Pablo de Blasis

Capitán del FC Cartagena

«Esta es mi tercera despedida, pero no sé si será la definitiva»

–¿Por qué cree que la gente le quiere tanto en Cartagena?

–Puede ser porque soy un jugador de los de antes. Antepongo los intereses del colectivo a los individuales. Dentro del beneficio grupal, cada individuo va a exhibir su mejor versión si todos nos ayudamos y vamos centrados en buscar un bien común. En eso creo. Y esta es la gasolina que me da fuerzas en el día a día. Yo veo a Simeone, que después de diez años en el Atlético mantiene intacta su energía y su capacidad para transmitir una pasión tremenda a todos los que le rodean... Y eso me encanta. Ya me doy por contento si yo llego a transmitir en la gente una ínfima parte de lo que transmite Simeone. Entiendo el fútbol como un juego de equipo, en el que yo siempre me pongo al servicio de los otros diez jugadores que visten mi camiseta. Y creo que eso la gente lo valora. Ya me pasó en Alemania y en Eibar. Allí también me sentí muy querido por los aficionados.

–Cuando firmó por el Efesé, ¿pensó que llegaría a los 100 partidos con esta camiseta?

–No, para nada. Yo quería llegar, salvar al Cartagena del descenso y volver a un equipo de Primera. Pasó el tiempo y vi que eso no iba a ser posible, por mi edad y porque no tenía el pasaporte comunitario [lo consiguió hace unos días tras 11 años de larga espera]. Encontré un buen lugar como Cartagena y estoy orgulloso de este camino que hemos recorrido juntos. En Segunda los planteles cambian mucho cada verano y es una suerte haber llegado a 100 partidos aquí y haber ayudado a que el club crezca tanto.

–¿Cómo es posible que se quedara en el paro tras salir del Eibar? Visto su nivel en el Cartagena, aquello fue inexplicable.

–La liga de 2020 acabó en agosto por el tema de la pandemia y fue una situación muy extraña. Es cierto que ya tenía 32 años, pero venía de jugar 30 partidos con el Eibar en Primera. Nadie me llamó. El fútbol de hoy se centra mucho en dar bola a los jóvenes y dejar un poco de lado a los futbolistas veteranos. Traer gente muy joven para luego venderlos está bien y el fútbol apunta a eso. Pero gente de más de 30 años que ayuden a los equipos a hacerse fuertes en una categoría también son muy necesarios. Por suerte, hay clubes como el Eibar, en su momento, y ahora el Cartagena, que apuestan por incorporar jugadores con experiencia y mezclarlos con chicos jóvenes.

–Estuvo tres meses entrenando solo en Bilbao y un cuarto mes en su casa de La Plata, en Argentina. ¿Quién le llamó en enero de 2021, además del Cartagena?

–Tuve una oferta de Turquía y dos de España, la del Logroñés y la del Cartagena. El Logroñés tenía siete puntos más que el Cartagena, que era antepenúltimo. Mi intuición me dijo que tenía venir acá. No conocía mucho de los clubes, porque ambos venían de Segunda B y su historia reciente era similar. Igual lo lógico era ir al Logroñés, pero es como si mi abuela, desde el cielo, hiciera de ángel de la guarda y me empujara a tomar una decisión distinta.

–Dos años y medio después, el Logroñés acaba de bajar a Segunda Federación, la cuarta categoría, y usted, que es ya una leyenda del Cartagena, lleva dos temporadas peleando por el 'playoff' de ascenso a Primera.

–¡Increíble! Internamente hablo con mi abuela, que falleció justo cuando yo arrancaba mi carrera como futbolista, y siempre me dio fuerza desde arriba. Siento que ella me marca el camino y cuando termino el ciclo en cada sitio miro atrás y siempre le doy las gracias. Porque acierto. Mira donde está el Logroñés ahora y donde está el Cartagena.

–El flechazo con la gente llegó el día del Almería, en el regreso del público al Cartagonova tras la pandemia. ¿Es correcto?

–Sí. Mi inicio en el Cartagena no fue el que yo esperaba ni el que el club quería. Me costó. Pero en ese tramo final dimos una versión bárbara en un final de liga que fue dificilísimo, con los partidos de Almería, Espanyol y Girona. El del Almería fue un día especial. Creo que aquellos partidos fueron los mejores que hemos hecho en esta etapa. Nos salvamos jugando de maravilla. Eso tuvo mucho mérito.

–El año pasado disfrutó mucho jugando en casa con Rubén Castro, Álex Gallar, Mo Dauda, Nacho Gil y compañía, pero este lo ha pasado bien compitiendo de verdad, en casa y fuera. ¿Es así?

–Si las 42 jornadas del año pasado hubieran sido en casa hubiéramos acabado campeones. Pero yo me quedo con este equipo. Todos los partidos de este año han sido parejos. La temporada pasada fuera de casa hicimos papeles muy malos y eso me enojaba muchísimo. Esta temporada hemos sido un bloque duro. A todos los rivales les hemos dado batalla, como local y visitante.

–¿Qué le ha faltado al equipo para alcanzar la sexta plaza?

