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Bolardos destrozados el pasado fin de semana en la playa del Rafal. Al fondo, Cabo Cope. LV
Sabotaje en Cabo Cope-Calnegre

Sabotaje en Cabo Cope-Calnegre

Vecinos y agricultores han declarado la guerra al parque regional y la Comunidad Autónoma tiene la obligación de velar por los intereses generales. El primero de ellos, la conservación del espacio protegido

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Martes, 24 de julio 2018

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Esperaba cierta resistencia al sistema de control de accesos que se ha estrenado este verano en las playas de Calnegre (en el sector lorquino del parque regional), pero nunca una sucesión de actos vandálicos (destrozo de casetas, sombrajes y otras infraestructuras, motosierra en mano) e incluso manifestaciones de fuerza que han impedido la salida del autobús público durante los últimos fines de semana. También me ha sorprendido la rotura (por un tractor, ya tenemos una pista) de los bolardos de madera colocados el año pasado en varias calas de la Marina de Cope (Rafal, Cala Blanca) para protegerlas del pisoteo de los coches.

Hay una guerra contra el espacio protegido y las tímidas medidas de conservación, las primeras en 26 años adoptadas por la Consejería de Medio Ambiente, que sigue sin aprobar ni el Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) ni el plan de gestión de Red Natura 2000. Básicamente porque no sabe cómo hincar el diente a la patata caliente de la agricultura intensiva, un potente motor económico de Águilas y las pedanías costeras de Lorca que tiene a los políticos cogidos por la pechera. La advertencia es clara: allá vosotros si os atrevéis a tocar nuestro medio de vida. Hay muchos votos en juego.

El origen del conflicto: la ley de 1992

El problema es complicado: la ley de espacios protegidos de 1992, que aprobó el Gobierno de la entonces presidenta socialista María Antonia Martínez, dejó en el limbo este enclave litoral de Águilas y Lorca. Protegido, pero solo sobre el papel, porque ya entonces hubo graves protestas, con agresión incluida al concejal de Izquierda Unida Antonio del Campo.

El resultado es que los diferentes gobiernos han preferido mirar hacia otro lado (durante casi treinta años, que se dice pronto) mientras los cultivos avanzaban sin control, incluso ocupando cauces públicos, hasta situar las plantaciones casi en la misma arena. Destruyendo hábitats y restando valores naturales en una carrera de tierra quemada con poca vuelta atrás. La Marina de Cope siempe ha sido un territorio dedicado a la agricultura, pero las lechugas nunca habían llegado tan lejos.

Y ahora tenemos que la Comisión Europea apremia para que se apruebe la planificación de los espacios protegidos (hay un procedimiento de sanción en marcha contra España por el retraso) y el Gobierno de la Región de Murcia aún no le ha puesto el cascabel al gato de la Marina de Cope. De momento, tiene la obligación de poner por delante los intereses generales, el primero de ellos la conservación de los valores naturales.

La ley del Oeste

También garantizar la seguridad, el orden público y el disfrute del parque regional por parte de quienes lo respetan y aprecian sus valores, en las condiciones que ha marcado el Gobierno regional. Porque estas macarradas son intolerables, no se puede vivir bajo «la ley del Oeste», en palabras del alcalde de Lorca, Fulgencio Gil Jódar.

La marcha reivindicativa de los ecologistas del domingo pasado entre la playa de La Cola y la Torre de Cope y la contraprotesta de los agricultores repartiendo melones y paella en la cala de la Galera, el mismo día, casi a la misma hora y a pocos kilómetros de distancia, deja una fotografía engañosa del conflicto. No deberíamos quedarnos con que se trata de un simple enfrentamiento entre agricultores y ecologistas. Esto es de todos y afecta a todos. Creo que una amplia mayoría entiende las razones, o parte de ellas, de unos y otros, y se sorprende de que la Comunidad Autónoma, junto con los ayuntamientos, no haya resuelto este problema a lo largo de casi tres décadas. Pero hay que encontrar una solución. Tiene que haberla.

¿Algún comentario?

PD. Comparto a continuación el manifiesto que me envía la Asociación de Agricultores de Águilas, un documento que repartieron el domingo en la playa de la Galera y en el que explican los motivos de su rechazo a la regulación de usos y actividades en el parque regional.

En defensa de la continuidad de una agricultura sostenible y limpia generadora de empleo para miles de familias

Os hemos convocado en el día de hoy en esta playa de la Galera (términos de Águilas y Lorca) para manifestar a la ciudadanía nuestros legítimos derechos sobre estas tierras a desarrollar lo que sabemos hacer: la agricultura.

Hagamos historia: la actividad agrícola la llevamos ejerciendo en estas tierras desde tiempos remotos. Tenemos constatado que en 1772 ya se cultivaban estas tierras; los encargados de las fincas del Garrobillo y de Pinilla, y más tarde de la Cuesta de Gos, fueron los labradores Juan García, Domingo Rabal y Ginés Valera. En esa época nuestros antepasados ya trabajaban el esparto de nuestros montes y cultivos de secano como el almendro, la tápena, higueras, viñas y colmenas para producir miel.

No admitiremos bajo ningún concepto la figura de protección de parque regional ni limitaciones a la actividad agraria que pueda regular un Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN). Ya tenemos nuestro territorio protegido con figuras como Red Natura 2000, LIC, ZEPAS, geomorfológico, paisajístico, protección de cauces, directrices del litoral.... En España está el 30% del territorio protegido, en Águilas el 80%, ya tenemos más que suficiente con una protección desorbitada que nos limita y estrangula nuestro desarrollo. La aprobación del parque nos impondría graves limitaciones, con el consiguiente riesgo de tener que dejar de cultivar y emigrar al extranjero, como ya lo hicieron nuestros padres en los años 60. Dependemos de la climatología, de los precios, de las enfermedades.... Todos estos factores hacen que nuestra actividad tenga un gran componente de incertidumbre; en algunas ocasiones, tras una campaña de duro trabajo, apenas sacamos para atender los gastos de producción. Otros tienen un sueldo fijo llueva o truene, largos periodos de vacaciones y un buen bienestar.

Marina de Cope ha sido, está siendo y queremos que siga siendo, un motor importante en el desarrollo económico de Águilas, que está generando empleo directo e indirecto a unas 3.000 personas. No hay nada más que situarse en el Lomo de Bas para mirar hacia abajo y contemplar una panorámica de Marina de Cope y así ver una realidad: el paisaje agrícola, cientos de hectáreas plantadas de tomate, lechuga, sandía... que se exportan a Europa y que gracias a la suavidad de este clima hace de esta tierra un lugar privilegiado para estos cultivos.

Marina de Cope fue y sigue siendo pionera en la utilización de técnicas de cultivo, sostenibles con el medio ambiente. A principios de los años 90, los agricultores que cultivamos en este ámbito geográfico comenzamos a utilizar, de la mano de la Consejería de Agricultura, técnicas para ir disminuyendo el impacto que la actividad del hombre causa sobre el medio. Nos referimos a técnicas como la polinización con abejorros, técnicas de desinfección como solarización, sueltas de insectos beneficiosos para la lucha contra plagas, etc. Posteriormente, estas técnicas que seguimos utilizando, mejorando y ampliando, se fueron extendiendo por otros territorios marcando un antes y un después en la manera de producir.

En estos momentos nos sentimos acosados y amenazados ante la posibilidad de tener que dejar de cultivar, tal y como lo estuvimos en el año 92, con la aprobación de la Ley 4/92 de ordenación del territorio en la que se nos imponía un parque natural.

Es para perder el sueño. ¿Qué vamos a hacer con los préstamos y pólizas que tenemos? ¿Qué haremos con nuestros trabajadores? ¿Qué les diremos a nuestros jóvenes, a los que les hemos prometido un relevo generacional y algunos de ellos han decidido dedicarse a la agricultura, como consecuencia de la grave crisis que hemos vivido?

También nos sentimos indefensos, consideramos que la declaración de parque es una expropiación encubierta y así arrebatarnos el uso de la tierra que venimos trabajando generación tras generación. En una sociedad donde la propiedad privada es un derecho, no se puede despojar de un bien a una persona sin una justificación seria de interés público. Recordemos que en el año 92 la declaración del parque y los límites que se establecían se pusieron de forma arbitraria desde unos despachos de Murcia donde seguramente, quien trazó las rayas de los límites ni tan siquiera se dignó a pisar nuestra tierra y ver la realidad agrícola aquí existente.

La redacción del Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) y declaración del parque supone un atropello al ejercicio de la actividad agrícola y a los derechos que como propietarios tenemos, no queremos que el desarrollo de nuestra agricultura esté bajo la espada de Damocles, de declaraciones de impacto ambiental, de limitaciones absurdas, prohibición de hacer movimientos de tierra, permisos, permisos y más permisos... queremos hacer una agricultura cada vez más sostenible, ya estamos acostumbrados a cultivar rayando ya la agricultura ecológica, ya que los mercados a los que les servimos son cada vez más exigentes con la calidad del producto.

En definitiva, no queremos ni Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) ni parque, bajo ningún concepto y llegaremos donde tengamos que llegar, nos enfrentaremos con la palabra a quienes nos tengamos que enfrentar, y utilizaremos las herramientas que el Estado de Derecho pone a nuestra disposición para defender nuestros legítimos derechos que de manera colectiva nos asisten.

Por mucha presión que se nos haga desde el ecologismo ilustrado, las administraciones, etc, utilizaremos todos los medios posibles a nuestro alcance para ejercer, con un criterio sereno y pedagógico, información veraz y real a nuestros ciudadanos de esta realidad agrícola que existe en Marina de Cope y que es una agricultura avanzada, sostenible y generadora de empleo.

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