El asesinato de Kirk eleva la ola de violencia política que amenaza con romper EE UU
La muerte del activista conservador multiplica en las redes sociales el llamamiento a una guerra civil
Tras el asesinato el miércoles del activista conservador Charlie Kirk, la prensa estadounidense salió a la calle para palpar el efecto de este crimen en ... la sociedad. Uno de los ciudadanos entrevistados, Clifford Eugene, de 74 años y demócrata, ofreció esta imagen de una nación que él ve crispada y atrincherada en bandos: «La violencia política es como el agua de un embalse. Una presa la mantiene en su sitio. Ahora es como si se hubieran roto las compuertas y esa violencia ya formara parte de nuestras vidas».
El politólogo Roger Senserrich escribe en su libro 'Por qué se rompió Estados Unidos' que es complicado hablar de EE UU como un país, «ya que en muchas ocasiones parece comportarse como varios». «Es –añade– un sitio confuso, caótico y a menudo ingobernable, donde hablar de grandes tendencias se topa con la realidad de que medio país está tirando en una dirección y el otro medio en la contraria».
¿Cuántos Estados Unidos caben dentro del mismo territorio? Minutos después de la muerte de Kirk, que era un influencer de gran eco mediático y muy próximo al presidente Donald Trump, dos palabras inundaron las redes sociales:«Guerra civil». Muchos de sus seguidores propusieron sacar las armas. El diario 'The New York Times' repasó la plataforma X y detectó que el día del crimen se registraron 129.000 apelaciones directas a un conflicto armado interno. El jueves la cifra se elevó a 210.000, cuando en una jornada normal no llegan a 18.000. Un aluvión de influencers y de portales online de derecha abrieron y extendieron el debate. Andrew Tate, un popular comunicador digital conocido por sus opiniones misóginas, escribió en X esas dos palabras. «Guerra civil». Su publicación fue vista 16 millones de veces.
Civil war.
— Andrew Tate (@Cobratate) September 10, 2025
El disparo que mató a Kirk encendió una mecha que ha incendiado las redes. No es la primera vez. Ya sucedió cuando el FBI ordenó una redada en la casa de Trump en Mar-a-Lago en 2022 y también después del intento de asesinato del entonces candidato republicano, y hoy presidente, en 2024. El inquilino de la Casa Blanca no deja de echar combustible en ese fuego. Sin esperar a que la investigación por el asesinato de Kirk diera un paso, ya apuntó con el dedo acusador: «Durante años la extrema izquierda ha comparado a estadounidenses extraordinarios como Charlie con nazis y los peores asesinos. Este tipo de retórica es directamente responsable del terrorismo que sufrimos hoy en nuestro país y debe acabar ya».
Desde las filas republicanas se ha alimentado la hoguera. «Todos los políticos demócratas deben ser arrestados», pidió la congresista Marjorie Taylor Greene. «La izquierda y sus políticas están llevando a Estados Unidos a una guerra civil. Y la desean», avisó otro legislador, Derric Van Orden. Elon Musk, multimillonario y mano derecha de Trump en el inicio de su actual mandato, usó su plataforma X para lanzar un mensaje de tinte bélico: «Si no nos dejan en paz, nuestra única opción es luchar o morir».
Olvidan los republicanos que también los demócratas han sido víctimas de la violencia política. En junio fueron asesinados la presidenta de la Cámara de Representantes de Minesota, Melissa Hortman, y su esposo. En 2021, la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, sufrió un intento de secuestro. Un año después, el esposo de la expresidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi fue agredido en su casa con un martillo.
«Discrepen mejor»
En este clima cargado de pólvora ha surgido una figura que pide calma, diálogo y moderación:el gobernador de Utah, Spencer Cox. Este político republicano fue el encargado de anunciar la detención del presunto atacante de Kirk, un joven de 22 años, Tyler Robinson. En su intervención pública, Cox pidió a los representantes públicos de uno y otro bando que «discrepen mejor» en debates civilizados y no a través de la redes sociales, «que son un cáncer». Su discurso fue conciliador, pero su análisis resulta devastador: «Nuestra nación está rota. A los que celebraron el asesinato de Charlie Kirk les ruego que se miren en el espejo y traten de encontrar un ángel mejor en alguna parte».
El efecto multiplicador del odio en las redes sociales al que se refiere Cox queda corroborado por los numerosos despidos registrados en el país por celebrar la muerte de Kirk. En la cadena MSNBC, el analista de televisión Matthew Dowd justificó así el asesinato del activista: «No puedes esperar decir cosas horribles y que no ocurran cosas horribles». Horas después de esa declaración perdió su puesto de trabajo. Hay, además, un elemento añadido. Según expertos de Inteligencia citados por la prensa norteamericana, se ha detectado una gran actividad de 'bots' (programas de software diseñados para ejecutar tareas automatizadas y repetitivas en una red) rusos y chinos que incentivan la violencia tras la muerte del activista.
«Nuestra nación está rota. A quienes celebraron el crimen de Kirk les ruego que se miren en el espejo»
Spencer Cox
Gobernador de Utah
Como recuerda Senserrich, desde hace décadas flota en el ambiente estadounidense un viejo resentimiento. Unos contra otros. Barbara Walter, catedrática de Asuntos Internacionales en la Universidad de California, ha analizado la posibilidad de que se desate una guerra civil en EE UU. Cree que los conflictos futuros no tendrán nada que ver con los anteriores. Empezarán con actos violentos esporádicos que serán amplificados por las redes sociales. En un libro centrado en este asunto y citado por 'Nueva Revista', Walter señala como un punto clave el asalto al Capitolio en enero de 2021 por parte de seguidores de Trump que no admitían la derrota electoral ante el demócrata Joe Biden.
A su juicio, en las guerras civiles que vienen ya no habrá «grandes campos de batalla, ejércitos y tácticas convencionales. Se librarán, sobre todo, entre grupos religiosos y étnicos distintos, y quienes combaten son guerrilleros y paramilitares, que a menudo atacan a civiles». Las democracias entran así en «terreno pantanoso». Sobre esa ciénaga de violencia política pisa ahora Estados Unidos.
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