«Habrá 40.000 personas bajo el paraguas del FC Cartagena en 2022»

Cambió la pelota por las artes marciales y también iba para estrella. Se quedó a las puertas de esos históricos Juegos del 92. Estaba en la preselección olímpica de taekwondo y una grave lesión de rodilla antes de la cita de Barcelona truncó su sueño. Así, con 21 años se centró en su trabajo como bombero de rescate. Pero hizo más cosas. Abrió dos gimnasios, dio infinidad de clases de taekwondo, preparó a centenares de bomberos para la oposición y luego fue dietista y nutricionista. Desde este verano, llamado a filas por su hermano menor, Paco Belmonte, es el coordinador de las secciones polideportivas del FC Cartagena, un proyecto «romántico» e «ilusionante» nunca visto antes en el deporte de la Región de Murcia.

–¿Cuándo se decidieron a dar este paso y arrancar con las secciones de baloncesto, balonmano y voleibol del FC Cartagena?

–Los primeros contactos fueron con el Algar Surmenor [de la Liga Iberdrola de voleibol femenino], por la relación con el anterior presidente [Juan Sáez] y porque queríamos entrar en un deporte femenino. Ahí arranca la idea de mi hermano y todo coge forma durante los cuatro meses que estuvimos encerrados preparando el 'playoff' de ascenso. Subimos en julio a Segunda y eso nos hizo decidirnos definitivamente. Yo llevo 30 años metido en el deporte y mi cultura es eminentemente polideportiva. Y enseguida mi hermano me pidió que asumiera yo esta responsabilidad. Él sabe que soy muy perfeccionista. Y en estos primeros meses estoy intentando inculcar esto a todo el mundo. Si queremos ser élite, tenemos que actuar como la élite.

–¿Cuántos clubes quisieron formar parte de este proyecto?

–Lanzamos un globo sonda a 13 especialidades y las 13 vinieron enseguida a reunirse conmigo. Hubo 5 equipos distintos que me ofrecieron la presidencia y plenos poderes en sus clubes. Yo les dije que no quería ser presidente. Solo quiero trabajar con ellos, de su mano, y dar pasos para mejorar. La respuesta fue increíble. Noté y noto mucha ilusión. Tenemos que implementar un buen sistema de captación de talentos en colegios y escuelas. Y luego, perfeccionar el trabajo diario en los clubes. Sueño con que un día llegue al País Vasco un autobús del FC Cartagena y la gente no sepa si van a bajar de allí jugadores de baloncesto, de balonmano, atletas o nadadores. Que piensen en Cartagena como una ciudad que se preocupa por el deporte, en todas sus disciplinas. Y pienso en los niños, fundamentalmente. Yo quiero que el crío sienta lo que haga. No quiero que haga dos horas de deporte a la semana para que el padre pueda hacer mientras otra cosa.

–¿El año que viene se incorparán nuevos deportes al proyecto de secciones del FC Cartagena? ¿Cuántas serían? ¿Cuáles?

–Estuvimos cerca de cerrar el rugby también para este primer año. Personalmente, me encanta. Se dice que el fútbol es un deporte de caballeros jugado por delincuentes y el rugby es un deporte de delincuentes jugado por caballeros. Lo normal es que entre, sí. Natación, tenis de mesa, atletismo, gimnasia rítmica... Queremos que entren más.

–¿Estarán todos los que pidan entrar o no?

–Tenemos que entender que hay prioridades y saber que estamos en el año más complicado de la historia para la humanidad, por el desafío que supone la crisis del coronavirus, a todos los niveles. En este primer año, pensamos en las camisetas. Es ahí donde más empatía podemos encontrar con el fútbol. Deportes de equipo que se desarrollan en un pabellón, con el fin de que los casi 9.000 abonados del FC Cartagena puedan entrar gratis a los pabellones, obviamente cuando haya permiso de las autoridades, y animar a unos jugadores que visten la misma camiseta que su equipo de fútbol. Ese ha sido nuestro punto de partida. Pero vamos a por más. Queremos que haya 40.000 personas bajo el paraguas del FC Cartagena en 2022, entre abonados, jugadores, padres, niños y demás familiares vinculados al mayor número de deportes posibles. Y las habrá. No vamos a contar historias ni vender humo. Solo queremos que la cantera se una bajo un mismo escudo y que mucha gente forme parte de nuestra comunidad.

–¿Y los resultados? Esto es deporte. ¿Qué importancia le dan a ir ascendiendo de categoría a los equipos de baloncesto (EBA) y balonmano (Primera Nacional), por ejemplo?

