Borrar
HÉROE. Grabado del general Martín de la Carrera. / LV
Cómo cayó en San Nicolás el general Martín de la Carrera
Cultura

Cómo cayó en San Nicolás el general Martín de la Carrera

S. G..

Domingo, 27 de abril 2008, 04:09

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El general Soult, que retornó a la capital, el 26 de enero de 1812, a recoger la alta contribución que había exigido a los murcianos el día anterior, se encontraba comiendo en el Palacio Episcopal, cuando supo de la entrada de las tropas del general Martín de la Carrera. Se levantó tan «precipitadamente -narra Díaz Lozano- que hubo de rodar varios tramos de la escalera y lastimarse en su caída, a punto de tardar algunos minutos en montar a caballo».

Pero La Carrera, «por ignorancia de las calles o por no haber sido secundadas bien las órdenes que había dado a sus oficiales» no logró sorprender a Soult. Entre la plaza de Santa Catalina y Platería las tropas españolas fueron sorprendidas por el enemigo, y La Carrera «se vio en manos casi solo con muchos de sus enemigos, que, no pudiendo vencerle, ni menos obligarle a rendirse, herido y todo, hubieron de derribarle a tiros, cuando tenía a sus pies varios de ellos destrozados por su sable». El coronel Schépeler, en su obra historiográfrica sobre el reinado de Fernando VII, añade que La Carrera «se vio rodeado de seis franceses en la calle de Vidrieros. Su brazo derribó a dos; el heroísmo de su noble corazón no le consentía ni aún el pensamiento de salvar su vida, entregando su fiel espada al enemigo; y un tiro le alcanzó a dar cerca de la plaza de la calle San Nicolás. Todavía combatió hasta su muerte, en cuyos brazos cayó como un caballero». Otras fuentes afirman que La Carrera fue rodeado por ocho enemigos y fueron cuatro los que él mató.

Soult se retiró de Murcia inmediatamente, «pero después de haber entregado la ciudad al saqueo y atropellos y a las violencia más salvajes y repugnantes». El cuerpo del general La Carrera recibió sepultura y «se ofreció a los habitantes elevar un monumento que perpetuase su memoria». Más tarde, el general O'Donnell asistió a un funeral en la Catedral, desde donde se desplazó «a la calle San Nicolás, llamada desde aquel día de La Carrera. Allí, el general O'Donnell colocó la primera piedra del cenotafio proyectado». La calle volvió a tomar el nombre de San Nicolás. En la fachada lateral de un edificio de noble portón se conserva la lápida de mármol oscuro que contiene la siguiente inscripción: «Reinando el señor Fernando VII y defendiendo su patria el general D. Martín La Carrera fue muerto en este sitio por las tropas de Napoleón, el día 26 de enero de 1812».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios