Así renacen las Salinas de Marchamalo
La restauración de las naves y del canal cierra la primera fase del proyecto de ANSE para recuperar este humedal junto al Mar Menor
Las antiguas naves de las Salinas de Marchamalo, en la entrada de La Manga, lucen por fin como nuevas. La rehabilitación de los edificios auxiliares ... de las conocidas como salinas viejas, junto con la reparación del canal de alimentación y la construcción de cuatro pequeñas charcas cristalizadoras, cierran la primera fase del proyecto de recuperación de esta industria tradicional y sostenible junto al Mar Menor, al mismo tiempo un bien cultural y un humedal de gran importancia para las aves acuáticas.
«Después de varias décadas de abandono, y transcurridos tres años de interminables trámites ante el Ayuntamiento de Cartagena, cinco direcciones generales de la Comunidad Autónoma y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), las salinas viejas de Marchamalo comienzan a mostrar algunos cambios que hacen vislumbrar la transformación y mejora que soñábamos desde hace mucho tiempo», explica a LA VERDAD Pedro García, director de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE).
A través de su fundación, esta organización ecologista pagó en 2019 casi 70.000 euros a la empresa Invertrés Diversos por la concesión de ocho hectáreas en el dominio público marítimo-terrestre en el sector Este de las salinas, y una finca de 7.000 m2 con las naves en ruinas.
Cuatro años justos después de esta operación, ya son visibles los resultados de un plan de recuperación patrimonial y ambiental que ANSE enmarca en el Proyecto Resalar, que supone la recuperación de 16 hectáreas de salinas y arenales en el litoral del Mar Menor con la colaboración de WWF y el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC). Otras entidades han apoyado antes esta iniciativa, como la arrocera Nomen, las fundaciones de Primafrio y Estrella de Levante y la oficina en España de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (IUCN-Med).
La explotación sostenible de las balsas salineras es la mejor manera de mantener en buenas condiciones un ecosistema acuático vital para numerosas especies de aves y los peces que subsisten en la lámina de agua hipersalina, principalmente el fartet, en peligro de extinción. En agosto pasado ya se recogió una primera cosecha de sal.
«La restauración de las naves ha respetado la arquitectura y elementos originales. Se ha sustituido la mayor parte de las cerchas de madera de una de ellas, afectadas por la carcoma, se han colocado nuevas ventanas, suelos, aseos, vestuarios e instalación eléctrica», detalla Pedro García, quien también destaca la restauración exterior de todas las fachadas, con aceras que evitan filtraciones de agua y canaletas para la recogida de agua de lluvia, que será reutilizada con aljibes. También se trabaja en un sistema de alcantarillado conectado a la red del municipio de Cartagena, en jardineras de piedra y un futuro aparcamiento.
En una de las naves, que albergará instalaciones de investigación de ostra plana y otras especies de fauna acuática del Mar Menor, con la colaboración del IEO, ya se han instalado los sistemas de alimentación de agua y aire y los primeros tanques.
La organización ecologista ha pedido préstamos bancarios por valor de 800.000 euros, a la espera de las ayudas europeas
El proyecto arquitectónico y paisajístico, que incluirá una torre-observatorio, una piscina de salmuera y baños de lodo, está firmado por Paloma de Andrés.
Otra obra importante es la reconstrucción completa del canal de alimentación de agua. «Se ha respetado el trazado y medidas del canal original, y se ha construido reutilizando piedra procedente de un gran almacén en ruinas en otra zona de las salinas», señala el director de ANSE.
Igualmente, se ha instalado una nueva bomba y compuertas de madera para regular el paso y la distribución de agua en las diferentes charcas salineras.
Asesoría de Salinera Española
La recuperación de las salinas se ha realizado con el asesoramiento de los técnicos de Salinera Española, empresa con la que ANSE ha firmado varios convenios de colaboración, y que también permitirá recuperar el molino de La Calcetera. El autor del proyecto es Miguel Celdrán, director en su día de las Salinas de San Pedro del Pinatar.
«En las salinas las obras han estado limitadas por la necesidad de no interferir la temporada de reproducción de aves acuáticas; hasta el momento se han limpiado parcialmente media docena de charcas calentadoras y cristalizadoras, en las que se sigue trabajando hasta final de año», señala el director de ANSE.
El Proyecto Resalar cuenta con el apoyo económico del Miteco, a través de la Fundación Biodiversidad, y de la Unión Europea mediante los fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, pero ANSE ha tenido que suscribir préstamos por valor de más de 800.000 euros porque no ha logrado los avales bancarios necesarios para recibir el adelanto de las subvenciones comunitarias.
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