Emilio María Dolores: «Al Mar Menor cada vez le cuesta más recuperarse»
El jefe del Servicio de Pesca y portavoz de los Comités Científico y de Seguimiento espera que se reincorporen los investigadores críticos que abandonaron el grupo de expertos
Emilio María Dolores Pedrero (Cartagena, 1964) lleva 25 años al frente del Servicio de Pesca de la Comunidad Autónoma, pero sabe que a partir ... de ahora se le mirará con lupa por la nueva responsabilidad que acaba de asumir: convertirse en portavoz del Comité Científico del Mar Menor –puesto en el que sustituye al catedrático de la UMU Ángel Pérez Ruzafa– y también del nuevo Comité de Seguimiento. Doctor en Veterinaria, funcionario de carrera de la Administración regional y defensor convencido de las reservas marinas y de la gestión sostenible de las pesquerías, atiende por teléfono a LA VERDAD después de que el temporal frustrara el miércoles su salida semanal en barco a la laguna. Se expresa tranquilo, seguro y con la prudencia propia del corredor de fondo que devora kilómetros en su tiempo libre.
–No sé si darle la enhorabuena...
–Es un desafío profesional más que asumo y tampoco es algo nuevo para mí porque llevo vinculado al sector de la pesca desde hace mucho tiempo. También he seguido de cerca la evolución ecológica del Mar Menor en los últimos años. He aprendido bastante de los pescadores, que son unos grandes observadores de todo lo que ocurre en la laguna.
–¿Tuvieron que insistirle?
–No es algo que me asuste, al final el portavoz es el notario que da fe del debate científico que se ha mantenido. Además, desde el Servicio de Pesca estamos analizando el Mar Menor desde la primera crisis eutrófica, en la primavera de 2016. Entonces comenzamos a salir de forma semanal para medir los parámetros: de las 52 semanas del año lo hacemos en 50, salvo mal tiempo.
«La portavocía no es algo que me asuste, es un desafío profesional más que asumo»
–¿Entiende las críticas al nuevo Comité de Seguimiento?
–Las cosas hay que explicarlas bien: el Comité Científico tiene la misión de debatir y emitir dictámenes sobre propuestas de actuación, y el Comité de Seguimiento se asemeja al Comité Covid, para trasladar a la ciudadanía cómo evolucionan los parámetros físico-químicos y biológicos. Estos datos ya están en la web Canal Mar Menor, pero se ha tomado la decisión de trasladar esta información de forma más comprensible cada dos semanas.
–¿Es relevante la ausencia de pluralidad científica o de ecologistas en el nuevo comité?
–No, porque se limitará a trasladar datos técnicos. Se analizarán los resultados de monitorización del Imida [Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental], más los que obtenemos en el Servicio de Pesca, junto con los apoyos de la UMUy la UPCT, y se informará sobre su estado y evolución.
–¿Por qué el relevo en la portavocía del Comité de Asesoramiento Científico? ¿Estaba quemado Ángel Pérez Ruzafa?
–A Ángel Pérez Ruzafa hay que estarle agradecido porque este tipo de portavocía es una sobrecarga para cualquiera que la asuma. Él no va a dejar de estar vinculado al Mar Menor porque le ha dedicado buena parte de su carrera científica y es una persona muy conocedora de todo lo que le pasa, pero quiere dar un paso atrás para dedicarse más a la universidad, a los distintos proyectos de investigación en los que está integrado. Es un excelente científico y una excelente persona y va a seguir participando en el comité y ayudándonos con su visión.
–Los miembros del IEO y otros investigadores relevantes abandonaron el Comité Científico con críticas a su falta de independencia. ¿Les va a pedir que regresen?
–Cuando asumí la portavocía trasladé al consejero que es muy importante que en el Comité Científico haya debate, y él ha estado completamente de acuerdo. Y eso pasa por que regresen los investigadores que se han ido. Tienen la puerta abierta para hacerlo en el momento que quieran. Personalmente, ya he hablado con dos de ellos, Juan Manuel Ruiz, del IEO, y José Álvarez Rogel, de la Politécnica de Cartagena, y les he pedido que reflexionen y que se unan nuevamente porque se les necesita. Mi interés como portavoz es que todos vuelvan para que sea un comité prestigioso, que sus integrantes se sientan orgullosos de estar en él y que con sus conocimientos aporten soluciones para que todos veamos mejoras en el Mar Menor.