–Nos marcamos un trabajo lento, pero bien hecho. Si por algo se caracteriza este club es por un trabajo de gestión serio y responsable. Es una gestión humilde, de esfuerzo y de trabajo. Vienen los presidentes del basket, del voleibol y del balonmano y nos dicen que quieren crecer como lo ha hecho el equipo de fútbol de la mano de mi hermano. Y eso te llena de orgullo. ¿Los resultados? Vamos a ver cómo llegamos a final de temporada. Igual el baloncesto está cerca del ascenso en primavera. Pues podríamos echar una mano y firmamos un par de americanos, con la ayuda de patrocinadores que perfectamente pueden ser del FCC Business. Si es un esfuerzo asumible, lo vamos a hacer y damos un saltito más. Es obvio que subir el nivel es aumentar también los gastos. Pero no hay que ponerse un límite en cuanto a categorías de los equipos. Lo iremos viendo, sin estridencias y sin cometer locuras.

–¿Vienen muchos clubes a pedir ayuda?

–Sí. Y es normal. Y vamos a hacer cosas al margen de los cuatro equipos que ya están con nosotros. En ciclismo, por poner un ejemplo, tienen a un chico que puede aspirar a batir el récord de la hora. Y vamos a buscar un par de patrocinadores para que cubran los gastos de un evento que se llevará a cabo en el velódromo de Palma de Mallorca. Con el waterpolo vamos a hacer algo similar, con el evento que montan en septiembre en la Cola de la Ballena y el que hacen en julio en la Cala del Pino. Y el dinero que se saque es para el presupuesto de la temporada que viene. Son ejemplos de que ciclismo y waterpolo, sin estar absorbidos por nosotros, cuentan con nuestro apoyo y ayudaremos en todo lo que podamos. El objetivo es crecer. Teníamos 400 chavales en nuestro fútbol base y en tres años queremos tener a 4.000 niños y niñas entre todas las disciplinas.

–Es su primer contacto con la gestión deportiva a estos niveles. ¿Cómo lo lleva?

–Soy bombero, especialista de rescate. He tenido dos gimnasios en Murcia, con 140 alumnos de taekwondo. He preparado a opositores y a muchos corredores populares. El deporte lo llevo dentro desde que tengo uso de razón. Mi hijo mayor ha sido el tercer mejor decatleta de España con 14 años. Pero en mi casa los balones de fútbol han estado prohibidos. Yo debuté en Tercera con el Imperial con 15 años, cuando el Murcia estaba en Primera. Y vi cosas muy feas, que me hicieron olvidarme para siempre del fútbol. No veo al Madrid ni al Barça. Solo veo al Cartagena. Es verdad que con el fútbol no me he vinculado nunca. Le tenía manía.

–¿Y cómo ha sido su reencuentro? ¿Le ha costado acercarse de nuevo al fútbol?

–A mis hermanos los he criado yo. Con 11 años cocinaba y me encargaba de que los dos fueran peinados y con el bocadillo en la mochila al colegio. Y de que sacaran buenas notas. Si suspendían, al llegar a casa lo primero era asegurarse de que yo no me enterara. Mis padres trabajaban fuera y yo hacía de padre y de hermano mayor. Paco me consulta todo y estamos muy unidos. Yo he estado cerca siempre, aunque es verdad que hasta el pasado mes de marzo no me metí de verdad en el día a día del club. Ha sido en este 2020 cuando me he involucrado con él en el Cartagena.

–¿En qué sentido?

–Asesoro en cuestiones de nutrición y de recuperación. Y al 'playoff', por ejemplo, me fui de jefe de expedición. Mi hermano cree en mí y sabe que no le voy a regalar la oreja y le voy a decir las verdades del barquero. Por ejemplo, las dos camisetas de este año las he elegido yo. Le animo a hacer cosas distintas. Somos humildes, pero tenemos que pensar a lo grande. Yo estoy muy ilusionado y ahora mi prioridad es el proyecto de las secciones.

–¿Dónde está el techo de este proyecto?

–Sinceramente, y lo digo con toda la humildad y prudencia, creo que en Primera División. El trabajo de mi hermano y de todas las personas que le acompañan me hace ser optimista. Yo no descarto que en tres temporadas el Cartagena esté en Primera. Al revés, yo apostaría por eso. Vamos a pensar en grande y a trabajar como se ha hecho hasta ahora. El fútbol es muy puñetero y ya nos dio unos golpes inesperados en Majadahonda y en Ponferrada. Pero mi hermano se repuso enseguida. Estar en Primera nos facilitaría muchas cosas en las secciones polideportivas.