–Lo he hablado mucho con mi padre estos días. Él lo ve de una manera y yo de otra, muy distinta. Es la visión del que está fuera y del que está dentro. Hay dinámicas en el fútbol y no se cambian de un día para otro, como por arte de magia. El Albacete ha encontrado el momento buenísimo ahora y nosotros últimamente no tenemos esa finura de que te salga todo. Eso lo tuvimos desde febrero a abril. Los partidos de Albacete y Burgos se decidieron por detalles y no ganamos ninguno de los dos. Nosotros no hemos tenido falta de ganas ni nos ha faltado intensidad en ningún partido. Lo hemos intentado siempre, pero nos ha faltado dar esa mejor versión de cada uno de nosotros en el momento decisivo.

–¿Ha sido una cuestión de cansancio?

–Si miras el partido ante el Burgos, que lo jugamos con uno menos, estuvimos bárbaros a nivel de despliegue físico. Y merecimos ganar. Hemos mirado los datos y estamos en los registros de toda la temporada. No digo que no pueda existir cansancio, pero no lo veo como algo determinante en los últimos resultados.

–¿Pero usted se nota muy fatigado después de haberlo jugado todo desde agosto?

–Puede ser que no estemos con la chispa necesaria y con la mejor versión de uno mismo. Eso puede estar pasando. Pero yo no creo que estemos fundidos.

–¿Va a ser el de mañana su último partido en el Cartagonova?

–Las otras veces me parecieron más despedida que esta, pero nunca se sabe. Esta es mi tercera despedida del Cartagena, pero no sé si será la definitiva. Siga o no siga, estoy orgulloso de lo que hemos hecho en este ciclo.

–¿Cómo ve el futuro de Luis Carrión? Ustedes pasan mucho tiempo juntos y algo sabrá.

–No está nada claro el futuro de Luis [Carrión] y para mí es uno de los entrenadores más importantes en la historia del Cartagena. Se merece el cariño de la afición, tanto o más que algunos compañeros que mañana también juegan por última vez en el Cartagonova. Su trabajo y sus resultados lo dicen todo.

–¿Su futuro está ligado al suyo?

–Tenemos dos personalidades parecidas y su caso y el mío son similares. Nos conocemos muy bien y lo mismo pasa con Paco [Belmonte]. Los tres nos conocemos mucho. Yo creo que en el caso de Luis hay un 50% de posibilidades de quedarse y otro 50% de irse. Pero el año pasado estuvo muy cerca de irse. Más cerca que nunca, diría yo. Y al final se juntaron las partes y Luis siguió. Lo mejor para el Cartagena es que siga Luis y lo mejor para Luis es quedarse en Cartagena y seguir creciendo con el proyecto. Pero igual eso no se da y se marcha. Yo tengo claro que en esta posible despedida él se merece más de lo que parece. Es una muy buena persona y lideró esto con una entereza tremenda. Nos ha hecho mejores a todos. Es el principal artífice de lo conseguido.

–Se lo pregunto de otra forma. ¿La clave para que usted renueve con el Cartagena es que Carrión también lo haga?

–El año pasado estaba un poco claro que yo quería seguir con él. Este año, lo de llegar a los 100 partidos y sentirme tan unido al Cartagena, puede hacer que la decisión esté más ligada a mi propia experiencia aquí, que ha sido muy buena. Si él tiene la oportunidad de ir a otro club y me llama, pues también me tirará mucho. Nos entendemos solo con mirarnos y eso en mitad de un partido es increíble. Conectar así con un entrenador pocas veces pasa y es un plus para mí y para él.

–¿Ha hablado ya con la directiva de Gimnasia y Esgrima?

–No. He estado centrado en esto que tenemos entre manos en Cartagena, que es muy grande. Tengo buenos amigos allí y ha entrado gente honesta y con ganas de trabajar en el club. Se están haciendo obras y acometiendo proyectos que no se veían en Gimnasia desde hace 15 o 20 años.

¿Qué partido espera para mañana contra la UD Las Palmas?

–Estamos mentalizados de que lo vamos a pelear hasta el último momento. Quedan opciones matemáticas y las queremos apurar, sabiendo que ellos son un equipazo y se juegan el ascenso directo. Me encantaría llegar a la última jornada con opciones. Eso hablaría muy bien de nosotros, del cuerpo técnico y del club. Se vería reflejado todo lo bueno que hemos hecho desde el principio de la temporada. Sé que este sábado puede morir todo y aún así seguiría siendo una gran temporada, pero sería bonito llegar a los 90 minutos finales de la liga en Santander con la opción de jugar el 'playoff' de ascenso. Yo creo que nos merecemos llegar a la última jornada, con ese horario unificado, con opciones de ser sextos.

–¿Ha puesto ya fecha a su retirada del fútbol?

–No. Quiero seguir jugando unos años más. Iré temporada a temporada, vaciándome y ayudando a grupos como este a conseguir sus objetivos. Si veo que no me da, pues bajaré de nivel o directamente me retiraré.

–Sí tiene claro que será entrenador, ¿verdad?

–Sí. Voy a ser entrenador. Y ya te digo que firmaría la misma carrera que hecho de jugador como entrenador. El camino en cada club lo he disfrutado muchísimo y estoy orgulloso.

–¿Entrenará al Cartagena?

–Sería fantástico en el futuro, ya que partiría con la ventaja de que la gente aquí me apoya.