«En la relación con el Gobierno central hay un cambio absoluto. El entendimiento es posible»
–¿Cuáles son las previsiones para este verano? Ya nos han preparado para posibles anoxias y nuevas mortandades de peces...
–En meteorología, uno más uno no son dos. Es difícil hacer una previsión. Por ejemplo, cuando se produjo el episodio de anoxia en agosto del año pasado, solo apreciamos síntomas de que se desequilibraba el sistema cuatro o cinco días antes de que sucediera. Obviamente, el sistema ahora mismo está en carga, porque están entrando nutrientes de forma continua; habrá eutrofización o no en función del fósforo disponible en la columna de agua, y esto dependerá a su vez de la temperatura. En julio y agosto tendremos más fitoplancton, pero no sabemos si en la cantidad necesaria para que se genere una nueva anoxia.
–Si tuviera que explicarle a un extraterrestre lo que ha ocurrido en el Mar Menor, ¿qué le diría?
–Es muy sencillo, cuestión de química:si en los sistemas lagunares nos pasamos con los nutrientes, un sistema oligotrófico se convierte en eutrófico. La actividad humana genera este tipo de problemas, unas veces por falta de conocimiento; en otras, a pesar del conocimiento, seguimos agrediendo a los ecosistemas.
–«El Albujón es la principal amenaza», insistió hace unos días el presidente regional.
–Eso es cierto, solo hay que reparar en los datos de los últimos años: del agua que recibe el Mar Menor por las casi treinta entradas de forma natural, entre el 72% y el 80% procede de la rambla del Albujón. Según los aforos medidos por la Dirección General del Mar Menor y la Confederación Hidrográfica del Segura, estamos hablando de flujos medios de 150 o 200 litros por segundo, sin contar con los episodios de lluvia, y con cargas de nitrógeno que a veces se acercan a los 200 miligramos por litro. Para que nos hagamos una idea, verter agua en el Mediterráneo por encima de los 50 miligramos está prohibido.
–Luego lo lógico sería actuar en origen para evitar esta descarga...
–Todo suma, lo importante ahora mismo sería cortar la sangría. Hay que actuar en origen, sin duda, pero la mayor parte del agua que está saliendo por la rambla del Albujón tiene su origen en afloramientos desde el freático. Los excedentes de riego son ahora muchísimo más bajos y el nivel del acuífero está altísimo.
–La sentencia del TSJ que obliga a la Comunidad a expedientar a ocho empresas agrícolas transmite la sensación de que cuesta actuar en origen y que se protege al sector agrícola, ¿lo ve así?
–No lo veo así, el TSJ hace su papel dentro del ordenamiento jurídico, las normas están para cumplirlas y el que no lo haga tendrá que enfrentarse a las sanciones que correspondan. Pero lo que se tiene muy claro técnicamente dentro del Comité Científico es que la rambla del Albujón es un problema. Lo hemos debatido también con el Estado y la máxima prioridad es que deje de entrar ese flujo de agua.
–¿Confía en las soluciones basadas en la naturaleza que propone el Ministerio, o veía mejor el anterior Plan de Vertido Cero?
–No son medidas incompatibles. Hay soluciones basadas en la naturaleza, como los filtros verdes y los sistemas de desnitrificación con restos de poda, que se han demostrado eficaces, pero la tecnología avanza y también son posibles actuaciones de obra pública que ayuden a resolver el problema más rápidamente.
–¿Hay que abrir las golas, como reclama Vox?
–La Politécnica de Cartagena trabaja en la simulación de los efectos de la recuperación de calado en unos 50 centímetros, la profundidad que han tenido las golas con la excepción del Estacio, que se dragó en los años setenta con el nivel que tiene actualmente. La renovación de los 580 millones de metros cúbicos de agua en el Mar Menor es de un año, según los estudios del IEO. El mantenimiento de las golas facilita el intercambio, pero tampoco se trata de diluir los nutrientes porque eso puede tener el efecto, desde un punto de vista ecológico, de que el Mar Menor pierda su singularidad, al margen de que habría que tener en cuenta las diferentes figuras de protección.
