Medio Ambiente rechaza un cultivo de cítricos en el Mar Menor por su impacto «brutal»
Una firma hortofrutícola quiere plantar limoneros bajo malla de invernadero sobre 85 hectáreas en Lo Poyo, pero la Consejería cree que será perjudicial para el espacio natural
El 'no' de la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente no es definitivo, pero su primer pronunciamiento es muy severo: la plantación ... de limoneros bajo malla de invernadero sobre una superficie de 85 hectáreas en Lo Poyo (Cartagena) sería muy perjudicial para el Mar Menor por su «brutal efecto sobre el entorno». En una resolución publicada el miércoles en el Boletín Oficial de la Región, la Dirección General de Medio Ambiente comunica su rechazo al proyecto de cultivo intensivo presentado por Corporación Agroalimentaria del Mediterráneo SL y emplaza a esta firma hortofrutícola a que elabore una Evaluación de Impacto Ambiental ordinaria.
Este estudio, más completo, servirá para despejar los inconvenientes planteados por la Administración regional tras revisar la Evaluación de Impacto Ambiental simplificada aportada por la empresa, que pretende transformar parte de una gran finca de 450 hectáreas en una de las zonas más sensibles del entorno de la laguna, colindante con espacios que cuentan con hasta ocho figuras de protección regionales, nacionales e internacionales. Además, la vertiente natural de los terrenos que se quieren poner en producción afecta a la desembocadura de la rambla de Ponce y a una franja marina de 100 metros que está clasificada como Área Crítica para el fartet, pez catalogado 'en peligro de extinción'. La evaluación ambiental aportada por la empresa agrícola ni siquiera menciona a esta especie, destaca la resolución de la Consejería, que advierte sobre el perjuicio de los lixiviados de nitratos sobre uno de los emblemas de la fauna del Mar Menor.
«Barrera importantísima»
Los técnicos de Medio Ambiente, además, tienen «dudas sobre las dimensiones y diseño del proyecto, así como la utilización de recursos naturales, en particular la tierra, el suelo, el agua y la biodiversidad del conjunto, y que no quedan suficientemente resueltas y/o justificadas».
En concreto, consideran que la estructura de protección de la plantación de limoneros –mallas plásticas fijadas a postes metálicos, que se anclarían a bloques de hormigón enterrados a 1,20 metros de profundidad–, con una altura máxima de cinco metros, supondría una «barrera importantísima» en el paisaje, con «un brutal efecto sobre el entorno, deteriorándolo al máximo».
El departamento regional de Agricultura ha detectado además que una parte de la finca –entre 19 y 29 hectáreas– es de secano, por lo que no podría ponerse en regadío.
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