Esta noche se celebrará el debate electoral entre los candidatos de los partidos con representación en nuestra Asamblea. Es una buena práctica que se reguló ... como obligatoria con la reforma de la ley electoral regional de 2015. En un mundo político donde cada vez estamos más metidos en nuestras cámaras de eco escuchando a los propios, es bueno tener un espacio donde se confronten las diferentes visiones. Por eso, me parece acertado que no se trate de un cara a cara entre los líderes de los principales partidos, sino que este debate esté abierto a otros partidos. Precisamente, los sistemas electorales proporcionales pretenden que la pluralidad ideológica existente en la sociedad se traslade también al circuito político, a diferencia de los modelos mayoritarios que tienden a reconducirla al binarismo derecha / izquierda, con pocas opciones para proyectos minoritarios.

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Ahora bien, para que el debate sea fructífero, se tienen que dar algunas condiciones. La primera es que no se 'enlate', es decir, que el formato no propicie una suma de monólogos. Con el necesario orden y concierto, hay que procurar que se pueda dar un diálogo fluido, para lo cual la labor del moderador es fundamental. De hecho, más allá, debemos reconocer la importancia de los periodistas como intermediadores cualificados en un espacio público demasiado intoxicado.

En segundo lugar, los candidatos no pueden ir a colar sus propuestas y a atacar al adversario, sino que han de estar dispuestos a dialogar. Apelemos a que haya un cierto respeto mutuo, en un momento en el que la política está olvidando normas de urbanidad básicas.

Y, por último, también los ciudadanos tenemos que estar abiertos a escuchar: no seamos unos 'hooligans' pendientes de tuitear el mejor zasca.

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