El Cartagena más efectivo acaricia el 'playoff'

Sonaba a todo trapo 'Thunder', de AC-DC, cuando el sol se iba, las precarias torres artificiales del Cartagonova iluminaban (de aquella manera) el terreno de juego y los futbolistas de ambos equipos volvían al césped. Arrancaba el segundo tiempo y ya ganaba 2-0 el Cartagena. Lo hacía, probablemente sin merecerlo. Había llegado dos veces a portería y había marcado dos goles. Los futbolistas de la UD Las Palmas, un equipo más bonito que efectivo, deberían estar entonces dando vueltas a la cabeza. Habían hecho muchas cosas bien hasta ese momento. Tocaron, dominaron y llegaron. Se gustaron en algunas fases del primer periodo, incluso. No cometieron errores significativos. Tuvieron tres o cuatro oportunidades bastante claras. Sin embargo, perdían 2-0. Me han robado la cartera y no sé cómo ni cuándo. ¿Quién? Sí. Eso sí lo sabían.

Estas cosas pasan en Segunda. Suceden en el fútbol, más allá de la categoría. Si las tienes y no las metes es como si no las hubieras tenido. Además, si en el rival hay un tipo que lleva 20 años marcando goles, te tienes que preocupar. A Rubén Castro lo conocen perfectamente en la UD Las Palmas. Es un producto suyo, de hecho. Y este sábado lo sufrieron. La 'maldición del ex', en este caso, estaba cantada. Este fue el que les robó la cartera. Uno de los suyos. Y eso duele el doble.

A RC7 le cayó un balón del cielo en medio campo, de esos que al final salen por la banda. De donde no había nada, sin embargo, sacó un contragolpe mortal el veterano goleador canario. Se la dio a De la Bella, quien corrió como un gamo para acabar asistiendo a Gallar, marcados William y Nacho Gil. El catalán vio a Rubén Castro, quien llegó al área con la frescura de un juvenil y actuó con la pillería del veterano que es. Se frenó cuando debía para ser arrollado por Curbelo. Inocente el central. Listo el delantero. Penalti claro y gol. Lo marcó Rubén Castro, por supuesto. Sin despeinarse.

Marc Martínez, exigido en varios envíos por alto bastante peligrosos, hizo el paradón que suele hacer cada partido cuando Rober se sacó un zurdazo tremendo dentro del área. Parecía el empate. Pero no lo fue. Antes, Andújar había llegado al corte de manera providencial en otra maniobra excelente de Rober, una pesadilla en la primera mitad. También hizo pupa Edu Espiau, quien rondó el gol en varias ocasiones. Pero el '9' amarillo no tuvo la efectividad de Rubén Castro. Eso es imposible. El del Cartagena ya suma 4 goles en 5 remates. Tremendo dato.

William de Camargo, apagado e incómodo en la banda izquierda, apareció por primera y última vez en el encuentro en el minuto 40, con una buena maniobra en la que le faltó rematar un segundo antes. Un defensa tapó su tiro y la jugada terminó en córner. Mejor así. Gallar sacó en corto a Rubén Castro y el centro del '10' albinegro, lleno de veneno, lo cabeceó a la red Álex Martín en el segundo palo. El central canario, que al igual que Nacho Gil, De la Bella, David Simón y el citado Rubén Castro vistió en su día la camiseta de la UD Las Palmas, celebró con júbilo un tanto que confirma su habilidad para moverse bien en el área contraria. Es un central que suele rondar el gol en las acciones de estrategia. Otra buena noticia para el Cartagena.

Al descanso, 2-0. Lo dicho. En el bando amarillo nadie entendía nada. Pepe Mel, más callado que de costumbre, tragaba sapos y culebras. En el segundo acto, cuando apretó de lo lindo el conjunto visitante en busca del gol que le diera esperanzas, los futbolistas de Las Palmas se fueron desesperando y pagando su frustración con el árbitro, quien se desentendió de una jugada en la que Clavería pudo derribar a Rober. Hubo contacto y la pelota estaba en otro sitio. Los árbitros del VAR pudieron haberse mojado. No lo hicieron. Y eso indignó a los canarios.

Lemos, con zurdazo potente que rozó la escuadra, y Mendes, en una cabalgada que culminó con un disparo seco y raso que taponó Marc Martínez con la pìerna, tuvieron la oportunidad de hacer el 2-1. Le duraba muy poco la pelota al Cartagena, que sufrió mucho para pisar el campo contrario. Cambió cosas Borja Jiménez e intentó que los jugadores salieran de su parcela. Pero lo cierto es que hubo minutos de asedio y los locales vivieron agobiados hasta que Pejiño, con todos los cambios agotados en el equipo de Pepe Mel, se tuvo que retirar lesionado.

Quedaban 12 minutos y entonces, al quedarse los visitantes con uno menos, por fin respiró el Efesé. Clavería se serenó. Carrasquilla por fin apareció. Y los cuatro de atrás entendieron que lo peor había pasado. Más aún cuando Carrasquilla recibió solo en la frontal e hizo el tercero con un derechazo sideral, que entró como un misil en la portería defendida por Vallés. Lemos se fue a la calle, por una patada a José Ángel en un balón dividido. Eso desquició aún más a los de Pepe Mel. Con 9 hombres en el terreno de juego y 3-0 en el marcador, los locales no quisieron hacer más sangre. No obstante, aún Rubén Castro y Elady tuvieron la ocasión de hacer el cuarto. No era necesario. El Efesé toma vuelo. Sueña. Queda un mundo. Pero hay motivos para pensar en que lo pasaremos bien.