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Marcos, durante su faena con el capote. Javier Carrión / AGM
Marcos y Ramón Serrano abren la puerta grande en la novillada de feria

Marcos y Ramón Serrano abren la puerta grande en la novillada de feria

Tres orejas y paseo para el de Fuenlabrada y dos para el de San Javier, mientras Rocío Romero se marchó de vacío

FRANCISCO OJADOS

Murcia

Domingo, 16 de septiembre 2018, 13:11

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Floja entrada tuvo la novillada de feria en la que se lidiaron reses de López Gibaja de buenas hechuras. Triunfaron Marcos y Ramón Serrano, que salieron a hombros. Rocío Romero se marchó de vacío.

Oficio de matador de toros mostró Marcos, que recibió con un farol de rodillas al primero. Brindó a Pepín Liria. Entendió la condición del novillo y, con suavidad y medias alturas, sacó lo poco que ofreció la res. Acabó de estocada entera, algo trasera, muy eficaz y paseó una oreja.

Toreó muy bien de capa al cuarto. Brindó Marcos al público y, con buenas muñecas y mejor colocación, metió al astado en la canasta. Faena solvente, en la que gustó el toreo vertical, la quietud y la capacidad para dejar que los pitones acariciaran los bordados de la taleguilla. Un gran volapié dio paso a las dos orejas.

Apenas se picó el segundo, que en banderillas cogió al banderillero Antonio López Ecijano. Tuvo que pasar a la enfermería con una contusión en su pierna derecha. No se afligió Ramón Serrano, que brindó al público y derrochó valor sincero. Tuvieron empaque los estatutarios iniciales y elegancia las tandas de derechazos, y expuso con casta torera cuando el novillo se refugió en los adentros, donde sufrió dos volteretas espeluznantes. Dos orejas de ley. Fue ovacionado al acabar con el quinto, el peor hecho del encierro. Embistió a su aire, el muchacho tuvo dificultades para entenderse con el animal y no tuvo fortuna con los aceros.

Un mar de dudas

El tercero fue novillo recogido, que sacó complicaciones. A Rocío Romero le costó entenderse con el cornúpeta. Compuso la figura en las verónicas de recibo al castaño que cerró plaza y que embistió con alegría a la capa. Un oasis en la actuación de Rocío, cuya faena se perdió en un mar de dudas. Fue silenciada en su lote tras sendos avisos.

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