El tomate quiso crecer bajo tierra
El nombre proviene del náhuatl 'tomatl' que significa fruto hinchado o algo redondo con agua
El tomate, de origen andino, por evidencia genética sugiere que las variedades silvestres viajaron desde los Andes hacia Mesoamérica, hace unos 2.500 años, pasando ... a la forma actual, desde la forma silvestre que era de frutos pequeños. El nombre proviene del náhuatl tomatl que significa fruto hinchado o algo redondo con agua, reflejando su textura jugosa y sabor ácido. Vino a Europa en el siglo XVI, de la mano de los españoles. Inicialmente se cultivó como planta ornamental, desde la creencia de que podía ser venenoso. Hasta el siglo XVII-XVIII no se valoró como alimento e integró en la gastronomía mediterránea. Hoy, como si estuviera aquí toda la vida.
La patata parte de la Solanum tuberosum originaria de la región andina, entre el sur de Perú y el noroeste de Bolivia, donde fue domesticada hace aproximadamente 8.000 años. Existen más de 5.000 variedades registradas en los Andes. Los pueblos quechuas y aymaras desarrollaron una agricultura altamente sofisticada que permitía el cultivo de «papas» en altitudes superiores a los 3.800 metros. Usaban terrazas, sistemas de riego y técnicas de conservación. La patata no solo era un alimento básico, sino también un bien ritual y cosmológico, vinculado al calendario agrícola y a las divinidades de la tierra (la Pachamama).
Esta es la historia hasta ahora y acaba de dar un giro al conocerse una investigación publicada en la revista 'Cell', que desvela que el cruce de plantas de tomate silvestre y un antecesor de la patata, llevó a la formación del tubérculo que exhibe una estructura subterránea que almacena nutrientes en la patata en los ñames y en los taros. Se trata de una hibridación entre especies generando nuevos rasgos y apareciendo nuevas especies.
Las actuales variedades de patata, Solanum Tuberosum, son similares a una especie de patata que se encuentra en Chile, denominada Etuberosum. No tiene tubérculos. El análisis filogenético, desvela cómo los organismos están relacionados evolutivamente, indicando que las patatas modernas están estrechamente relacionadas con los tomates (Solanum lycopersicum). Han analizado 450 genomas de patatas cultivadas, comparados con 56 de plantas silvestres de Etuberosum. Cada muestra de patata moderna contenía una mezcla estable de material genético a partir de tomate y etuberosum. Indica una antigua hibridación de ambos. Compartieron un ancestro común hace unos 14 millones de años. Las dos especies se reavivaron, transcurridos unos 5 millones de años y produjeron un híbrido, que es el ancestro salvaje de la moderna patata ya portadora de tubérculos, como hoy la conocemos.
El gen SPA6A es el interruptor que desencadena los tubérculos, proviniendo del tomate. Hay otros genes mezcla procedente del tomate y el etuberosum. Otro gen, el IT1, controla los tallos subterráneos que forman los tubérculos y provienen del etuberosum. Sin estos dos genes no se forman los tubérculos de la patata. Esto ocurrió en los Andes hace, entre 10 y 6 millones de años, cuando las placas tectónicas de Nazca y Sudamericana se movían. Evolucionaron a las condiciones ambientales imperantes y se adaptaron.
Las patatas con tomate (en su caso bravas) tienen, así, explicación genética, además de capricho gastronómico.
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