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Compromiso y valentía

Violante Tomás

Sábado, 5 de octubre 2019, 07:15

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Conocí a Carmen Gil en la década de los 90, cuando yo estaba al frente de Fadem -ahora Plena Inclusión- como gerente. Conformaba un tándem con el entonces presidente de Famdif, Diego Manzano, un hombre comprometido y querido por toda la discapacidad que nos dejó un recuerdo imborrable cuando murió en agosto de 2002. Era muy difícil sustituir a quien ya era una leyenda, pero Carmen Gil no se lo pensó dos veces cuando le pidieron que presidiera la Federación y con humildad por sustituir a quien fue su jefe, su amigo y su héroe, aceptó la tremenda responsabilidad de presidir una organización que representa a más de 12.000 personas con discapacidad física y orgánica. Cualquiera podría pensar que 17 años como presidenta de Famdif-Cocemfe es tiempo suficiente para agotar a una persona, para restarle ilusión o ganas, para hacerle desear otra responsabilidad que le ocasione menos dolores de cabeza, pero Carmen está hecha de una pasta especial; tiene, si cabe, más ilusión, más fuerza, más ganas que cuando cogió las riendas de la Federación. ¿Y cuál es el secreto? Que Carmen está hecha de los sueños y las esperanzas de miles de personas con discapacidad. Ella es su voz ante las instituciones y ante la sociedad.

Por eso, esta mujer afable, suave, de eterna sonrisa, se convierte en una leona cuando tocan a «los suyos». No le importa a quién tiene que cantarle las cuarenta, ni a dónde tiene que ir para conseguir lo que cree que les corresponde; por eso, las asociaciones de Famdif no le dejan que se vaya, saben que en Carmen tienen a la mejor líder para luchar por ellas, para conseguir avances, para hacer que se cumplan sus derechos. Siempre leal y de frente pero incansable, ha sabido qué tenía que hacer en cada momento para conseguir los retos que su organización se fijaba para mejorar la vida de las personas a las que representa. Por eso, quienes la conocemos, sabemos que Carmen es una mujer vital, luchadora, tenaz e inasequible al desaliento.

Durante los ocho años que he estado como servidora pública, primero como diputada y luego como consejera, es la persona que más me ha llamado, se ha reunido conmigo y me ha pedido unas veces, y exigido otras, para las personas con discapacidad física. Ella está detrás de muchos avances conseguidos para este colectivo porque tiene claro que su misión es la de reivindicar para las 17 asociaciones que constituyen Famdif y, aunque su corazón late un poco más fuerte por Amupheb, la asociación de Espina Bífida por la que ella entró en el mundo de la discapacidad, siempre ha sido ecuánime y ha luchado por todas, por igual. Hace años, un periodista de 'La Verdad' la definió como «madre coraje» y es una de las mejores definiciones que se ha hecho de esta mujer valiente y comprometida que cada día se levanta con la ilusión de contribuir a hacer un mundo más justo para aquellas personas que lo tienen más difícil, aunque en ocasiones, haya tenido que hacerlo megáfono en mano.

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