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Lydia Martín
Murcia
Miércoles, 7 de mayo 2025, 00:08
Íñigo Méndez de Vigo ha desarrollado gran parte de su carrera mirando hacia Europa. En 1992 inició su trayectoria como diputado del Parlamento Europeo hasta 2011, cuando asumió las funciones de secretario de Estado para la Unión Europea, un puesto que enlazó con el nombramiento como ministro de Educación, Cultura y Deporte hasta el año 2018. Su experiencia le llevará este viernes, 9 de mayo, a analizar los 75 años de la construcción de Europa en el foro 'Espacio Europa', que organiza LA VERDAD junto al Ayuntamiento de Murcia, cuyas reflexiones adelanta en esta entrevista.
–El escenario internacional está cargado de incertidumbre entre conflictos bélicos y la llegada al poder de líderes como Trump, ¿supone esto una encrucijada para la UE?
–Los 75 años de la construcción de Europa, cuyo pistoletazo de salida se dio el 9 de mayo de 1950, son una sucesión de retos y encrucijadas: la reconciliación de los enemigos de la víspera, la defensa de la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho, la reconstrucción económica y social después de dos guerras mundiales, la superación del mundo de la disuasión nuclear, la unión de las dos Europas en la afortunada expresión de Bronislaw Geremek, las sucesivas ampliaciones, la guerra en la antigua Yugoslavia, el 'Brexit', la pandemia de la covid-19, la invasión de Ucrania por Rusia, la aparición de populismos de extrema derecha y extrema izquierda... Es interminable. Visto en perspectiva, lo que han caracterizado estos 75 años han sido los retos y las encrucijadas a las que los europeos hemos tenido que hacer frente. Y lo importante es que la historia de la construcción europea es una historia de éxito, por lo que ahora debemos actuar con determinación ante los desafíos de nuestra época.
–Uno de los puntos más preocupantes es la pérdida de competitividad de los productores de la UE ante las medidas arancelarias de EE UU. ¿Cómo puede responder la Comunidad para defender a sus territorios y productos y asegurar su desarrollo?
–Los informes encargados por la Comisión a los antiguos primeros ministros Enrico Letta y Mario Draghi constituyen dos buenos análisis de la situación de la industria europea, su competitividad y las fisuras del mercado interior. La tarea de las Comisión es convertir ambos documentos en disposiciones de obligado cumplimiento. Mejor antes que después. En cuanto a las medidas arancelarias anunciadas por el presidente de EE UU, observo que sus propuestas cambian de un día para otro, por lo que conviene ser cautos en las declaraciones y exigir firmeza a la Comision en defensa de nuestros intereses comerciales llegado el caso. Y estoy convencido que así lo hará.
–¿Qué otros retos marcan ahora la agenda de Europa?
–En mi opinión, estos son los retos de los próximos años: formular y activar la seguridad y defensa de nuestro continente sin depender exclusivamente de los EE UU, garantizar nuestra soberanía energética y favorecer la autonomía tecnológica.
–¿Cree que la Unión Europea goza de una buena salud para afrontarlos?
–Creo que tiene instrumentos técnicos y jurídicos más que suficientes. Por esa razón, juzgo innecesaria una reforma de los tratados. Además hay que contar con lo que Hércules Poirot, el héroe de Agatha Christie, llamaba «las células grises» de los europeos. Lo decisivo es encontrar el apoyo de los europeos y el liderazgo y el arrojo de nuestros dirigentes.
–¿Qué papel juega España en este escenario?
–Siempre he mantenido que para ser fuertes en Europa era condición necesaria ser fuertes en España. La situación de un Gobierno dividido y dependiente de apoyos externos y al albur de las veleidades de unos supuestos socios no es la mejor tarjeta de presentación para jugar papel alguno.
–El ámbito de la Defensa centra uno de los principales focos de destino de fondos europeos. ¿Cree que la Comisión Europea acierta en esta medida?
–La Comisión cuenta con un comisario encargado de las cuestiones de Defensa por primera vez en su historia; la invasión de Ucrania ha concienciado a los europeos de que no hay libertad sin seguridad –¿quién habría imaginado hace unos pocos años la adhesión exprés de Suecia o Finlandia a la OTAN?–, y su plan Rearmar Europa/Libro Blanco sobre la Defensa europea me parece un buen proyecto.
–Cartagena es una de las ciudades llamadas a ofrecer soluciones a Europa en este último aspecto.
–Cartagena tiene historia, tradición y conocimientos para jugar un papel muy relevante en el proyecto de seguridad europeo. Hago votos para que el Gobierno no deje pasar esta oportunidad.
–Este viernes analizará los 75 años que han pasado desde la Declaración Schuman, antesala de la actual Unión Europea, en el evento 'Espacio Europa'. ¿Nos puede adelantar qué mensaje quiere transmitir a los asistentes?
–La reflexión es triple. La primera consiste en tener siempre presente el éxito del proceso de la construcción europea. Si pudiéramos trasladar a Murcia en nuestros días gracias a la máquina del tiempo que ideó H. G. Wells a los padres fundadores de los años 50, quedarían entusiasmados ante los logros alcanzados. Mi segunda reflexión incide en la importancia en evaluar con conocimiento los desafíos actuales, proponer soluciones y alcanzar acuerdos consensuados para llevarlos a la práctica. Para ello se necesita visión y ambición que son las cualidades más sobresalientes del liderazgo. Finalmente, quiero recalcar que por muy grandes que parezcan los desafíos, el destino está en nuestras manos. Y la Unión Europea es el mejor lugar y, posiblemente el único, para lleva a puerto seguro nuestras ambiciones.
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