Una experiencia que confirma el pulso del sector
Este año he vuelto de Fruit Attraction con la sensación de que la feria no deja de superarse. No solo ha batido récords de participación ... y de espacio expositivo, sino que también ha reflejado con claridad los retos que tenemos por delante quienes formamos parte del sector hortofrutícola español.
Me impresionó ver cómo, con 2.460 empresas expositoras de 64 países –un 8,4% más que en 2024– y cerca de 78.000 m² de exposición, la feria sigue creciendo y atrayendo a profesionales de todo el mundo. Más de 120.000 personas de 150 países la visitaron, algo que se siente en cada pasillo y que convierte a Madrid, por unos días, en el epicentro global de la fruta y la verdura.
La apuesta internacional es clara: el Programa de Compradores Internacionales ha ganado fuerza y este año México y Malasia fueron los países invitados, lo que abre nuevas puertas de negocio y relaciones estratégicas. También me llamó la atención la energía que había en el espacio Innova & Tech, cada vez más potente. Ver cómo Biotech Attraction y Smart Agro crecen un 31% respecto al año pasado demuestra que la innovación tecnológica ya no es un añadido, sino un motor imprescindible.
Otro punto que me gustó especialmente fue el enfoque en sostenibilidad. Vi soluciones reales: envases 100% reciclables para cebollas dulces, nuevas certificaciones ecológicas ganando visibilidad... señales de que la preocupación ambiental va más allá del discurso y empieza a aterrizar en productos concretos.
El tomate como producto estrella también tuvo un protagonismo que trascendió la simple promoción: hubo debates interesantes sobre su papel nutricional y comercial, además de conversaciones sobre el impacto de las relaciones UE-Marruecos. Y, como siempre, fue emocionante ver el peso de las regiones: Murcia estuvo muy bien representada con más de 120 empresas, y Andalucía volvió a liderar como patrocinador principal. En Almería, Granada y Huelva se presentaron propuestas frescas y sorprendentes, desde pepinos tipo snack para niños hasta variedades nuevas de chile.
Pero no todo son luces. Entre pasillos y reuniones, volvió a aparecer un tema que nos preocupa a todos: la presión de los costes energéticos y, sobre todo, las limitaciones hídricas. Son cuellos de botella que frenan la competitividad del sureste español. La innovación está, la voluntad también, pero necesitamos un marco regulatorio más claro y una inversión pública real que respalde la transición ecológica sin ahogar al agricultor.
Para mí, esta edición de Fruit Attraction es algo más que cifras récord. Es el punto de partida del curso para muchos de nosotros: un lugar donde se respira futuro, donde nacen alianzas y donde se habla sin tapujos de lo que nos preocupa. Me voy con ilusión por lo que viene, pero también con la certeza de que toca jugar bien las cartas que la feria ha puesto sobre la mesa.
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