Un respiro para La Manga entre acero y hormigón
La Demarcación de Costas del Estado estudia una petición de ANSE para la restauración ambiental de la Caleta del Estacio, asfixiada por la vegetación invasora y las obras de Puerto Mayor
La imagen aérea es impactante: las obras inacabadas de Puerto Mayor asfixian uno de los pocos arenales naturales que quedan en La Manga. Las grandes tablestacas metálicas, que la empresa promotora está obligada a retirar tras confirmar el mes pasado el Gobierno regional la caducidad de la concesión administrativa, impiden el disfrute de este tramo de costa, que debería jugar un papel muy importante en el futuro Plan de Protección del Borde Litoral del Mar Menor: no hay un espacio del dominio público marítimo terrestre cuya recuperación sea más urgente.
Así lo entiende la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), que ha presentado ante la Demarcación de Costas del Estado una solicitud para la restauración ambiental de la Caleta del Estacio (San Javier), en estos momentos inaccesible y aprisionada por las grandes planchas de acero que delimitan la superficie del fallido puerto deportivo. Sería una actuación experimental sobre 2,6 hectáreas, explica a LA VERDAD el director de ANSE, Pedro García, que serviría de modelo para actuar más adelante en las 25 hectáreas que ocupa Puerto Mayor. El proyecto consiste en la eliminación de la vegetación invasora, básicamente un bosquete de acacias que se ha extendido sobre todo el arenal hasta la misma orilla. Los ecologistas tienen previsto arrancarlo y sustituirlo por vegetación propia de las dunas, como lentisco, sabina, enebro, espárrago de mar y palmito.
El modelo sería la restauración ambiental que llevaron a cabo hace unos años en el Monte Blanco (Cartagena), la única elevación con la que cuenta La Manga, donde retiraron escombros, arrancaron acacias y otras especies exóticas y plantaron flora autóctona. El resultado es un arenal naturalizado con la calidad ecológica que tuvo décadas atrás este enclave del litoral de la Región, ahora urbanizado casi hasta en el último metro cuadrado.
Numerosas comunidades de vecinos han alegado en favor del proyecto de renaturalización de los ecologistas
Los trabajos se abordarían con fondos propios y se prolongarían durante dos años:el primero se emplearía en retirar las acacias y el segundo en la plantación de flora local. Para impedir el rebrote del arbolado invasor se utilizarían lonas de plástico que cubrirían temporalmente las raíces, un sistema que ya ha demostrado efectividad contra las cañas en las orillas del río Segura.
Costas resolverá la propuesta de ANSE cuando reciba un informe de la Comunidad Autónoma, aunque puede actuar directamente si la Administración regional se inhibe. En el proceso de información pública, que acaba de cerrarse, no se recibió ni una alegación en contra y sí numerosas adhesiones de comunidades de vecinos de la zona. «Nos ha sorprendido la cantidad de gente que se ha pronunciado en nuestro favor», señala Pedro García. «La última vez que propusimos un proyecto parecido hubo alegaciones negativas, así que pienso que algo está cambiando en la percepción social sobre la necesidad de respetar más la naturaleza y vivir en un entorno más cuidado», incide.
Subida del nivel del mar
ANSE otorga a la Caleta del Estacio un papel estratégico en la defensa de La Manga contra los estragos del cambio climático. Según las previsiones del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la subida del nivel del mar afectará especialmente a las playas al norte y sur del Estacio, de ahí la importancia de recuperar este arenal cegado durante décadas.
«Está en dominio público, no hay que derribar ni comprar nada, y además la empresa está obligada a quitar las tablestacas, así que estamos ante una oportunidad para dar un vuelco a la degradación de La Manga. Y en esta legislatura es posible», argumenta el director de ANSE.
«La restauración de la Caleta del Estacio debería ser el inicio de un ambicioso plan de recuperación de arenales y playas en La Manga, una necesidad para la naturaleza y el turismo que ayudaría a un modelo económico más sostenible y de mayor calidad. ¿Estarán la sociedad regional y los representantes políticos preparados para un nuevo tiempo? ¿Habrá llegado el momento de cambiar la historia de destrucción de La Manga por otra de recuperación ambiental?», se pregunta el veterano ecologista.