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Un manifestante disfrazado del personaje de cómics Spider Man participa en una marcha que exige la renuncia del gobernador de Puerto Rico. Efe
Arde Puerto Rico

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La publicación de un chat privado del gobernador revela el lenguaje soez y misógino de su gobierno, acusado de corrupción, y desata graves revueltas

Mercedes Gallego

Corresponsal en Nueva York (EE UU)

Martes, 16 de julio 2019, 21:38

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Esta vez no fue Wikileaks, sino el Centro de Periodismo Investigativo el que hizo públicas las conversaciones privadas del gobernador de Puerto Rico Ricardo Roselló, que han prendido la llama de las protestas ciudadanas. Había mucha pólvora tras la mecha de las vulgaridades reveladas en los chats de 'Rickyleaks' y más de 4.000 muertos del huracán María que el gobernador tardó un año en reconocer, mientras su gobierno se enriquecía con la ayuda que llegaba a la isla.

«¡Ricky, renuncia, al pueblo se respeta!», coreaban los manifestantes que, desde el sábado, toman cada noche el Viejo San Juan, cacerola en mano. Rosselló ha hecho lo que muchos políticos, se fue a misa el domingo, dijo haberse confesado con Dios, y decidido que, por el bien de su pueblo, «lo importante es que haya continuidad en el gobierno». Sus abogados han revisado las casi 900 páginas del chat de Telegram filtrado a la prensa y han decidido que no hay en él «nada ilegal», por lo que descartan su dimisión.

Ilegal no, soez todo. Especialmente cuando él y sus colaboradores hablan de las mujeres que tienen cargos políticos. A Melissa Mark-Viverito, la única puertorriqueña que ha sido portavoz de la Asamblea de Nueva York, la llaman directamente «puta». A otras, «gatita». Y cuando se preguntan si a la alcaldesa de San Juan Carmen Yulín Cruz «se le habrá olvidado tomar la medicación», su representante de Finanzas Christian Sobrino dice estar «salivando» por «caerle a tiros». El gobernador le anima. «Tú hazme ese favor», le apremia.

Varios de sus amigos, que ni siquiera están el gobierno, opinan y dan instrucciones sobre políticas de estado. Los que tienen cargos hacen bromas con los cadáveres del huracán, que buscan para echárselos «a los cuervos», o sea, a los críticos de su gestión, «para que se entretengan».

Los periodistas que les acosan son «mamabicho». El cantante Ricky Martin, que se involucró en las tareas humanitarias tras el huracán, es «tan macho que se folla a los hombres porque las mujeres no le dan la talla, por lo que no es sorprendente que haya instado a sus paisanos a tomar las calles».

El «Renuncia, cabrón» está ya pintado en casi todas las paredes coloniales del Viejo San Juan después de intensas manifestaciones contra el «Gobierno de mentira» que ha llevado a miembros de su propio partido a desligarse de su suerte. Rosselló pretende aguantar el envite e incluso presentarse a la reelección dentro de año y medio, pero Puerto Rico ha entendido que «el verdadero gobernador es el que hace esos comentarios misóginos en Telegram cuando se apagan las luces», dijo la alcaldesa de San Juan, que ha puesto una denuncia fante la policía por las amenazas de muerte en el chat.

La Casa Blanca cree que tanto el #TelegramGate como la dimisión el miércoles pasado de varios cargos de su gobierno relacionados con corrupción de contratos por valor de 17 millones de dólares validan la decisión del presidente de no dar ayudas a la isla. «Le ha puesto en bandeja de plata la munición a Trump para torpedear a Puerto Rico cada vez que quiera», lamentó al congresista puertorriqueña Nydia Velazquez, que ha intercedido por su isla de origen en el Congreso. «Ha saboteado todos los esfuerzos y energías que hemos invertido. Me siento avergonzada y dolida», declaró.

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