Cuando Delibes escribió su novela 'El disputado voto del Sr. Cayo' adelantó una cuestión que hoy tenemos cada vez más presente: el distanciamiento entre dos ... Españas, la urbanita y la rural, y el problema de la España vacía (o vaciada). Pero también planteó otra cuestión clave: el contraste del lenguaje y discursos de los políticos de la recién llegada democracia (el libro se publica en 1978) y los problemas reales de los ciudadanos. Precisamente ahora que se inicia la campaña en estas elecciones autonómicas y municipales, las cuales, al mismo tiempo, son preludio de unas elecciones nacionales, nuestros políticos tendrían que hacer un esfuerzo por acercarse a los problemas reales y por tratar de infundir algo de «veracidad» en el debate público. Veremos a los candidatos recorriendo pueblos, repartiendo abrazos y promesas de acto en acto, pero, me pregunto, ¿y luego qué? ¿Podremos confiar en todas esas promesas?
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Creo que nos estamos jugando mucho en este momento político. Venimos de un ciclo político que ha sido especialmente agrio y tormentoso, y nuestra Región ha sido uno de los epicentros. La desconexión entre ciudadanía y clase política es evidente y el discurso huero, por mucho énfasis que le pongan, ya no es capaz de camuflar la falta de un proyecto sólido con capacidad de ilusionar. Las cifras de indecisos creo que dan prueba de ello; la «hermandad de los huérfanos políticos» que señaló Ignacio Varela es cada vez más visible.
El reto es, por decirlo con Ortega, superar esa «España oficial», la de los partidos actuales, para que fructifique una España «vital», sincera y honrada. Permítanme una invitación a quienes están de campaña: ¡atrévanse a ofrecer otra política!
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