Alma, corazón y vida
ROSA PEÑALVER
Sábado, 5 de octubre 2019, 07:14
No se me ocurre mejor encabezado que el de este precioso vals peruano que todos los grandes han cantado para escribir sobre mi amiga Carmen Gil, presidenta de Famdif. Creo que estas tres palabras juntas expresan de forma sencilla y rotunda la relación y el trabajo de Carmen Gil por la discapacidad en esta Región.
Conocí a Carmen en el año 97 en la Federación de Discapacitados Físicos en mi primera reunión; ella asistía como presidenta de Amupheb y yo lo hacía por Accu. Esa tarde, cohibida, me limité a presentarme y escuchar. Ella, sin embargo, se presentó diciendo que venía de unos sucesos muy dolorosos (que yo desconocía) y que iba a dedicarse a trabajar por su asociación; intervino, además, a lo largo de la reunión en todos los puntos y aunque había discrepancias nadie esa tarde quiso contradecirla por respeto a su situación, que conocían. Me marché de allí pensando que esta mujer no viene de Harvard precisamente ni falta que le hace porque valor no le falta y tiene muy claros sus objetivos.
Años después, cuando tristemente falleció nuestro querido Diego Manzano ambas formábamos parte de su ejecutiva en Famdif.
Carmen decidió entonces presentarse a la presidencia, me pidió apoyo y asesoramiento. Recuerdo horas y horas de teléfono, reuniones explicándole cómo presentar su campaña en un momento complicado en la federación, cómo abordar algunos temas y que tendría que aprender a bailar con lobos (frase que siempre me recuerda).
Desde 2003 Carmen Gil preside Famdif. Incombustible al desaliento ha estado ahí, formándose, creciendo, apoyando a las asociaciones en los años buenos y en los duros años de recortes, sumando al frente de una organización que hoy cuenta con 40 trabajadoras y trabajadores y 17 asociaciones que suman más de 5.000 asociados.
No le hacía falta venir de Harvard, como en el vals ella ha puesto lo que tenía: alma, corazón y una vida.