«Desconozco los efectos jurídicos de la ILP, pero es importante la sensibilización que ha generado»
–Dentro de poco se cumplirán seis años de la primera 'sopa verde' sin que el estado ambiental del Mar Menor haya mejorado.
–Es un poco triste explicar a la ciudadanía que año tras año nos enfrentamos al miedo de que se pueda poner verde de nuevo cuando llega el verano. Los sistemas biológicos no se corrigen con rapidez. Tardan mucho tiempo en estropearse y también necesitan mucho tiempo para corregirse. Ahora mismo una de las tareas más importantes del Comité Científico es averiguar de dónde viene el fósforo. Para que se produzca la eutrofización tiene que existir una equivalencia química de dieciséis moléculas de nitrógeno por una de fósforo. El agua que entra de forma superficial no tiene una carga muy elevada de fósforo, aunque sí de nitrógeno, así que estamos viendo, a través de varios estudios biogeoquímicos, de qué forma se activa el fósforo acumulado desde hace décadas en el sedimento. Se trata de saber si el aumento de temperatura favorece la biodisponibilidad del fósforo y eso facilita la eutrofización. Cuando lo tengamos claro dispondremos de información muy útil para tomar decisiones de gestión. A veces lo focalizamos todo en la columna de agua cuando cada vez son más los científicos que apuestan por que el mayor problema está en el sedimento.
–Ahora que parece haber un mejor entendimiento con el Gobierno central, ¿se atreve a poner algún plazo para la recuperación?
–No me atrevo a poner plazos, pero sí hay un cambio absoluto en la relación entre el Gobierno regional y el Gobierno central. El entendimiento es posible y se está poniendo de manifiesto en cada reunión del Foro Interadministrativo, y creo que esa es la línea, porque así será más fácil que se pongan sobre la mesa financiación y proyectos en común y se compartirán competencias para que se pueden ejecutar las medidas de manera más rápida. Es lo que quiere el ciudadano.
–¿Qué le parece la ILP, cree que servirá para algo que el Mar Menor tenga derechos propios, como una persona?
–A nivel legal, desconozco los efectos jurídicos, pero creo que lo más importante es la sensibilización social que ha generado. Eso ya se ha conseguido. Cuando la sociedad empuja en un solo sentido, hace de catalizador para que exista un acuerdo entre las diferentes administraciones.
«Nos preocupa la bajada de la salinidad. El sistema no remonta»
–¿Cómo está ahora mismo el Mar Menor?
–Esa es una pregunta que no me atrevo a responder mientras no cesen las entradas de agua durante estos días de lluvia. Hasta el día 28 de febrero habían entrado unos 300.000 m3 de agua, que es una cantidad importante, pero desde el 1 de marzo hasta ahora, con estas semanas tan lluviosas, han entrado 600.000 m3 [la entrevista se hizo el miércoles]. El efecto de esta situación está todavía por valorar porque desde el 11 de marzo, por el mal tiempo, no hemos podido hacer mediciones.
–¿Y antes de las lluvias?
–Lo que más nos preocupa ahora es la bajada de la salinidad, que es continua. Al Mar Menor cada vez le cuesta más recuperarse. Su capacidad de resiliencia después de cada episodio de lluvia se está debilitando, el sistema no remonta y eso se ve muy claramente en las gráficas. Cuando llega el verano y la evaporación es mayor, entonces recupera un par de puntos de salinidad, pero aun así, como media cada año estamos por debajo de lo que sería deseable. Esa bajada de la salinidad se justifica, según diferentes informes científicos, por la elevada cantidad de nitrógeno en las aguas que entran de forma superficial, principalmente por la rambla del Albujón. Otro asunto que nos preocupa particularmente este año es la temperatura, que ha bajado menos que el invierno anterior, cuando llegamos a 11ºC. Este invierno no hemos bajado más allá de los 12ºC. Esto hará que el agua se caliente de forma más rápida cuando lleguen los meses cálidos, a partir de la primavera.
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