se enfrentaron el pasado año en la Región a una pena por circular tras haber bebido alcohol o tomado drogas, un 8,4% más que un año antes.
Estas conductas motivaron el 57% de las 4.007 penas que los jueces murcianos impusieron en 2022 por delitos de tráfico. La cifra supone también un pequeño ascenso, de un 2,85%, respecto a las condenas por delitos viales dictadas en el ejercicio anterior. En toda España, fueron 104.606 los automovilistas que salieron malparados del banquillo. El fiscal especial de Seguridad Vial, Luis del Río, asegura, en un avance de la memoria anual presentado este mes, que este volumen de condenas es el mayor de la serie histórica, superando el «listón» de las 100.000.
Más allá de las penas por circular bajo la influencia del alcohol o las drogas, otro de los grandes problemas en las carreteras murcianas es la circulación sin permiso. Hasta 1.486 automovilistas fueron condenados el pasado año por ponerse al volante sin tener el carné -bien por no haberlo tenido nunca o por tenerlo retirado-. La cifra, aunque supone una leve rebaja respecto al año anterior, sigue siendo aún muy elevada.
El resto del grueso de las condenas por delitos viales lo conforman, además, otras 82 penas por circular de forma temeraria, una tipología que aumentó el pasado año un 26,1%; y otras 143 por negarse a someterse a las pruebas de alcoholemia y los test de drogas.