Eleanor Roosevelt: faro de la conciencia social
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Pocas mujeres han influido tanto en la historia de la democracia como Eleanor Roosevelt. Todos los políticos deberían leer sus escritos, conocer en profundidad su ... vida y la cantidad de proyectos educativos, laborales y económicos que ayudó a poner en marcha, junto al que fue su marido y a otras mujeres valientes de mediados del siglo XX.
Luchó contra la explotación de la mujer y de la infancia, ayudó a la consecución de un salario mínimo digno para los ciudadanos, consiguió reducir la jornada laboral a 47 horas. Elevó el papel de primera dama a una función ejecutiva nunca vivida hasta ese momento. Por si fuera poco, apoyó de forma incondicional el movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos. Ella permitió que la contralto Marian Anderson, icono de la lucha antirracista, realizase un histórico concierto en la plaza del Monumento a Lincoln y presionó entre bambalinas para hacer del linchamiento a las personas de color, un delito federal.
Roosevelt jugó un rol indiscutible en la redacción de la carta de los Derechos Humanos de la ONU y fue la primera presidenta de la flamante comisión creada para ello. Resultaba apabullante su determinación para eliminar la pobreza y las injusticias de los ciudadanos y visitaba continuamente zonas deprimidas y afectadas durante los años de la Gran Depresión.
Su constante presencia en los medios, con una columna diaria, titulada 'Myday', un programa semanal en la cadena de radio ABC y otras colaboraciones, resultaron estratégicas para mantener la popularidad de los Roosevelt en la Casa Blanca.
El hecho de vivir una infancia y juventud desgraciadas creó en ella un sentimiento de compasión hacia los demás que dirigió toda su vida. Eleanor nació en el seno de una familia poderosa. Su madre la llamaba 'granny'. No encajaba en absoluto con los cánones de belleza de la época y era machacada constantemente por su progenitora con tal motivo. Con Elliot, su padre, la relación era más entrañable, pero era un hombre consumido por el alcohol y ausente. El ser sobrina de todo un presidente de los Estados Unidos le proporcionó estatus y nivel de vida. Y nada más. Muy joven quedó huérfana. La madre fallecería por difteria y el padre saltó por una ventana, víctima de un 'delirium tremens'.
Acogida por sus tíos, decidieron enviarla a la Academia Allenswood de señoritas. Allí conoció a una de sus mayores inspiraciones: la institutriz Madame Souvestre, que le inculcó una gran conciencia social. Fueron tres años de gran felicidad para la joven Eleanor. Allí era popular y admirada. Atrás quedaron los tiempos de 'uglyduckling'. Esta luna de miel intelectual se terminó abruptamente cuando su tía la manda llamar para su puesta de largo. Algo que le horrorizaba.
Poco después conoce al que será su marido. Un primo lejano. Compartían apellido. La relación entre ambos estuvo marcada por la presencia constante de la madre de este, que nunca vio con buenos ojos a su esposa.
Vida sentimental
El feminismo también estuvo presente en la vida de Eleanor, aunque no fue coetánea ni a las sufragistas, ni a los revolucionarios movimientos de los 60, puesto que falleció en 1962. Sin embargo, junto a dos socias, creó una escuela especial para chicas y peleó por la formación y la incorporación de las mujeres más humildes al mercado laboral.
Su vida sentimental está plagada de largas cartas de amor. Primero al que fue su esposo. Decepcionada por su infidelidad, estuvo a punto de divorciarse. La omnipresente suegra lo impidió. Desde entonces, Franklin y Eleanor, padres de seis hijos en común, llevarían vidas separadas. Eleanor sucumbió a los encantos de su guardaespaldas, el joven y atractivo Earl Miller.
Los biógrafos no se ponen de acuerdo en si hubo relación romántica o no. Mención aparte merece Hicks, el apelativo de Lorena Hickok, que se enamoró de Eleanor desde el primer momento. Aquí los biógrafos también discuten si la que fuera primera dama coqueteó o no con el lesbianismo, pero el contenido de su larga relación epistolar (conocida en los 80), no deja lugar a dudas de su amor e intimidad.
El legado de Eleanor será eterno. Trump paralizó el proyecto de que apareciese en el reverso del billete de 10 dólares. Todo se andará.
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