Halloween desbanca a Todos los Santos

Hace veinte años, y ahora también, el día uno de noviembre era el día de Todos los Santos. Los mayores iban a los cementerios a visitar a sus seres queridos, rezaban unas oraciones, se gastaban desproporcionadas cantidades de dinero en flores y después, se reunían con los familiares. Ahora, esa tradición de llevar flores a los cementerios continúa, la diferencia es que los pequeños antes permanecían ajenos a esta fiesta y ahora son el punto de diversión de un día tan solemne gracias a Halloween.

Hace años, Halloween era una palabra muy extraña que sólo sonaba en las películas americanas. Poco a poco, los colegios y centros educativos fueron enseñando el concepto de Halloween a los más pequeños hasta conseguir que una fiesta que origen celta llenara de ilusión a los pequeños de los hogares.

En España, el día de Todos los Santos se celebraba entre los mayores, era una fiesta madura, no apta para niños. Sin embargo, Halloween ha conseguido que los más pequeños también disfruten de este día. Ahora, no es extraño ver a niños disfrazados por las calles con cestitas de caramelos, tampoco es raro que toquen la puerta de casa de manera incesante y oigamos el famoso "truco o trato".

Lo que sí se hacía y se sigue haciendo, es que en una noche de brujas tan mágica como Halloween hay que aprovechar la espiritualidad. Los jóvenes buscan emociones fuertes y, es costumbre, contar historias escalofriantes, acudir a casas del terror o invocar a algún espíritu. Todo lo que una noche de Halloween o de Todos los Santos debe tener ocurre en España. La impregnación cultural da paso a la elección entre la solemnidad o la diversión.