Una semilla de muchos quilates
La algarroba, usada para medir el peso de los diamantes, es cada vez más apreciada en cocina
'Carab tree' es el nombre, en inglés, del algarrobo. De ahí se deriva el término 'carat', que significa quilate, es decir, «unidad de medida ... del peso de los diamantes». Su actual nombre vulgar, 'algarrobo', procede del árabe 'alkarrub'. Bueno, pues 'carat', o quilate, equivale a un quinto de gramo, que es exactamente lo que pesa cada semilla de algarroba, o algarrofín, esas que van dentro de la vaina grande y marrón y que tienen la particularidad de que su peso y tamaño son siempre los mismos. Por eso, los antiguos comerciantes de diamantes usaban estas semillas como referencia para calcular el peso de las piedras. Todo un sarcasmo histórico que un árbol tan recio y adaptado a tierras pobres y austeras, esté relacionado con el lujo más exclusivo y caro de todos.
La algarroba es una legumbre muy habitual en la franja costera mediterránea, que se ha usado tradicionalmente en la medicina popular y en gastronomía. De sus semillas se obtienen harinas y un gel, que se usa en cocina como espesante natural, como estabilizante en helados, salsas, yogures, ketchup, sopas, mermeladas, gelatinas y otros muchos productos. Su contenido en azúcares (un 40%) ha facilitado su uso como sucedáneo del chocolate –de ahí su apodo, 'el chocolate de los pobles– y de su fermentación se obtienen vinos y licores. De hecho, la chef de Magoga (1 estrella Michelin), María Gómez, elabora una cerveza de algarroba. La alta cocina está recuperando este humilde producto para elevarlo a la excelencia gastronómica: combucha de algarroba, tierra de algarroba con helado, macarrón de algarroba con crema de almendra... Su pulpa se está utilizando para la fabricación de carnes vegetales y como sustituto del azúcar. Y todo ello sin contar con sus aplicaciones en la industria cosmética.
En Murcia, durante la guerra, la algarroba quitó mucha hambre. Es más, la gente se hartó tanto de consumir este producto que, cuando vinieron mejor dadas, acabaron destinándola a la alimentación animal. En esos tiempos, su precio era ínfimo. Pero su actual recuperación, las investigaciones llevadas a cabo sobre sus propiedades, y la labor de los chefs ha provocado una insólita apreciación. En 2021, el precio del kilo de algarroba subió el 110% respecto de la anterior. El kilo se pagó entre 1,40 y 1,50 euros, cuando antes costaba 20 céntimos. Es más, como si de quilates diamantinos se trataran, los robos de semillas de algarrobo se han disparado. Este fenómeno ha provocado otro: la proliferación de estos cultivos en fincas ubicadas en el Campo de Cartagena y el Valle del Guadalentín.
Gasolineras de la Edad Media
Y es que el algarrobo, también conocido como garrofera, garrofo, garrofero o algarrobera y cuyo nombre científico es 'Ceratonia siliqua L', era, en palabras de la investigadora Consuelo Brígido, «como las gasolineras de la Edad Media», ya que «se plantaban de manera estratégica a lo largo de las rutas para abastecer a los caballos». La historia se repite, una vez más: su precio está subiendo tanto como la gasolina de hoy.
Beneficios y consejos
-
1. Celíacos y diabéticos La harina de algarroba no contiene gluten. Los diabéticos también pueden consumirla, ya que su alto contenido en fibra y proteínas ayudan a reducir los niveles de azúcar en sangre.
-
2. Baja en azúcar. También es una buena solución para preparar postres y dulces sin apenas azúcar, por lo que es perfecta para dietas hipocalóricas.
España sigue siendo el primer productor mundial y nuestra región es la quinta comunidad en superficie cultivada de algarrobos, con 1.838 hectáreas. Se trata de un árbol muy adaptado a las condiciones climáticas de la Región porque exige muy pocos recursos hídricos para vivir. Hoy, el Gobierno regional defiende el algarrobo como producción agrícola sostenible, alternativa y rentable, al ser capaz de generar una gran cantidad de biomasa, de fijar dióxido de carbono y de evitar la erosión de los suelos.
Total, que la humilde algarroba, sostén de la industria más lujosa del mundo gracias a la homogeneidad de sus semillas, ha pasado de ser pienso para los animales a alcanzar las más altas mesas y a convertirse en un artículo de lujo cuya producción está sustituyendo a otros árboles de secano como el almendro.
Así que, ya saben, la próxima vez que les regalen un diamante, pregunten a cuántas semillas de algarroba corresponde.
Receta de María Gomez (Magoga): Crema untable de algarroba
Ingredientes: 150 gr de almendra marcona.200 gr de higos secos.50 gr de polvo de algarroba eco. 200 ml de leche de cabra.0,03 gr de sal. En un recipiente añadimos las almendras marconas previamente tostadas. Incorporamos los dátiles y la harina de algarroba. Por ultimo añadir la leche de cabra y pasamos por un procesador tipo robocoupe o thermomix, donde trabajaremos la mezcla durante uno minutos hasta lograr la trextura de una crema untable. Podemos servir la crema en un tarro de cristal junto con unas galletitas que nos servirán de base para untar nuestra crema, un montoncito de higos secos y unas almendras.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión